Secretos Del CorazÓn

Bajo la Luz de la Verdad

Para Amelia, el aire estaba cargado de tensión mientras caminaba para encontrarse con Gabriel. Por su mente cruzaban muchas ideas negativas, pensaba que Gabriel se había arrepentido de seguir su relación, después de conocer el episodio oscuro de su pasado. Temía que estando solo, lo hubiera analizado y cambiado de opinión. Su corazón se alivió al ver el rostro sonriente y relajado de Gabriel, entonces sus miedos se disiparon.

  • Gabriel, nunca me había sentido tan feliz y cómoda con alguien como contigo. Cada momento a tu lado es especial.
  • Estoy de acuerdo, Amelia. Me haces sentir vivo de una manera que nunca antes había experimentado. Eres la luz en mi vida.

Gabriel ha venido analizando que es hora de que también exponga el dolor y la desilusión que marcó su vida y cambió su visión sobre el amor y las relaciones; y cómo fue su vergonzoso proceder frente a las mujeres. Estaba convencido de que Amelia es la mujer con la que quiere compartir su vida, por tanto, debe ser sincero. Confiaba en su comprensión, pero de todas formas no era fácil confesarse.

Gabriel, decidió abrir su corazón y contarle sobre su doloroso pasado. Sentado frente a ella, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y determinación.

  • Amelia, hay algo que necesito compartir contigo. Yo también debo sincerarme.

Amelia era plenamente consciente de que Gabriel estaba a punto de abrir su corazón y revelarle una experiencia dolorosa de su pasado. Sentados en un rincón tranquilo, Gabriel se sumergió en sus recuerdos mientras Amelia lo escuchaba con atención, preparada para escuchar su confesión.

  • Amelia, déjame contarte una historia que dejó una profunda marca en mí -comenzó Gabriel con voz serena pero cargada de emotividad-. Hace años, durante mis estudios de postgrado, me enamoré perdidamente de una compañera. Éramos inseparables, compartíamos risas y sueños juntos. Pero, desafortunadamente, lo que parecía un amor verdadero resultó ser una cruel farsa.

Amelia asintió con tristeza, invitando a Gabriel a seguir compartiendo su relato doloroso. Gabriel continuó con voz entrecortada, recordando la traición que había sufrido.

  • Descubrí que ella estaba utilizando nuestra cercanía para conocer mis proyectos y acceder a mis contactos para sus propios fines. Aprovechó mi confianza y mi trabajo para robar mis ideas y clientes más valiosos, para llevárselos a otra empresa, que pertenecía a su verdadero prometido. Fue un golpe devastador para mí, tanto a nivel personal como profesional. Estuve al borde de la quiebra completa.

Amelia sintió el peso de la traición en las palabras de Gabriel y no pudo evitar imaginar la magnitud del dolor que había experimentado.

  • Gabriel, no puedo ni siquiera comenzar a imaginar lo doloroso que debió haber sido descubrir esa traición -expresó con compasión en su voz-. Debió haber sido un golpe duro para tu corazón y tu carrera.

Gabriel asintió, agradecido por la comprensión de Amelia.

  • Sí, utilizó información confidencial y me causó muchos problemas -admitió con pesar-. Pero lo que más me dolió fue la pérdida de fe en las relaciones y la honestidad de las personas. Me sentí utilizado y engañado -suspiró profundamente antes de continuar, confesando su arrepentimiento.

Y lo que más lamento es que, a partir de ese momento, decidí protegerme emocionalmente. Me volví desconfiado y cauteloso, aunque esa descripción se queda corta para lo que realmente fui. Comencé a tener relaciones fugaces, sin valorar a las mujeres, pensando que de esa manera evitaría ser lastimado nuevamente. Me comporté como un verdadero bastardo.

Amelia escuchó sus palabras con una mezcla de compasión y tristeza. Si bien entendía cómo el dolor y la desilusión habían llevado a Gabriel a adoptar esa actitud defensiva, también sabía que aquel no era el camino hacia la felicidad verdadera. El deseo de protegerse a sí mismo había dejado cicatrices en su corazón, pero Amelia creía firmemente en la capacidad de sanar y en la posibilidad de un amor genuino.

  • Gabriel -dijo Amelia con suavidad, colocando su mano sobre la de él-, entiendo por lo que has pasado y cómo eso ha influido en tu forma de ver las relaciones; pero quiero que sepas que no todos somos iguales. A veces, es necesario arriesgarse.

La traición y el engaño causaron un profundo dolor y desilusión en Gabriel. Sintió que había confiado ciegamente en alguien que solo buscaba aprovecharse de él y de sus conexiones profesionales. Como respuesta a esta traición, Gabriel decidió protegerse emocionalmente y vengarse de las mujeres, evitando involucrarse sentimentalmente y teniendo relaciones pasajeras, sin ningún compromiso real.

  • Gabriel, entiendo por qué te volviste reservado y que hayas querido protegerte, pero no puedes generalizar y maltratar a todas las mujeres por la acción de una persona. Recuerda que no todas las personas somos iguales; hay quienes valoran la confianza y el respeto en una relación. No puedes permitir que esa experiencia negativa te marque y lastimes a otros -expresó Amelia con comprensión en su voz.
  • Tienes razón, Amelia. Me di cuenta de que estaba cometiendo un grave error y estaba castigando a mujeres inocentes, por los errores de una sola mujer. La venganza solo perpetuaba el propio dolor. Me volví frío, malhumorado y distante, evitando cualquier tipo de compromiso emocional. Tarde entendí que no era excusa para comportarme de manera vil -respondió Gabriel, reconociendo sus errores.
  • Gabriel, el dolor y la desilusión son parte de la vida, pero no podemos dejar que nos consuman. Aprender de esas experiencias y sanar nuestras heridas nos ayuda a crecer como personas. Estoy aquí para apoyarte y ayudarte a recuperar la fe en el amor y las relaciones -aseguró Amelia, ofreciendo su apoyo incondicional.
  • Gracias, Amelia; eso es justo lo que has hecho por mí durante estas semanas. No te habías dado cuenta, pero fue algo mágico e instantáneo. Desde la primera vez que nos vimos, en lo más profundo de mi ser, supe que eras especial y que marcarías mi vida, ya sea para bien o para mal -confesó Gabriel sinceramente.
  • Espero que sea para bien y no te arrepientas -bromeó Amelia, tratando de aliviar la tensión.
  • Lamento mi comportamiento, fui un patán. Pero por favor, créeme, nunca lastimé a nadie físicamente. No soy ese tipo de hombre, no soy violento. No quiero que haya confusión. No me enorgullezco de mis acciones, porque hubo maltrato emocional cuando solo me interesaba satisfacer necesidades físicas y luego ni me acordaba de sus nombres. Siempre fui claro, las llenaba de regalos y de esa manera erróneamente trataba de compensar -confesó Gabriel con pesar en su voz.



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En el texto hay: pasado, redención, "amor

Editado: 10.06.2023

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