El día tan esperado por Marie llegó, ella se encontraba en su habitación parada frente a un espejo, observando su rostro y figura, mientras una amplia sonrisa se plasmaba en su rostro, sin presagiar si quiera lo que acontecería unas horas después.
—«Ya estoy lista, solo tengo que esperar el auto que Richard mandará a recogerme, y en menos de 1 hora estaré una vez más frente a ese miserable, Hatson Rutbson, ni siquiera sospechas que soy la novia de tu hijo, ya me imagino tu cara cuando me vuelvas a ver, de hecho te sorprenderás, pero no serás capaz de decir cómo es que me conoces frente a tus hijos, pues la imagen que ellos tienen de ti, se vendría abajo » — pensaba la joven, cuando el sonido de la puerta interrumpió su pensamiento.
—Niña Marie, un chofer la está esperando para llevarla a Castella — escucho, tras el sonido de la puerta.
—Ya voy saliendo nana —dijo Marie, mientras tomaba una cartera que estaba sobre su cama, para segundos después salir de su habitación.
—Hija,….
—Abuelo, no digas nada, ¡por favor! — expreso la joven continuando su camino, hacia la salida de la modesta vivienda, mientras su abuelo la miraba preocupado.
—¿Pasa algo mi señor? — pronunció la nana de la joven.
—Marie es una terca, ¿por qué no acepta nuestro destino solo se hará daño? — dijo con pesar el señor Portman.
—Le preparé un té, para que se relaje — añadió la mujer mayor, mientras el señor Portman asentía.
Mientras tanto, en mansión de los Rubtson, un hombre maduro platicaba con su primogénito en su despacho, mientras fuera de esta una joven de cabello rubio y ojos azules, que minutos antes había querido entrar al lugar escuchaba sorprendida la plática, al tiempo que llevaba sus manos a su boca.
—«Estaba en lo correcto, ella no es lo que aparenta» — pensaba Marie, mientras en su rostro se plasmaba una amplia sonrisa, al tiempo que seguía escuchando la plática que su padre y su hermano mayor sostenían.
—¿Quién está fuera? — se escuchó, seguido de unos pasos, al tiempo que Susu, decidió alejarse de la puerta.
—Parece que no hay nadie — pronunciaba Hatson Rubtson, mientras cerraba la puerta, al tiempo que agregaba: Lamento haberte lastimado hijo, pero en cuanto me dijiste el nombre de la chica que traerías a presentarme como tu novia, me dije a mi mismo, no puedo permitir que esa niña quiera usar a mi hijo para recuperar los suyo, porque estoy seguro que ese es su plan, ya que ella una vez vino aquí a tratar de seducirme….
—Padre, la fortuna que has construido para nuestra familia las obtenido arrebatándosela a otros — dijo Gerald en tono de decepción.
—Hijo, no lo digas de esa manera, las casas de juegos que tengo son legales, nadie obliga en ellas a los clientes a apostar todo lo que tienen, si Roberts Portman lo hizo, fue cosa suya, ello se lo dije a su nieta, pero la niña no quiso escucharme, ….
Gerald escucho atentamente todo lo que su padre le comento, al tiempo que en su mente se formaban muchas inquietudes, entre ellas: Si Marie había llegado a enamorarse de él, como él lo estaba de ella, o solo lo estaba de verdad usando como lo insinuaba su padre, de ser así, él la haría pagar a ella por su engaño y a la persona que la había ayudado también.
—Es por ello que no pienso aceptarla como tu novia, alguien que no es capaz de ser honesta, no puede ser parte de los Rubtson — escucho Gerald.
—Estoy de acuerdo contigo padre — dijo el joven, con nostalgia.
—No te pongas triste hijo, esa muchacha no vale la pena, lo que no comprendo es como le hizo para sostener la mentira de que su familia sigue teniendo dinero, además dijiste que era parte del club élite, ¿cómo le hizo para ser aceptada en este?, si tu alguna vez me comentaste que es el club más selecto de la universidad — expreso Hatson.
—Y así es, es el club más selecto de la universidad, sus miembros son los hijos de las familias más adineradas del país, y para ser parte del mismo, su expediente es revisado minuciosamente por quién yo delegue o personalmente por mí — dijo Gerald, mientras pensaba — «Richard fue quién la ayudo, claro ella también lo uso a él, pues él, aunque me haya dicho que ya no la ama que solo la quiere como a una amiga, yo siempre supe que no es así, que él seguía enamorado de ella, solo que él está muy consciente que ella nunca le dará una oportunidad, por ello decidió renunciar a ella y apoyarlo como amigo»
—Entonces, se le paso la revisión de su expediente a la persona que le asignaste el mismo — pronunció Hatson.
—Eso parece — respondió Gerald con amargura.
—Bueno hijo, creo que va siendo el momento de darle una buena lección a esa joven — expreso Hatson, tras ver su reloj.
—Cierto padre, ya debe estar por llegar…
Gerald salió junto a su padre al jardín de la mansión a esperar la llegada de Marie, quién llego a los pocos minutos, en un lujoso auto, propiedad de los Hamilton, que Hatson Rubtson reconoció inmediatamente.
#1750 en Novela contemporánea
#1940 en Joven Adulto
comedia romance, celos amistad amor, lucha por recuperar lo perdido
Editado: 09.08.2024