Cuando se estaba dirigiendo a casa de Gabriela, por así decirlo, porque en realidad no era ni su casa ni una casa como tal, a Fabricio se le ocurrió una brillante idea para ayudar a esta niña y de paso no despegar los ojos de ella, todo esto para la conveniencia del jefe.
—Nuevamente gracias por traerme.
En respuesta a su comentario solo mueve la cabeza en negación, no recuerdo las veces que esta mujer ha dicho gracias y eso le causa un poco de gracia. Parece demasiado tímida, pero a la vez en sus ojos puede vislumbrar otra cosa, algo inexplicable, una fuerza interior que puede observar en su mirada.
—Mañana paso temprano por ti, necesito que me ayudes en algunas cosas.
Gabriela muestra cara de interrogación, no entiende de que va su propuesta.
—Necesito que te conviertas en mi asistente por unos días, serás algo así como la asistente del asistente.
Eso les causo risa a ambos y se escucharon unas carcajadas en el coche.
—Sigo si entender de que va esto.
—Mañana te explicare con mayor exactitud en que necesito que me ayudes.
Gabriela se despide de Fabricio con una sonrisa en sus labios, después de todo el día no termino del todo mal, además de tener una comida decente, hora tiene un trabajo, temporal, pero al fin de cuentas un trabajo.
Cuando él la ve entrar a la puesta que le indico, Fabricio pone en marcha su auto hasta su departamento, en donde inmediatamente se pone a hacer el trabajo de investigación que su jefe le encargo, y es que su secreto mejor guardado es que hace tiempo que se convirtió en el mejor de los hackers y cualquier información es muy fácil de conseguir, además de que en este mundo existen personas que le ayudan a investigar aquello que pocos sabe.
Hace su trabajo de investigación primero con Lía, una chica que parce común y corriente en cuanto a su vida, su defecto es aparentar cosas que no son, a simple vista parece una mujer de alguna posición acomodada, lo que nadie sabe es que sus padres y ella viven en un departamento en una zona muy deplorable.
Llama al número que ha dejado y se comunica con ella para cumplir las especificaciones que su jefe le había enviado en un correo electrónico, en ese correo estaba detallado todo el plan para la boda, nada se le escapaba a ese hombre. Todo estaba perfectamente calculado.
Al tercer timbrazo la mujer contesta.
—Buenas noches, señorita Lía, le habla el asistente del señor Alexander Johnson para solicitarse mañana a primera hora se presente a la dirección que le enviare para unas especificaciones del trabajo que realizara.
Un grito de emoción se escucha tras la línea.
—¿Me está diciendo que el trabajo es para mí?
—Todo se le explicara el día de mañana, no falte por favor.
Diciendo esto cuelga el teléfono para ahora enfrascarse en la búsqueda de la mujer que más le interesa, lo que descubre a continuación lo deja sorprendido. Cada cosa para no creerse.
Se pregunta ¿Cómo una persona tan joven pudo pasar por tanto? Ahora entiendo un poco más sobre la condición en la que se encuentra, su rostro pálido es señal de su embarazo.
Embarazada y sola en un país en donde su ilegalidad puede resultar un problema. Ahora movería las influencias de su jefe para lograr lo planeado antes de que venza el plazo.
Pasada la media noche y cuando creyó que todo estaba resuelto cayó rendido en el sofá en que se encontraba trabajando.
Mientras Alexander se encontraba cenando con su padre, uno que sigue insistiendo en el mismo tema y que ahora está más molesto por el descaro que tuvo su hijo de publicar la nota en el periódico, los socios estaban sumamente molesto ya que eso era lo que menos se esperaban.
—Tienes que entender que lo que hiciste no está bien para tu imagen.
—¡Escúchate padre, lo que estás diciendo es una reverenda tontería! Soy un adulto y no puedo creer que este cediendo a los absurdos planes de unos viejos ridículos que lo único que buscan es llenarse los bolsillos con mi matrimonio.
—Ten cuidado como te expresas de tu padre.
—Yo hablaba de los socios, pero tu solo decidiste meterte en el mismo saco. —Su padre resopla, su hijo es imposible.
—Tu también lograras mucho, así que no te hagas el santo.
—¿A costa de que padre? Casarme con una mujer que claramente no conozco ni quiero.
—Eso pudiste resolverlos fácilmente, hay muchas mujeres detrás de ti, pudiste haber elegido entre una de ellas, pero en lugar de eso, decidiste poner un absurdo anuncio en el periódico.
—Tú me orillaste a eso, y te dije que lo haría así que no vengas con reclamos. Además, esta conversación está resultando absurda, me retiro.
Y diciendo esto tira la servilleta que tenía en sus manos y se levanta de la mesa en la que se encontraba cenando junto a su progenitor. Uno que en estos momentos estaba resultando un dolor en el trasero por sus exigencias.
Llega a su recamara y se dispone a dar un baño que lo relaje y haga olvidar lo que ocurrió en el día, mientras el agua recorre su cuerpo una mujer llega hasta su mente, es muy común que ocurra cada vez que alguna le gusta, se instala en su mente unos días, le pide a su asistente que la investigue, después la tiene en su cama y lo que ocurre a continuación es olvidarse de ella, es un patrón recurrente y mañana ella estará en su cama.