Risas convertidas en muecas olvidadas.
Caricias convertidas en espinas.
Sonrisas convertidas en lágrimas.
Trate de que abras tu corazón sin poder conseguirlo…
Y mí corazón se rasgó.
Dejando pequeños fragmentos, devastados en cada rincón de un lejano pasado.
Pero si no podes amarte a ti mismo, no podes amarte a mí.
Nada dura para siempre, en la eterna lluvia de dos almas quebradas.
El aliento se desluce y las cuatro paredes de mi percepción me encierran sin salida.
Llore y llore, jurando y pronunciando que te olvidaría.
El tiempo cura las heridas y lo lograré.
Me iré lejos, dejando atrás mis melancólicos días compartidos.
El amor es como una rosa… el que ama la mira, aprecia… la riega para que crezca.
Y el que no ama la corta de raíz y la coloca en un florero, sabiendo que se marchitará y morirá.
Yo la admiraba y tú la cortabas de raíz.