Escucha lo que te vengo a decir,
Se te duele el alma, como me duele a mí.
Nadie te roba nada, el amor no se presta, ni se regala.
Tomamos nuestras propias deducciones, que infligen los tratos concluidos.
Nuestro momento, solo un trato temporal…
Ódiame, despréciame, o lo que quieras sentir.
Te hablo con el corazón…
Con este corazón que pisoteaste y embarraste de lodo.
Sin mentir, te juro te hubiera dado la vida entera.
Pero amor de a ratos, arrepentimientos eternos.
Me enseñaste besos calados, y emboscados a la madrugada.
En un laberinto sin luz…
Y te digo que sin ti, en mi cama por las noches te extraño.
Sin ti, la casa vacía en el fondo de la nada.
Sin ti, el perfume de tu almohada se evaporó.
Y resuenan las campanas en mi mente, doblando que no volverás.
Tormentos, que se vuelven momentáneos cuando mis pupilas se cierran.
Me despido, y lo último que te digo…
Es que fue bello el rodaje de esta corta novela que sin ti finalizó.