Alma mía, quedaron lejanos los dolores, recuperándote de grandes desilusiones.
Alma mía, siento como regeneras en tus horas de sueño profundo, reponiéndote y exteriorizando paz que antes era inalcanzable e insostenible.
Alma mía, hoy no existe soledad.
Alma mía, hoy eres libre y tu luz brilla donde antes había tanta oscuridad.
Alma mía, en tu confuso pasado, en esa línea de tiempo, tu presente no dejaba de repetir, que vivirías en tinieblas y hoy tu camino es iluminad, corriendo hacia un futuro colmado de nuevas oportunidades.
Alma mía… Gracias por sanar, y con orgullo escribo que hoy respiras en libertad.