Señor perfección✓

46. Una inoportuna confesión

Azoto la puerta porque en su apogeo ni siquiera se dieron cuenta que había entrado. Ambos se sorprenden al verme y Gia grita corriendo a buscar su ropa para taparse. Carl hace lo mismo un poco más parsimonioso.

―¿¡Qué haces aquí!? ―pregunta azorada vistiéndose a las carreras con la camisa de Carl.

―Eso mismo quiero saber yo ―digo dirigiendo mi mirada a él que se rasca la nuca.

―Supongo que primero voy a ponerme esto ―repone agarrando sus pantalones.

Aparto la mirada para no verle el trasero. Después que se va Gia mira a todos lados menos a mí.

―¿Quieres explicarme como llegaron a esto?

―Que te digo Mad ―divaga.

―No que no.

―Bueno, sí que sí, y ni siquiera yo me lo imaginaba; pero, te contare la historia larga en otra ocasión porque para resumirte solo te diré que un día apareció en el café como cualquier cliente y desde allí empezamos a hablar y una cosa ha ido llevando a otra.

Ella calla cuando Carl vuelve y este me observa extrañado.

―¿No deberías estar en una cita con Evan? ―me pregunta y esa mención me hace recordar de bote lo que había sucedido.

Me enojo otra vez.

―Evan nunca llegó ―mascullo y él alza sus cejas.

―Debe ser una broma.

―¿Me ves que bromeo? ―murmuro irritada.

―La verdad, sí, Evan estaba por así decirlo emocionado con esa cena. Es la primera vez en mucho tiempo que le veo interesado en algo más que una cita de negocios.

―Pues lo percibiste mal porque la razón por la que no llegó es que... está con esa mujer. El gran amor de su vida ―escupo las palabras con irritación.

―¿Danna? ―cuestiona con extrañeza.

―¡Quien más!

―Pero eso es imposible ―bufa con expectación.

―¿Por qué no le llamas y lo averiguas tú mismo?, yo ya lo hice y ella fue quien me contestó. No creo que le haya robado el teléfono, ¿o sí? ―expongo mortificada cruzándome de brazos.

Carl busca su teléfono mientras Gia se acerca a mí y me abraza. Ambas vemos como le marca a su número y lo lleva a su oreja. Mi cuerpo se tensa a la espera de que esa mujer vuelva a responder o él y le de mil excusas de lo que pasó. Quizás me llamó para decirme alguna excusa, pero no he querido ni siquiera verificarlo porque eso solo lo empeoraría más y tampoco quiero hablar con Daine, que debe estar llamándome y tampoco quiero hablar con él.

Además, que no entiendo por qué está haciendo esto ahora, cuando por fin me estoy liberando de su yugo. Para nuestra sorpresa Evan ni esa mujer responden.

―Está apagado, pero la verdad es que debe haber ocurrido algo para que estén juntos, si eso de alguna forma es cierto y no otra treta de Danna quien no hace más que perseguirlo.

―Supongo, me había dicho que la detestaba y preciso arreglan sus diferencias cuando dijo que iría a ver a mi familia.

―No deberías juzgarlo a la ligera. Evan no es tan desleal como esa mujer ―añade Carl.

Algo me dice que tal vez tenga razón, pero en este momento tengo mucha rabia.

―¿Cómo a ustedes? Seguro que no hacían nada ―espeto y ambos se miran.

―Gianna ya te contó un resumen, y es así como ocurrió. Fui a verla al café porque me dio curiosidad lo que me dijiste, y que de paso me hizo sentir un poco insensible y despistado. Así que me di el tiempo de tratarla y como dijo, una cosa llevó a la otra ―expuso Carl y luego miró a Gia sonriéndole.

Debería estar feliz por ella, porque debo reconocer que la tiene muy entusiasmada, pero hoy me he dado cuenta de que no se debe creer mucho en lo que se ve.

―Espero que sea cierto y no seas un faltón como Evan.

―Ni él ni yo somos unos faltones, puedo afirmarlo porque le conozco un poco mejor que tú, Madison ―aduce y en el fondo quiero creerle, pero me puede el enojo.

Me deprimo un poco con esa moción porque si mi familia pensaba mal de mí, esta noche simplemente la he cagado.

¡Ay, Dios!, debí hacerle caso a mi instinto y mantener mi postura de que no fuera, y así nada de esto hubiera pasado. En este momento mamá y todos deben estar pensando que soy una mentirosa que sigue confabulándose con Daine, a quien, si alguna vez lo quise, ahora solo le odio.

Suspiro con fuerza porque de algún modo esto solo servirá para que me desprenda de ese cariño enfermizo que le tenía de una vez por todas. Me pongo en pie.

―Me voy, así que sigan en lo suyo.

―¿Irte a dónde?

―A donde sea, volveré en un rato.

―Espera Madison ―llama Carl y me vuelvo hacia él.

―Por favor, no intentes detenerme también, la verdad es que necesito respirar.

―Hablaré con él, pero no hagas locuras sin primero saber que exactamente pasó ―dice.

Exhalo con fuerza.

―Carl tiene razón, todo siempre tiene una explicación ―prosigue Gia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.