Evan
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―¿Está seguro de que quiere seguir con esto? ―Carl pregunta y yo arrugo la cara.
―¿A qué te refieres? ―inquiero, aunque sé por dónde va el tema.
―Lo sabe muy bien. He hecho lo que me has pedido, pero viéndolo bien, al final no creo que sea conveniente.
―¿Cuándo te he pagado por opinar?
―No es necesario que lo hagas, es gratis.
―¿No tienes nada que hacer, Carl?
―Lo de esa chica puede salirse de control y es extraño que aun sabiéndolo no lo contemples.
―Te dije que no te pago por opinar.
―¿No suenas algo caprichoso?
―Suficiente Carl; pero ya que insistes, ¿Qué aconseja mi asesor?
―Contratar una niñera de verdad, eso te ahorraría futuros problemas.
―Vaya, pensé que me dirías que necesito casarme ―repongo y él arruga el entrecejo con gesto de extrañeza―, ¿por qué no te largas? ―agrego porque empieza a reírse.
―¿Alguien se lo sugirió?
―He dicho que te largues ―continúo y él se marcha riéndose de mí.
Sin embargo, ha sido difícil sacarme esa conversación de la cabeza. Sentir la necesidad de hacerlo, no creo y, si aún fuera el caso, no creo que encuentre a alguien en quien pueda confiar de esa forma. Ya una vez sucedió y el resultado fue desastroso.
Tocan la puerta y esta se abre antes de que diga algo. Miro a la persona que entra y suspiro hondo.
Danna.
―¿Quién te dijo que puedes entrar de esa forma a mi oficina?
―Lo hago de este modo porque de otra forma no me atenderías.
―Y no es obvia la razón ―digo haciéndole un gesto a la secretaria que se marche y nos deje solos.
Esta cierra la puerta mirándome apenada. Danna siempre ha sido impetuosa y una de sus virtudes es que conmigo siempre conseguía lo que quería. Por dentro pienso que debo impedir su entrada desde la recepción.
―¿No vas a invitar a sentarme? ―pregunta.
Río de forma cínica por su desfachatez, luego no puedo evitar recordar que esa chica anoche, me hizo reír con eso de buscarle una madre a Sarah, porque a estas alturas soy más partidario de convertirme en padre soltero; sin embargo, me molesta que lo haya mencionado.
―Haz lo que quieras ―digo volviendo a mirar los papeles que trajo Carl para revisar.
―¿Por qué no tomas en serio lo que te propongo?
Le escucho decir y yo lanzo un resoplido. Levanto mi cabeza para mirarla, y es irónico que ahora solo me produzca rabia cuando una vez solo me sacaba suspiros como un tonto. Le observo y me pregunto cómo es que alguna vez suspiré por esta mujer.
―¿Y dónde está Douglas? No deberías estar proponiéndole eso a él.
―No te burles, bien sabes que lo mío con él terminó hace unos años.
―Y por eso vienes a buscar al tonto de Evan.
―Nunca he pensado que seas un tonto.
―Bien, a ver, dime por qué te separaste de él cuando obvio lo escogiste porque era mejor partido que yo.
―Evan.
―No solo rompiste las ilusiones que yo tenía, sino también mi corazón, y para tu información, lo dejaste irreparable.
―No creo que sea cierto.
―¿Tienes alguna duda?
―Vamos, Evan, lo nuestro fue increíble...
―Y si era así, ¿por qué me dejaste?
―Por tonta, pero estoy dispuesta a reparar mi error porque sé que solo estás dolido, pero aún me amas.
―Vaya cinismo el tuyo.
―Lo sé y piensa lo que quieras, pero ya te lo dije, si quieres quedarte con Sarah, soy tu mejor opción.
―Estás loca.
―¿O piensas que es esa chica a la que haces pasar por su niñera?
―¿Qué tiene que ver esa chica?
―No soy tonta, te conozco muy bien.
―Ah, ¿sí?, entonces dime algo que no sepa de mí mismo.
―Ella no es ninguna niñera, hice mi averiguación y es obvio que la sacaste de algún lado, pero no de una agencia.
―Quién quiera que sea o de dónde la haya sacado, ¿por qué sería tu asunto?
―Por qué Veronica está dispuesta a hacer lo que sea para quitarte a Sarah.
―¿Y tú vas a impedirlo?
―No, pero puedo hacer que confíe un poco en ti.
―Vete, Danna, y busca a tu exmarido, quizás él piense que lo que hubo entre ustedes también fue increíble.
―Lo hice porque te amaba.
―Vale, te fuiste con él porque me amabas demasiado. ¿Quieres que me sienta muy afortunado por ello?
―Piensa lo que quieras, pero ya te lo he dicho, puedo hacer que todo quede en familia.