Evan
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Siempre supe que Veronica Shepard era una arpía. Eso era lo que decía Loise desde el momento en que empezó a salir con Bobby, y la presentó a su familia cuando su relación empezó a formalizarse. Ella me contaría esa noche cuando él la trajo de vuelta al apartamento que compartíamos, como le había hecho la vida imposible desde el momento en que los vio llegar juntos y en ese entonces dedujo que no era ni sería gustosa de ese noviazgo.
Mi hermana me revelaría más adelante que Veronica esperaba que Bobby se casara con otra chica mucho más recatada. Una que tenía mejor familia y no era huérfana como lo éramos nosotros. Según decía que su razón era que, al no tener una figura parental en nuestras vidas, solo era una mujer sin principios ni modales que no daba la talla a su hijo, quien había sido criado con mucho mimo y apego familiar.
No sé hasta qué punto eso es cierto, porque Bobby distaba mucho de ser alguien apegado a su madre y, según me contaba Eloise, él por lo general se quejaba de su sobre protección y de aún querer dirigirle la vida. Debió ser por eso que le llevara la contraria proponiéndole matrimonio a mi hermana un año después de haberse conocido.
La mujer que su madre había elegido para él se llamaba Sarah, y por irónico que pareciera, Loise fue quien estuvo de acuerdo en que su primera hija llevara ese nombre. Locuras de ella, pensé, es lo que le decía, pero luego, cuando nos emborrachamos juntos, me dijo que lo hizo para sentar un precedente frente a Veronica y de paso amargarla porque era ella quien le estaba dando su primera nieta.
Y lo logró, y no solo eso, sino también que Loise fuera recelosa con Sarah y le dejara poco tiempo para verla, y no la culpo porque Veronica siempre se empeñó en recordarle que al no tener una madre ella no podría ser una de verdad, y que ella podría enseñarle. Como era de esperar, mi adorable hermana no aceptó sus exigencias y, al fin y al cabo, Sarah era su hija y no podía interferir en eso, y es lo que de seguro creó un resentimiento a esa mujer desde que no le dejara tener a su nieta, a su antojo como quería.
No me pongo del lado de Loise, solo porque sea su hermano, es porque siempre fue así incluso en nuestra propia familia nos tenían en menos y andando de aquí para allá hasta que decidí que nadie dirigiría nuestras vidas, sino nosotros mismos, y así es como nos apartamos de ellos y empezamos a vivir solos. Fue en ese momento en que Danna entró en nuestras vidas, primero como su amiga y luego como alguien que me haría suspirar como tonto desde el primer momento en que la conocí.
Yo pensé que ella era genuina y que sería esa mujer que llenaría mi vida, más que mis necesidades. La amaba, y no me molesta admitirlo, ya no, porque gracias al cielo nunca fue un amor profundo, fue tan superficial que creo que por eso me hizo sentir como un imbécil luego que el peso de su traición empezó a desvanecer lo poco de cariño que le tenía.
Por mucho tiempo quería pensar que estaba equivocado y luego me dije a mí mismo que nunca volvería a caer en ese mismo truco dos veces. Ahora, observando a Madison, me pregunto si no lo estoy haciendo. Si sigo adelante, ¿también terminará traicionándome?
―¿Me crees lo que te digo? ―pregunta luego de terminar de contarme lo que pasó con Veronica mientras yo me hacía ese gran planteamiento.
Sarah se ha calmado y se ha quedado quieta. Le he pedido a Carl que se encargue de la visita mientras ella y yo platicamos sobre el asunto. Sin embargo, es cierto cuando digo que no necesito corroborarlo. Sé de lo que es capaz esa mujer, porque una vez le hizo pasar un susto a Loise cuando cedió en dejarla a su cuidado y ella empezó a disponer sobre los cuidados de mi sobrina, porque según ella no la estaba atendiendo como era debido y casi que no quería devolvérsela.
Eso solo acrecentó la brecha que había entre ellas, y por suerte para Loise, Bobby siempre estuvo de su lado. Tal vez conociera a su madre desde que nació, pero Loise tenía algo especial y es que nunca le mentía o acusaba a su madre en vano.
―No te preocupes por eso, sé cómo es esa mujer ―respondo mientras ella me queda mirando con el ceño arrugado.
―¿Y qué hay de Danna?
―¿Qué hay con ella? No ha quedado claro lo que pienso al respecto ―digo y aunque quiero quedarme para recalcárselo hasta que no le queden dudas antes debo echar a toda esa gente―. Espérame, aquí, ya vuelvo ―añado sacándole un bufido.
Solo a esas dos mujeres. Peter y su hijo parece que fueron atrapados por ellas. En parte es bueno saber que él conoce su ganado. Además, que Loise nunca me habló mal de él, siempre solía decir que era un abuelo algo parco, pero muy tierno y cuando iban de visita trataba de mantener a raya a su mujer. Eso habla bien de él.
―Voy a ir a despedirlos, así que continuaremos más tarde con la conversación ―digo saliendo de la habitación.
Hago entrar a Marta que trae una bandeja con comida para alimentar a Sarah y yo bajo a la sala. Todos allí parecen expectantes de lo que vaya a decir. Veronica es quien se me acerca tomando la iniciativa y parece verse arrepentida de la escena que había montado.
―¿Cómo está Sarah?
―Está bien, solo estaba impresionada con los gritos ―respondo enfatizando en su mal comportamiento.