Las cosas mejoraron un poco con la revelación del estado crítico de Gabriela, Alexander reflexiono y entendió de a poco que ella lo necesitaba, su instinto pedía a gritos que no permitiera que nadie más se acercara a ella, que ella pudiera confiar tanto en él que no existiera alguien más a quien pudiera correr en busca de ayuda más que él.
Había pasado una semana en la cual Alexander se olvidó de llamar a alguna mujer y eso fue un record, también llegaba un poco más temprano de lo habitual para estar al pendiente de la condición de Gabriela, también vigilaba a la perfección lo que se le daba de comer y hasta ahora las cosas estaban marchando bien.
Como le dijo a Fabricio, Alexander se encargó de instruir a Gabriela en los hábitos y modos de una mujer de sociedad, claro de forma teórica, ya tendrían tiempo de llevar a la práctica lo aprendido.
Precisamente en estos momentos se encontraban ensayando la forma correcta de usar los cubiertos.
—No, esa cuchara es para el té.
—Entonces este —Señalo otro casi del mismo tamaño.
—En efecto, ese es el del postre.
—No entiendo porque no pueden usar uno solo si sirven para lo mismo, es ensuciar más y desperdiciar más agua al lavarlos.
—Nunca me había puesto a pensar en eso, pero así lo indica, y aún faltan muchos más que tienes que conocer, así que deja de quejarte y pon atención, de lo contrario tu maestro te pondrá cero.
Gabriela sonreía ante las ocurrencias de su esposo quien desde aquella noche en que le contó lo que ocurría con su embarazo y algo de la charla que tuvo con Fabricio hizo un cambio en él ya que cuando volvió su actitud había cambiado y desde aquel día la ha cuidado y ha podido conocer al hombre y no solo al empresario que toma decisiones con la cabeza fría. Se permitió conocer al hombre son sentimientos y que también necesita ser escuchado.
Durante días Alexander convivio con su esposa mientras se encontraba en cama, por la mañana le llevaba el desayuno supervisado por el mismo, para que se incluyeran todos los grupos de alimentos que indico la doctora, también dejo la lista a la encargada de la cocina advirtiéndole que tenía que ser muy cuidadosos con lo que le llevaban de comer y que no quería fallas. Antes de que terminara el día él llegaba un poco más temprano para poder dar clase de “modales” como ella lo llamaba, aunque a decir verdad a Alexander le encantaba la sencillez de Gabriela.
Después de todo no estaba tan mal enfocarse en una persona y olvidarse por momentos de las otras, aunque no era fácil ya que constantemente su cuerpo pedía a gritos que llamara a alguna de las que estaban en lista de espera; la mirada inquisidora de Fabricio es lo que impedía que cometiera más locuras, Fabricio se había convertido en su conciencia y no fue necesario que volviera a darle un sermón. Por ahora se conformaría con auto complacerse y permitirse disfrutar de la vida sin poner adelante a las mujeres.
La sorpresa con la que se encontró hoy en la empresa es que solicitaban su presencia en la empresa que tiene del otro lado del mundo, sí, sus viajes eran recurrentes, pero ahora que había empezado a conocer a su esposa cayó en la realidad de que no la quería dejar sola, quería llevársela y aprovechar para seguir mostrándole el mundo, pero claro que no podía, su estado crítico se lo impedía, así que tuvo que resignarse a viajar solo.
—Fabricio, necesito que estés al pendiente de todo lo que pueda llegar a necesitar Mi ESPOSA —Recalco la palabra esposa para que le quedara claro que el hecho de que lo dejara a su cargo es porque no tenía otra opción, quería lo mejor para ella.
Fabricio estaba encantado de estar a su lado, aunque para muchos resulte difícil de creer a ella solo la ve como una amiga más, una mujer que necesita ser cuidad y amada y en ocasiones le recuerda a la hermana que alguna vez tuvo y perdió, aquella que no pudo salvar de las manos de un desgraciado que solo la uso para su conveniencia, en ella puede ver a aquella chiquilla que sonreía mientras le leía un cuentos o jugaba con ella o iban juntos al parque; el destino le pudo a Gabriela en el camino para que pudiera cuidarla, es como una oportunidad que le han dado para redimirse, para hacer las cosas mejor, ya que en el pasado no pudo. No permitiría que Gabriel sufriera más de lo que ya ha sufrido en su vida.
Por la noche Alexander le comunico a Gabriela el viaje al que tendría que ir durante unos días.
—Solo serán unos días, cuando vuelva seguiremos con nuestras clases. —Le decía mientras tomaba sus cachetes y jugueteaba con ellas—. Por lo mientras Fabricio estará al pendiente de cualquier cosa que necesites.
—No es necesario, con la ayuda de todas las chicas del servicio puedo arreglármelas bien, tampoco es que me ponga a hacer cosas innecesarias.
—Lo sé, pero creo conocerte un poco y te aseguro que querrás levantarte de esa cama por desesperación y no señora usted permanecerá ahí hasta que cierta personita decida salir a conocer el mundo.
Se acercó hasta ella y detallo el pequeño vientre abultado que comenzaba a mostrarse, la primera vez que lo hizo había pedido permiso, ahora ya no lo hace, ambos se han acostumbrado a sentirlo y esperar su llegada. Para Alexander son emociones fuertes, poco a poco se iba mentalizando en que se convertiría en padre de un niño que no lleva su sangre, un niño al que ha aprendido a esperar su llegada por medio de la alegría de su madre, verla emocionada y con el brillo en los ojos le dio la emoción que faltaba a su vida.