Se compra esposa

Ha llegado la hora

Gabriela

Entro a mi habitación y al fin puedo respirar, esa loca mujer se ha marchado y creo que es lo mejor, después de todo lo que han hecho contra nosotros creo que es justo y necesario, solo necesito que me dejen en paz y poder disfrutar de la familia que nos ha costado forjar.

Hasta hace unos momentos Fabricio era un hombre feliz, sonriente, sabía que algo guardaba en su corazón y en una noche estrellada mientras tomabas un café en mi pueblo me contó un poco de su vida, supe n ese entonces que estaba bien, que las terapias habían funcionado y que solo quería ser un hombre feliz y al parecer lo estaba logrando hasta esta noche; la aparición de esa mujer y después la llamada misteriosa que recibió fue el detónate para que su semblante cambiara, ahora era otro Fabricio, no mi ángel de la guarda. Hace unos momentos nos contó que tenía que marcharse, se va dejándonos con un vacío en el corazón, porque después de todo él ha sido nuestro apoyo, él fue un pilar importante para que nuestro amor prevaleciera. Él fue quien siempre me hizo pisar la tierra, quien me abría los ojos a ver otra realidad y no dejarme llevar por mis instintos, por él y sus consejos es que estoy aquí viviendo con el hombre que amo, porque talvez mucho pensaran que es una completa locura perdonar a alguien cuando te fue infiel. Y si es loco, pero pude ponerme en su lugar con Emma fue una situación especial, sabía lo que su padre estaba planeado y aunque no me lo dijera supe que todo el teatro era parte del plan para terminar de alejarnos. Las demás mujeres que pasaron en su cama no me interesaban, no había nada que yo pudiera hacer contra lo que fue mi marido; un mujeriego de lo peor. Gracias a los sabios consejos de mi amigo pude entender y confiar, ahora no lo tendré mas a mi lado y solo espero que pueda ser feliz y encontrar pronto la felicidad que le fue arrebatada hace años.

Por lo poco que nos contó tendrá que volver a la ciudad que lo vio nacer, lejos de nosotros y lloré por largo rato porque sé que lo extrañare, durante estos casi dos años él ha estado a mi lado siempre, es mi ángel y jamás dejara de serlo, por otro lado, me alegra que se marche porque estará lejos de las garras de la loca de Emma y por lo menos restara algo de intranquilidad a su vida y a la nuestra.

—No debes preocuparte más.

Escucho la voz de mi esposo quien ha llegado hasta mí y ahora me tiene entre sus brazos, de verdad que quiero olvidar, pero esa mujer me da miedo y hasta que no la vea internada en un manicomio estaré feliz, no me gusto la manera en que veía a mi hija y mucho menos que me haya amenazado.

—No puedo, no puedo estar tranquila sabiendo que afuera esta esa mujer loca, y no es la única, te recuerdo que no hemos sabido nada de Lía y de Diego ni hablamos.

—Ya me ocupé de ellos y debes estar tranquila, por ahora no se acercarán a nosotros, te lo puedo asegurar, ¿creíste que no me ocuparía de la seguridad de mi hija y mi esposa?

Escucho la palabra esposa y me recuerda que es un tema que no termínanos de aclarar debido a la llegada de esa mujer, y creo que ha llegado la hora porque parece que viví engañada durante este tiempo.

—¿Cómo es eso que sigo siendo tu esposa? —pregunto dejando por un momento el tema sobre lo que hizo o el paradero de aquellos que solo nos han hecho daño. Lo veo restregarse un poco el rostro, señal de que estaba nervioso.

—No hay mucho que decir solo que jamás nos divorciamos tu serás mi esposa hasta que la muerte nos separe, te amo y jamás permitiría que te vuelvas a ir, mucho más ahora que tenemos a nuestro hermoso retoño.

—Sé que después de todas las emociones vividas desde nuestro reencuentro, lo de tu padre, la llegada de Ángela y todo esto no hemos podido hablar mucho, sabemos que nos amamos, pero hubo cosas que nos separaron, mi orgullo y mi sed de venganza me hicieron alejarme aun cuando no lo deseaba, el dolor que sentí al perder a mi bebé me llevó a un estado de tristeza; ahora soy feliz y sé que podemos resolver todo estando juntos. Te amor y lo único que te pediría es que jamás te vuelvas a meterte entre las piernas de otra mujer que no sea yo.

Su sonrisa de lado me da la idea de hacia donde se dirigen sus pensamientos, este hombre es así, posiblemente de todo lo que le dije solo escucho lo último y me lo confirman sus palabras.

—Amo estar entre tus piernas y jamás podría estará con alguien más.

—Prométeme que, aunque de eso dependa mi vida ni por eso lo harás porque créeme que moriría mas de tristeza la saber que me has engañado, soy una mujer celosa y soy capaz de descuartizar a quien sea que ose acercarse a ti.

—Mi celosita hermosa, solo te amo a ti y nada lograra que mire a otra mujer que no seas tú.

Aquellas palabras fueron un bálsamo sanador y sabiendo que nuestros padres cuidan a la pequeña Ángela decidimos aprovechar el tiempo, dejamos de lado las palabras para hacer que nuestros cuerpos fueran los que hablaran.

Después de darnos un baño, vamos en busca de mi pequeña porque seguramente estará pidiendo su comida. Cuando llegamos a su habitación nos damos cuenta que no está en su cuna. Enseguida me asusto pensando lo peor, bajamos corriendo las escaleras en busca de nuestros padres y todo susto desaparece cuando vemos la escena enfrente.

Ambos están embelesados viendo a Ángela mientras la arrullan en su moisés, en susurros platican de algo que no logramos entender. Por lo menos puedo decir que a mi padre se le ha ido la tristeza de los ojos.




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