Señorita Vanidad

Capítulo 5: "Indiferencia"

Un apuesto joven no terminaba de procesar las palabras pronunciadas por una hermosa señorita, que él creía su amiga, la cual hace algunos minutos paso junto a él empujándolo tras las duras palabras que le había dicho.

 

—«Fuera de mi camino, creo que te has confundido de persona, yo no me llamo Marieta, mi nombre es Marie Portman, y cuando gentuza como tú se dirige a mí, debe decirme señorita Portman, ¿te quedo claro?» — venía a la mente del apuesto joven, que se había quedado cual estatua con la mirada perdida.

—No pensé que conocías a la vanidosa — pronunciaba un joven, al tiempo que le daba una palmada en la espalda al otro muchacho.

—Hay, no seas tosco Rodri — se quejó Matheu, tras reaccionar, aunque su mirada seguía entristecida.

—¿En verdad la conoces?, ¿o solo fue un pretexto para dirigirle la palabra? — añadió Rodri sorbiendo.

—¿Qué?

—Fue pretexto, ya lo sabía picaron, pero te daré un consejo, no pierdas tu tiempo con la señorita vanidad, ella no se mira más que así misma, y mira que lo que te digo viene de fuente confiable, una amiga estudia en su misma aula……

 

Rodri hablaba sin que Matheu le preste la más mínima atención ya que el pobre estaba inmerso en sus recuerdos, en aquellos recuerdos en los cuales Marie no se mostraba como lo había hecho hace algunos minutos.

 

—¿Qué le paso? — expreso el apuesto joven.

—Pues quién sabe, solo sé que es una egocéntrica,….

 

Matheu miro a su amigo y sonrió, al notar que había expresado su pensamiento en voz alta, pero por suerte, este no fue comprendido por su amigo, quién seguía hablando de todo lo que él había escuchado sobre la joven que él conocía.

 

—Richard Hamilton, ¿sabes quién es?, ¿verdad?....

—Creo que el hijo de uno de los hombres más adinerados de este pueblo, ¿no? — contesto Matheu.

—Así es, el pobre fue bendecido con dinero, porque de físico….

—¡Rodri!

—¿Qué?, solo digo lo que los demás dicen, aunque bien podría hacerse sus arreglitos el muy tonto no se los quiere hacer, así la vanidosa, nunca volteará a verlo — agrego Rodri.

—No hables así de Marieta, ella no es una vanidosa, no sé lo que le haya pasado, pero ella no es vanidosa….

 

Mientras Matheu trataba de cambiar la perspectiva que tenía su amigo de Marie, esta como siempre con la mirada altiba caminaba por un pasillo, siendo seguida por su fan número 1, Richard Hamilton.

 

—Marie, ¿cómo te fue? — decía el joven, mientras caminaba tras de ella.

—No estoy de buen humor Richard — respondió la joven, acelerando sus pasos, sin notar que la persona con la que tanto quería encontrarse, salía de un aula y al ver a Richard se acercó a este.

—Amigo, pensé que estarías en el auditorio…

—Yo ya no soy el representante de mi facultad — expreso Richard.

—¡Ah! no, pero ello es imposible, ¿a poco algún traslado resulto más adinerado que tú que recibió el privilegio de ser el representante de tu facultad? — contesto Gerald con una sonrisa tatuada en su rostro.

—Así es, aunque más que por su dinero, me saco ventaja por su popularidad, pero yo no tuve ningún problema en dejarle mi lugar….

—¿Estás hablando de una chica? — respondió Gerald sonriendo.

—Así es, pero no es cualquier chica, ella es hermosa — contesto Richard con una sonrisa de bobo en su rostro, al tiempo que Matheu junto a su amigo pasaron por el pasillo.

—El becadito arribista — expreso Gerald con cierto desprecio.

—¿Qué? — dijo Richard.

—Nada, nada, mejor te platico de algo que te puede servir para…..

 

En tanto Marie había llegado a su aula, y tomo asiento en el lugar que le correspondía, mientras sus compañeros murmuraban de ella, debido a la expresión que llevaba en su rostro.

 

—¿Le habrá pasado algo?

—Tal vez

—Pero, ¿qué?

—¿Por qué no vas a preguntárselo?

—Ve tú

—No tú

—Tú

—¡Pueden callarse! pronunció con firmeza Marie, sin siquiera girar a ver a sus compañeros.

 

El aula se quedó en silencio, mientras Marie llevaba sus manos a su cabeza, al tiempo que el rostro de un apuesto joven de vestimenta sencilla venía a su mente.

 

—«¿Por qué?, ¿por qué tenía que estar en esta misma universidad?» — pensaba Marie.

 

Mientras tanto, fuera del aula un apuesto joven, no pensaba darse por vencido, y había decidido ir a la facultad de Marie para poder tener una plática con ella, pero él no había ido solo Rodri su amigo lo había acompañado.




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