-Eso posiblemente hubiera lastimado más- dijo él mientras tomo un poco de la pizza que pasamos comprando de camino a mi casa- Quiero hablar con Mabau.
Enarque una ceja y mordí mi pedazo de pizza esperando a que prosiguiera a contarme lo que tiene que decir. Yo ya me he puesto al día y aún no me ha aconsejado, ya no tarda en hacerlo.
Steve es así.
-Supongo que quieres que te lo diga pero no lo haré.- dijo mientras una sonrisa burlona comenzaba a dibujarse en su rostro.
Estamos sentados en la alfombra de la sala. Summer mi cachorra solo nos observa, soy de esa clase de madre con los animales que es delicada con muchas, pero ¡muchas cosas! y mi familia lo sabe, saben que yo no le doy comida de humanos a mi pobre bebecita.
-También sabes que ella tiene esa mirada porque quiere comer de nuestra pizza- yo dirigí brevemente los ojos a mi cachorra recién adquirida.
Hace un mes me encontraba como loca viendo en línea información sobre alguna fundación y así poder ir adoptar un perro y genial, de la nada una amiga de la familia decidió regalar a su pequeñeza. Summer literalmente ha llegado a nuestra vida para alegrarnos a mi papi y a mí.
Luego de que mi hermana se regresará a vivir a casa de mi madre, después de pelear la custodia en su totalidad de las dos niñas, mi hermana decidió comportarse de la manera más estúpida y comenzó a ser lo que realmente es cuando lo desea. UNA MAJADERA. Y no lo digo por mal pero desde nuestro punto de vista mi papá siempre se estaba sacrificando por nosotros y eso de vivir con el enemigo.
Amigos míos es una lección aprendida. No se puede.
Entonces aunque esto suene tosco y posiblemente sea algún tipo de grosería. Desde que vivimos separados todo es mejor, aunque todo se fue al carajo cuando Steve decidió optar por una beca en el extranjero y si éste decidió que era mejor irse a estudiar muy lejos: en RUSIA.
-Sus ojos son iguales a los tuyos.- yo regresé mi concentración al emisor de la estupidez que acabo de escuchar.
-Que seamos hermanos no quita el hecho de que esa es una impertinente majadería- él me sonrío.- Tu sonrisa no me agrada, no me exasperes cuando estoy comiendo.- me queje mientras tomaba otra rebanada de la pizza; que es mi vida. Por lo menos en este momento.
-Ve sus ojos.- dijo sin necesidad de voltearme a ver.- ¿Lo tienes?- yo asentí, él prosiguió.- si hay algo de lo cual debes estar orgullosa mi mediana hermana, es en el hecho de tener ojos expresivos. El único cambio que hay aquí es que los de ella son solo unos tonos más oscuros que los tuyos. También inspira ternura y es muy noble.
- de alguna manera es tierno lo que estás diciendo, pero pensándolo mejor no. Me estas diciendo animal indirectamente.- él puso su ojos en blanco.
-No, pero si es lo que quiere entender "TU PROBLEMA"- estoy segura de que mis ojos estan transmitiendo la sonrisa que me estoy conteniendo.
-¡oyeeeeme!- él comenzó a reír.
-Te adoro guapa.- bien creo que ya nos esta haciendo efecto el vino.- Sabes que deseo mudarme no?- yo me limite a un simple movimiento de cabeza.- pues bueno quiero que tu y Giselle se vayan a vivir conmigo.
-¿Qué te hace pensar en que será una buena decisión esa?- él frunció su rostro, creo que para alguien que ha estado tan poco tiempo presente en nuestras vida o más bien ausente es difícil digerir lo que realmente ha pasado en esta casa.
Esa separación que daño el corazón de dos niñas que solamente se dedicaban a estar bien por los sueños que tenían.
-Será algo bueno, la casa que he comprado...
-¿ya la compraste?- Steve asintió alegremente y yo negue.
-No quiero dejar solo a Mabau.- me negué.- ya me he acostumbrado a vivir con él y es algo que realmente me gusta.
-Lo sé, pero por eso quiero que él vaya con nosotros.- mi sonrisa fue más grande de lo que pude pensar que podría llegar a ser por una noticia como esta. Descanse mi cabeza en su hombro.
-Sé bien cómo te sientes, sé que tu corazón así como está herido sigue en la lucha de no darse por vencido, y mediana; lo estas haciendo muy bien.
-Pero es que tu no entiendes el nivel de dolor que hay en mi corazón.- el beso mi alborotado cabello y acarició mi mejilla.
-Porque lo sé, te lo estoy diciendo. ¡Ánimo, Melissa! pero ni cuando fuiste novia de Kevin te vi así de mal.- Sonreí y entendí.
Ahora justamente esto es extraño.