Abrir los ojos nunca me ha costado tanto como ahora...
¿Ese aroma?
No puede ser que...
-Mabau, ella está reaccionando.
No, mi madre.
Siento las alarmas de en mi cerebro encenderse.
No...
¡Jesucristo!
Mis padres están en una habitación juntos... ¿por mí?
Esto no lo logró Guiselle cuando nació Ari.
-Dejala, Vicka le hemos estado hablando para que sepa que no está sola.
-Yo lo sé, pero...
No he abierto los ojos, siento un dolor agudo en mi muñeca izquierda, estoy muy segura que es una aguja que da paso a algún liquido a mi cuerpo.
Yo no quiero abrir los ojos, yo quiero permanecer dormida y con Steve.
¡JODER!
¿Qué tan difícil será eso?
Puedo sentir mis ojos muy pegados, pareciera que he estado llorando. Pero no creo que lo haya hecho... Cuando mi hermano me dejo sentí mis ojos descoser en lágrimas, pero si he estado inconsciente.
¿Cómo fue que acabe así?
Estar en un hospital es de mis cosas favoritas, todo lo contrario. Esto me recuerda a cuando mi madre se la vivió metida cada semana por las recaídas de Steve.
-Diganme- mi voz sonó áspera y ronca.-Diganme que no están juntos porque estoy en una camilla de hospital.
-Abre los ojos...- un susurro por parte de mi padre.
-No, no lo quiero hacer.- sentí quemar mi garganta.
-Mi niña, hazlo.- dijo mi madre, sentí su voz más suave.
-¿Qué fue lo que pasó?
-Abre los ojos y te diremos.
-No. Cuentenme todo. Me siento realmente desubicada.- dije en un susurro.
Escuché a mi padre suspirar. Sus fuertes manos tomaron la mía izquierda. Unas manos suaves tomaron mi mano derecha sentí una punzada de dolor en mis dedos.
¿qué tanto daño me podrían haber causado?
-Perdón por estar tan ausente, Melissa- pude sentir el dejo de dolor en la voz de mi padre.
-¿De qué hablas? Tu siempre estas. Los dos siempre están.- mi garganta dolía a la vez un poco más cada que pronunció una palabra.- me duele la garganta.
-Te pusieron oxígeno durante la cirugía, no sabían que tenías tendencias pulmonares y cuando estaban en el proceso tus pulmones fallaron...- mi madre sorbió su nariz.- ¡Jesus! Casi te perdemos.
-Vicka...-la voz sugerente de mi padre la interrumpió.- Sal a tomar aire, Relájate yo le diré todo.
Supongo que mi madre ha de haber asentido, sentí un fuerte apretón en mis mano y luego un beso en mi mejilla que me hizo sonreír. A continuación escuche la puerta cerrarse.
-Se ha ido, abre los ojos de una sola vez, Melissa.- me ordenó y como toda solicitud en ese tono de voz por parte de mi padre, obedecí.
La luz entró de par en par por mis ojos. Los cerré inmediatamente.
¡Que bruta!
Abrirlos, no quedar ciega en el intento.
Los abrí nuevamente esperando acostumbrarme.
-Hola- me dijo con sus ojos verdes, avellanados puestos en los míos.
-Hola, mi ojos verdes.- susurré.
-Terminaste con Alejandro, ¿eh?- me encogí de hombros.-Tu sabes porque nunca mantengo una conversación con esos muchachos que suelen querer llevarte a su cama.- las palabras de mi padre me taladraron el oído.- No cierres los ojos, es tu vida y tú sabrás cómo lo manejas, pero sé cómo es que ellos piensan, tengo dos hijas que son guapas y que lamentablemente están jodidas con la clase de selección que hacen cuando un hombre les gusta. Pero eso no quiere decir que no te quite el valor y que yo no sepa lo que ellos están buscando de ustedes.- un suspiro profundo salió de sus labios.
Y si, ese es Mabau. Un hombre que no se anda con rodeos.
-Pues si terminamos, y no me emborraché.- si tan solo a mi papá le pudiera contar.-¿Cuanto tiempo estuve inconsciente?- su rostro se ensombreció y me permití apreciar su barba con las canas que ya se dejan ver en ella.
-Una semana- sentí la pesadez en su voz.
-¿Qué fue lo que...
-Tuviste un accidente automovilístico.- suspiro, cortando mi pregunta.
Esto quiere decir que más de la mitad de lo que he "vivido" ha sido un sueño.
-¿Qué días es?- cerré mis ojos con fuerza.-¿Cuando fue?
-Estamos en sábado, el accidente fue el viernes pasado.- con mis ojos cerrados, trate de recordar en qué momento fue que perdí el conocimiento definitivamente.