Mi vida.
Hoy mirando al cielo, me recordé de ti.
Es decir te llevo tatuado en el alma y piel, no dejo de tener esa mirada en mi memoria presente desde la última vez que me viniste a ver.
Hoy más que nunca te extraño; estaba pensando en lo que sería de nuestras vidas si siguiéramos juntos. Hoy escribiendo una parte de mis historias y al tratar plasmarte en ella me di cuenta que tú fuiste una luz pura en mi vida, me trajiste mucha alegría acompañada de sonrisas y de seguro aunque no sé si recuerdas, también me sonreías conmigo.
Ojos oscuros como los tuyos, en mi vida podre apreciar otra vez.
Te ame tanto, que por ello me cuesta dejarte ir, porque la mayor aun no te olvida y se siente vacía sin ti. A veces cuando me preguntan por ti me gustaría decir que aun estás conmigo, tal vez así no me sentiría tan sola y vacía como ahora. Tal vez así seguiría siendo puro amor.
Quiero verte, quiero abrazarte y no dejarte ir, quisiera celarte, enseñarte y platicarte de frente como lo hago en las noches antes de dormir. Estar los tres unidos como de niños pudimos estar.
Hoy lloró por amor y dolor, por todo lo que no pudo ser y por lo que fue, por los días contados que estuviste a mi lado, por la vida que yo vivo y a ti te fue arrebatada. Por el dolor que se alberga en esos cuatro corazones que no te olvidan y que te aman. Lloró porque me duele no tenerte, porque sigo sin entender porque Dios hizo las cosas así.
A veces cuando escucho tú nombre me emociono pero caigo en cuenta de que tu solo estás conmigo porque no quiero dejar ir tu recuerdo.
Te extraño y no, no te dejo ir porque tú me haces aferrarme a la vida, a lo bueno que te da, a las personas que solo pasan por ella para dejar una huella.
Por todo aquello que me hizo feliz y que hoy me falta.
Pero dejaré de ser melancólica por hoy, te hablaré y me escucharás me abrazaras y de nuevo me sentiré en paz.