Se compra esposa

El día de la boda

Fabricio se puso como loco cuando vio como Gaby comenzó a caer, posiblemente se le bajo la presión de la impresión, corrió hasta ella y antes de que tocara el suelo logro detenerla, no fue difícil ya que ella muy ligera, tan ligera como una pluma.

Antes de que despertara la detallo por un momento, la veía y pensaba lo hermosa que lucía, sin maquillaje en el rostro, miro a los lados y se permitió pasar el pulgar por su rostro, sintiendo la textura suave de su piel mientras un suspiro salía de sus labios.

—Esta mujer merece más de lo que mi alocado jefe le puede ofrecer, —murmuro en silencio.

—Que hermosa escena.

Escucho la voz sarcástica de su jefe y se sobresaltó, con sumo cuidado coloco a la pequeña en su regazo y enfrento al energúmeno de su jefe quien no se daba cuenta de lo que en realidad ocurría.

—Necesito ayuda, ella se ha desmayado. —Le responde a algo que claramente no ha preguntado, pero lo que menos desea Fabricio es que su jefe se imagine cosas que no son.

Se acerca hasta ella y ahora es el quien toma su lugar, obligando así a su asistente a buscar lo necesario para hacerla despertar. Segundos después vuelve con algo de alcohol que pasaron cerca de su nariz.

Ella al fin despertó y lo primero que vieron sus ojos fue a un hermoso ángel de cabellos castaños y unos hermosos ojos, no recordaba cómo fue que llego aquí, un suspiro salió de sus labios pensando que tal vez estaba en uno de los tantos sueños en que su jefe se aparecía y justo cuando llegaba el momento de darle un beso caía en la realidad de que estaba dormida.

De pronto sintió como aquellas manos que la sostenían masajeaban ligeramente su cuerpo y una sonrisa adornaba al ángel que en estos momentos la sostenía.

Reacciono y se dio cuenta que nada de esto era un sueño, era muy real y lo confirmo el carraspeo de Fabricio a quien volteo a ver apenada, se levantó de golpe y en el proceso termino chocando la frente junto al de Alexander, fue doloroso, pero no le importo, lo que quería era dejar de sentir las cosquillas que comenzaban a arremolinarse en su interior por el contacto de este hombre.

Alexander también se levantó y camino a la puerta sin decir nada, justo antes de salir y con la puerta ya abierta voltea a advertirle a Fabricio.

—Dense prisa que la ceremonia está a nada de comenzar.

Y es ahí cuando Gabriela cayo en cuenta de la razón de su desmayo, lo recuerda a la perfección, el loco asistente que se encuentra aquí le había dicho que ella era la novia, se acerca hasta él y le dedica una mira interrogante.

Él no dice nada, camina hasta la maleta que traía y de este, saca un sobre y sin palabras de por medio se lo entrega para que se disponga a leer.

Ella comienza a hacerlo y es como si alguien le hubiera echado agua fría a su cuerpo, las clausulas ahí indicadas son las que ella redacto, con la pequeña diferencia que no aparecía el nombre de Lía si no la de ella; Gabriela, misma que solo esperaba su firma para hacer efectivo el contrato que está por llevarse a cabo.

—Lo que tienes en las manos es el contrato prematrimonial, al firmar estar de acuerdo en las condiciones que acordaron en aquella reunión, vivirás como la esposa de Alexander Johnson.

Solo escuchar esto se le comenzó a revolver el estómago, posiblemente por el embarazo o tal vez por los nervios. De forma instintiva se llevó las manos al vientre como si en esta encontrara una respuesta.

—Pero lo que dice aquí es que yo tengo que…

—Así es, es la decisión del jefe y no tienes tiempo para pensar nada más. O firmas y le das un mejor futuro a tu hijo o sigues viviendo en la misma pocilga en la que estas, perdón que te hable así, pero esto es por tu bien. —Escucho la voz dura de Fabricio quien hasta el día de hoy solo la había tratado con delicadeza.

—Y mi ilegalidad —Trataba de aplazar aquella decisión, cuando vio la nota en el periódico se juró que nada le importaría y firmaría las condiciones que se le especificaran, pero nada la preparo para esto, no podía.

—Aquí tienes —Y diciendo esto le tendió un pasaporte y la visa que indica una nueva razón de su estadía.

—Si no te casa, ninguno de esos papeles te servirá, incluso el primero que se te dio por cuestiones laborales, tampoco tendrás acceso a ninguno de los beneficios de los que te hablo el jefe en aquella primera entrevista, ya que se le dijo al estado que tu estancia aquí es por una boda, después de esto tendrás que permanecer casada, mínimo un año, que precisamente es lo que dura el contrato. No tienes más que pensar la decisión están en tus manos.

Nuevamente lleva sus manos hasta su vientre y mentalmente le decía a ese ser que lo hacía por él, por su bienestar y el mejor futuro que vino buscando a este país sin importar los sacrificios que tuviera que hacer.

—De manera que no hay salida. —confirma.

—Así es pequeña, hazlo por él —Señala su vientre y sin permiso se acerca hasta ella y toca su vientre, ella se lo permite volviéndose este momento, un momento demasiado íntimo.

Una lagrima recorre su mejilla, firma el documento jurándose que esto lo hacía por su bebé, solo por el bebé.

Se escuchan unos toques en la puerta, segundos después y sin haber dado autorización, una mujer entra llevando en sus manos el mismo vestido que ella había elegido, entra otras más con un set de maquillaje, todo ocurre muy rápido, entre todas peinan su cabello y maquillan su rostro, cuando todo esto estuvo listo pidieron a Fabricio que saliera, con sumo cuidado le ayudan a colocarse el vestido y en menos de los que se imagina esta vestida de novia.




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