Con la cara desencaja de su padre y la misma de los socios Alexander cada vez se sentía más feliz, feliz de saber que cumplió lo que, solicitado, pero sin dar gusto a los viejos cavernícolas sentados en una mesa alejado de los demás. La sonrisa en sus labios nadie sería capaz de borrársela, lo único que lamenta en estos momentos es que su madre no este junto a ella, que se haya marchado sin ver un acontecimiento como este para su único hijo.
Después de todo una ceremonia bien organizada la fiesta al fin dio su término, un baile, un brindis, todo estuvo perfecto y tener cerca a esta mujer que, aunque ni ella misma se crea lo hermosa que es, para él no puede existir alguien más perfecto para cumplir este papel, ella a partir de aquí será su esposa a quien podrá presumir sin pena alguna.
La noche llego y con ella nos nervios de Gabriela, un nuevo comienzo en su vida estaba abriendo sus puertas, aquello por lo que soñó estaba a un paso de ser logrado. Antes de marcharse se acercó hasta la señora Ángela, ella necesitaba algunas explicaciones.
—Hija, que hermosa te ves —Le expreso al verla acercarse hasta ella y darle un abrazo.
—Gracias, seguramente tendrá muchas dudas ya que todo fue tan repentino.
—No hay nada que explicar, el cómo se dieron las cosas ya Fabricio se encargó de contármela, entiendo perfecto que esto que estás haciendo es por tu bien y el del hijo que estas esperando, solo te pido que disfrutes esto y te permitas ser feliz.
Después de otro abrazo más se separa de ella en busca de su esposo para al fin marcharse de esta fiesta. En el camino se encontró con Fabricio, desde la mañana no había vuelto a verlo, sabía que estaba en la fiesta, pero no se había querido acercar porque aún estaba molesta con él.
—Puedo darte un abrazo.
Voltea a verlo y le dedica una mirada de reproche, claro que sabe que toda esta situación no fue su culpa, pero no pudo evitar sentirse traicionada ya que Fabricio se ha convertido en una persona importante en su vida.
—Que sepas que aún estoy molesto contigo.
—Perdóname, no quise incomodarte, pero ya sabes que fueron órdenes del jefe y contra eso no podía hacer nada más. Permíteme darte un ultimo abrazo porque de aquí en más tú te conviertes también en mi jefa.
—Alto ahí hombre, no quiero que me comiences a llamar señora ni nada de esas cosas, para ti seguiré siendo Gabriela, o Gaby como prefieras llamarme, el día que te escuche llamarme con respeto de jefa, le pediré a Alexander que te despida y no estoy jugando —Una sonrisa adorna su rostro señal de que sus ultimas palabras fueron una broma.
Se funden en un abrazo cálido, para Fabricio esta situación es un tanto incomoda ya que entiende que esta mujer ahora es la señora de uno de los hombres más importantes del país, uno que no ha tenido una relación seria desde que lo conoce y solo espera que no haga sufrir a esta mujer.
—Gracias por todo, Fabricio, eres un excelente hombre, jamás dejes de ser mi amigo. —le expresa sin aún soltarlo.
—Así será señora Johnson.
Le golpea la espalda al escuchar la forma en que la llamo, sabe que solo está jugando, antes de soltarlo se vuelve a apretar más a él.
—Si has terminado de felicitar a mi novia, haría el favor de devolvérmela.
Escucharon la voz de un novio algo desesperado por ver a su ahora esposa siendo abrazada por otro hombre, mismo hombre que se prometió que el día que se casaran las cosas cambiarían, ahora viéndolos de esta manera un montón de sentimientos desconocidos se arremolinaron en su ser.
Ambos dejan el abrazo y voltean a verlo. Nadie dice nada, Alexander toma de la mano a Gaby y camina con ella sin decir a dios a su asistente.
—¿Así que eres una buena amiga de Fabricio?
—Sabes perfectamente que no conozco a nadie en este país, Fabricio después de Ángela es la única persona cercana que tengo en este lugar.
—Ahora no estarás sola nunca más. —Su declaración le trajo paz a su alma ya que por lo menos durante un año estaría acompañada, la vida ya dirá lo que vendrá después.
—Ahora a ¿Dónde es que vamos?
—A nuestra luna de miel.
—¿No era una broma?
—Jamás.
Los demás solo los veían partir en un coche, cuando al fin desaparecieron de sus vistas los socios se acercaron en manada a exigirle respuesta al viejo mayor.
—Saben cómo se las juega mi hijo así que dejémoslo ser con su nueva esposa, que fue lo que solicitaron.
—¿Tu un viejo con experiencia se dejó engañar por su cachorro? —Hablo el líder de todos, un hombre que se las ha ingeniado, usando sus recursos para manipular a todos, especialmente sus hijos, a los cuales siempre la ha impuesto lo que tienen o no que hacer y obviamente ha querido hacer lo mismo con su hijo. Alexander busca la aprobación de las demás personas a pesar de ser uno de los hombres más poderosos del país, sin embargo, siempre busca la aprobación de los demás.
Cada uno tiene sus propios demonios ¿no creen?
Los hombres siguen charlando sobre lo que es correcto o no según sus ideales y principios, al final de cuentas ¿Quién puede ir contra eso? mientras los novios se encuentran con rumbo desconocido, para ella claro está. En el auto Gabriela se encuentra nerviosa y sus manos se unen moviéndolas desesperadamente, ya solo le falta morderse las uñas, que claro no hará por estar frente a este hombre.