"No se dejen pisotear por nadie"
Aisha:
—¿De qué están hablando? —exclamo con un poco de enojo en mi voz.
—Es momento de que seas una mujer y aferentes tus errores. —anunció mi madre mientras se sacaba un guante.
—No entiendo nada ¡Díganme de una vez que está pasando! —me exalto.
—Manten la compostura Aisha, te ves vulgar así —mi madre me lanza una mirada reprobatoria—. Cuantas veces tendré que decirte que una Dama no levanta la voz.
Estuve a punto de gritarle otra vez, pero eso solo traería más problemas. Tengo que mantener la calma para descubrir todo este enredo.
—¿Me van a decir que hacía ese hombre aquí? —me cruce de brazos.
—Tu padre y él concretaron un buen negocio —la mención me recuerda que está al lado de mi madre en total silencio.
—¿Tuviste la desfachatez de hacer un negocio con él después de lo que me hizo? —me dirigí a mis padres.
—¿En serio, Aisha? —bufa—. No entiendes que lo hice por ti. Deberías darme las gracias por salvar tu reputación ante nuestros amigos.
—Estás escondiendo todo esto trás mi “error”, pero lo único que te importa es el dinero que vas a obtener a cambio.
—Aisha, no le hables así a tu padre. —me regaña mamá.
—Que no le hable así —rio con sarcasmo—, si me tratan como moneda de cambio.
—Es para que aprendas a ser mujer y dejes las niñerías esas. —me señala papá con desdén.
—¿Niñerías? Acaso no puedo estudiar algo que me gusta. —mi voz se rompe.
—Eso no te llevará a ninguna parte. —me señala—. Estoy cuidando tu futuro.
—¡Un futuro que no quiero!
—Pues tendrás que aceptarlo si quieres seguir viviendo con lujos. —comienza a caminar hacia su despacho pero parece recordaré algo.
»—Y desde ya te informo que mañana vendrán a cenar el Sr. Domínguez y su familia, te recomiendo empezar a crear una disculpa.
Y sin más desaparece en su estudio.
—Aisha —me llama mi mamá y fijo la atención en ella—, más te vale vestirte al menos decente para la cena. —me da una mirada despectiva antes de desaparecer.
Doy un suspiro profundo mientras mi mente intenta descifrar que se traen entre manos mis padres, pero no llego a ninguna conclusión.Cansada de este ajetreado día camino hasta mi habitación y me tiro en la cama intentando olvidar todo lo que ha pasado.
Un maullido y el común ruido de la silla de ruedas de mi abuela, me hacen levantar la cabeza y fijar la mirada en la puerta.
La abuela lleva a duquesa sobre sus piernas, quien se sube a mi cama y se acurruca a mi lado.
Gata malcriada.
—¿Sabes algo de lo que traman mia padres, abu?
—No, cariño —me acaricia el cabello—. Pero algo bueno no debe ser.
Deja un beso en mi frente antes de irse y yo cierro los ojos permitiéndome descansar.
****
—¿Por qué traes esa cara? —pregunta Jack cuando llego a su lado.
Nos encontramos frente al hospital. Quedamos en vernos aquí para ver como seguía Edward. Aunque en el fondo, queríamos enterarnos de que pasó anoche entre los dos.
El chisme ante todo.
—Nuestros padres estan tramando algo. —suelto con un suspiro.
—¿Algo? ¿Cómo qué? —pregunta extrañado mientras ambos caminábamos por el pasillo en dirección a la habitación de Edward.
—No lo sé, solo dijeron que era la forma de pagar por mi error. —me encojo de hombros.
—Tal vez te harán ir de compras con alguna de las hijas de sus clientes.
Nos detenemos frente a la habitación.
—Temo que esta vez será peor. —musito antes de abrir la puerta.
La imagen que se desplega ante nosotros hace que una sonrisa se dibuje en mi rostro. Frente a mi están Edward y Abby, ambos acostados en la cama que corresponde al enfermo. Ambos abrazados, Abby descansa su cabeza en el pecho de Edward, mientras él tiene la nariz incrustada en su pelo, y huele su aroma inconscientemente.
Un sentimiento hermoso me llana el pecho, luego siento la mano de Jack tapar mi boca, anteponiendo a el grito de fan del amor que iba a soltar.
—No grites. —me amenaza Jack antes de despejar su mano.
Aunque su amenaza no impide que de un pequeño jadeo de emoción.
Estoy segura que si fuera un emoji en estos momentos estaría rodeada de corazoncitos.
—Que tiernos se ven. —pestañeo ilusionada.
—Abby nos tendrá que dar un buen chisme sobre esto. —asiento de acuerdo con mi hermano.
—¡Oye! ¿Y si le tiramos una foto?
—No, el ruido podría despertarlos. Mejor dejémoslos dormir un rato más.
Doy una última mirada a la parejita antes caminar con Jack hasta uno de los asientos.
—Princesa ¿Qué vas a hacer esta noche?
Sonrió ante el apldo que nos dió nuestra abuela.
—Papá y mamá van a dar una cena para que me disculpe con el Sr. Domínguez y supongo que revelar sus planes maléficos hacia mi.
—¿Quién es ese?
Le resumo un poco de todo lo que pasó ese día en la exposición.
—Que idiota. Menos mal ese chico te ayudó.
—Si no hubiera sido por él, no se que habría pasado.
—¿Cómo era ese chico? Quiero buscarlo para agradecerle. —me alarmo.
—E...eh, no lo recuerdo. Estaba un poco oscuro y andaba medio borracha.
Mentirosa. Sí le viste hasta el juguetito. Claro que te acuerdas de él.
—Después revisaremos la lista de invitados para saber quien es. ¿No reccuerdas ningún rasgo físico?
—¡¡¡Ahhhhhh!!! —un grito femenino me impide hablar.
Ambos nos alarmamos al notar que proviene de nuestra amiga. Corremos hasta la habitación.
—¿Qué? ¿Qué pasó? —preguntamos con preocupación.
La magen frente a nosotros es un poco graciosa. Abby está en el suelo con expresión de horror, mientras Edward en la cama luce divertido.
—¿Por qué amanecí acostada contigo? —le cuestiona Abby al sexy boy.
—¿Por que voy a saber eso?, si tú eres la que estabas acostada en mí cama. —hizo énfasis en las últimas dos palabras.