Se compra esposa

Final

En definitiva, la boda estaba arruinada, después de planearla minuciosamente durante meses para que todo saliera a la perfección, llegaron dos locos a hacer que este momento se convirtiera en un recuerdo no muy agradable.

En el piso se encontraban tendidos Alexander Johnson junto a una loca desquiciada que más tarde se enteraron había estaba ayudando a su padre desde afuera, con el poco dinero que le quedaba logró comprar a algunas personas y poder escapar, lo había hecho un día antes, pero nadie fue capaz de avisarle a su hijo que este había huido, por lo menos para que estuviera prevenido.

Gabriela estaba en shock y sus ojos están abiertos de par en par, ver la escena no la dejaba respirar y lo único que puede hacer es refugiarse en los brazos de su esposo. Por su parte Alexander veía con horror la escena, sentimientos encontrados tenía en su corazón; por una parte, esta triste de ver la forma en que su padre terminó, aunque de alguna manera se lo merece, pero eso no quita la sensación que se forma en su pecho y por el otro está feliz porque al fin las dos personas que se encuentran tendidas en el suelo, están pagando la condena que ellos mismos se autoimpusieron.

—Señor, lamentamos los inconvenientes —Habla el oficial de la policía—, Por desgracias ninguno de las dos personas presenta signos vitales.

—¿Se sabe quién les disparó?

—No es posible determinarlo, ya hemos mandado a rodear el área y hasta ahora no se ha encontrado rastro de persona sospechosa, revisaremos cámaras de seguridad del área y esperamos tener una respuesta.

En realidad, a Alexander no le importaba saber la verdad, ya no tienen sentido, podría escucharse mal y hasta parecer que es un insensible, pero era lo que su padre provocó en él, fue el causante de que en su alma no hubiera más que rencor para la persona que le dio la vida.

Mientras en la iglesia los invitados se marchan rumbo hacia donde será la recepción, muy lejos de ahí una mujer ríe por haber logrado su cometido. Tenía momentos de lucidez, así como momentos en los cuales no recordaba nada. se sentó bajo la sombra de un árbol mientras los pocos recuerdos lucidos llegaban a ella; había escuchado que el amor de su vida se casaba así que fue con la firme intención de interrumpir la boda, solo que al momento de llegar se encontró con una escena que su cabeza no pudo procesar, alguien estaba tratando de hacerles daño y eso no lo permitiría.

Ahora solo recuerda que actuó antes de que ellos lo hicieran, nada más. En su conciencia quedaba que había salvado al amor de su vida, aunque a uno lo había perdido por siempre, aun había dos en el mundo por los cuales lucharía.

Ya se dijo que estaba loca.

***

Los novios al fin salieron de la iglesia, incluso antes de que se pudieran llevar los cuerpos, no había mas nada que hacer; Gabriel y Sara se habían ido con su Ángela enseguida que ocurrió todo, por fortuna se encontraba profundamente dormida y no despertó hasta que escucho el alboroto y enseguida les pidió que la sacaran de ahí, Alexander no iba a permitir que su hija creciera con un recuerdo tan desagradable como la que acaban de presenciar.

La pareja trata de olvidar por instantes lo que ocurrió, y lo logra al disfrutar de toda la vista que con esmero habían preparado. Todo trascurrió sin mayores incidentes, todos hacían lo posible para que no recordaran lo que pasó en la iglesia.

Fabricio se acercó hasta ellos para despedirse, había dejado algunas obligaciones de lado solo para estar con ellos en este día tan especial. Llegó hasta Gabriela y lo envolvió entre sus brazos.

—Te deseo siempre lo mejor —Le hablaba mientras seguía abrazándola—, recuerdo aun como la niña con miedos e inseguridades llegó hasta mi en busca de una oportunidad para ocupar el puesto de esposa de mi loco jefe, te veías tan frágil, tan inocente, tan pequeña, que por momentos tuve miedo de que desfallecieras, pero a pesar de ver así tu físico pude ver dentro de ti y sabía que eras una guerrera; lo sigues siendo. Siempre pude ver a través de ti porque eres transparente, después te convertiste en una mujer de sociedad y por dentro seguías siendo la misma, aunque aparentaras otra cosa. Te admiro Gabriela Johnson, eres una excelente mujer y puedo asegurar que Alexander fue el que se ganó la lotería, él no te compro a ti, tú lo compraste a él.

—Eh, ¿puedes soltar ya a mi esposa? —escalmo Alexander, aun recordaba a aquellos momentos en los que los veía demasiado unidos y sus celos comenzaban a florecer, eran sentimientos desconocidos en ese entonces. Con el tiempo entendió cuan conectados estaba ellos, y comprendió también que no existía una razón para ponerse celosos.

—No, es mía —respondió Fabricio poniendo a un lado a Gabriela, pero sin soltarla.

—Esto no es gracioso Fabricio, ella es mi esposa y solo me ama a mí.

Diciendo esto tomo delicadamente la mano de su esposa y lo halo hasta él, de forma posesiva coloco su brazo alrededor de su cintura.

—Te ves gracioso en tu faceta de hombre posesivo y celoso —Se burló de él secundado por Gabriela—. Pero ya fuera de broma quiero desearles lo mejor, ya no existen las personas que les querían hacer daño, sin embargo, en el camino se encontraran con muchos más obstáculos que espero de corazón pueda resolver, ustedes son una pareja que admiro, porque han sabido salir adelante a pesar de las adversidades. El suyo es un amor que muchos pueden envidiar.




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