Serie Unidos1- Emma & Alan

1-Emma

Vacaciones una simple palabra que según mi amigo necesitaba. Por eso con solo una mochila y un poco de ropa decidí volver al lugar donde hace muchos años no había visitado.

Mientras iba en el taxi que había tomado en el aeropuerto, mire el paisaje que había cambiado un poco, ahora había más casas muy modernas en la zona. Cuando llego a mi destino le pago al taxista y bajo a inspeccionar el lugar. La casa no se veía en tan mal estado, todo estaba restaurado pero conservaba su simple toque hogareño como le gustaba a mi madre. Verla me llevo a pensar en recuerdos tristes y felices a la vez, pero sabía que debía pasar página en mi vida.

-¿Señorita Conti?

Al escuchar mi apellido salí de mi estado de ensoñación y mire al hombre de mediana edad que me hablo. Era alto con un poco de canas, se notaba que en su juventud había sido muy apuesto. Le tendí una mano para saludarlo y él me la estrecho.

-Sí. Señor Romero, un gusto conocerlo.

-El gusto es mío. ¿Desea pasar a ver como quedo el interior de la casa?

-La veré yo sola luego.-necesitaba verla sola por si me quebraba-. Ahora me gustaría ver como arreglamos su venta y firmar lo que debo.

-Por supuesto. Sígame.

Y eso hice. Me dejo entrar a mi primero al interior de la casa y sentí el olor a pintura, no era tan fuerte pero se podía percibir. Pude ver que estaba prácticamente vacía, solo tenía poco mobiliario como había pedido para mi corta estancia.

Era una casa pequeña, solo tenía un salón, cocina, un baño y dos habitaciones. Lo justo para una familia pequeña o para quedarse unas pequeñas vacaciones.

Después de acomodarnos en el salón, me mostró los papeles de la venta y el tiempo que debía desocupar el lugar. Estuve de acuerdo con todo, solamente se me proporciono el nombre de mi comprador y que día seria depositado el pago de la venta para luego de despedirme del señor Romero.

Suspire sonoramente y vi detenidamente el paisaje. La casa por si no estaba ubicada en un lugar tan malo, tenía unas vistas estupendas de un paisaje montañoso y un embalse de agua dulce, se podía apreciar mucha naturaleza en el lugar. Decidí no entrar dentro de la casa y me dirigí a ver más cerca el embalse. No camine ni un kilómetro y pude ver que era bastante grande, como lo recordaba. A lo lejos pude ver a varias personas pescando, practicando kayak, en lancha y otras se pegaban un baño. Algo que años atrás no se veía tanto.

Eso me hizo sonreír y recordar a mamá y Dela, especialmente a Dela que a ella nunca le gusto este lugar. No sé cuánto tiempo estuve sentada en la orilla del embalse y volví rumbo de vuelta a la casa.

Mientras iba caminando saque del bolsillo de mi pantalón mi teléfono y lo encendí ya que lo tenía apagado y lo primero que veo era que tenía muchas llamadas perdidas de mi mejor amigo. Le tendría que devolver las llamadas ya que sabía lo que era capaz de hacer al no encontrarme. Estaba por marcarle pero de repente choco con algo en el camino y caí al suelo. No sin antes quejarme por el impacto y la caída. Gracias a que tenía un gran trasero amortiguo un poco mi caída.

Cuando levanto la vista veo a un hombre muy apuesto, demasiado para mis ojos. Vestía ropa deportiva muy sudada, su cabello también lo estaba, este era de un negro casi azulado. Y sus ojos, ¡Por Dios! Eran de un celeste muy intenso. Debería ser un crimen ser demasiado atractivo. También pude ver que se notaba algo molesto y él también estaba tirado en el suelo.

Este se levanta sin ayudarme y lo imito. Entonces miro su cara, la cual tuve levantar mi cabeza ya que era muy alto.

-Lo siento, no te vi.-él fue el que rompió el silencio, y que voz, era muy sexy-. Estoy algo apurado.

Después de salir de mi estado de lascividad le conteste lo más calmadamente.

-Yo tampoco te vi. Soy Emma.-le tendí la mano para saludarlo y él me la estrecho.

-Alan. Mucho gusto Emma. Lo...siento debo irme. Adiós.

-Adiós Alan.

Este me dedico una sonrisa que por supuesto le devolví encantada. Este salió trotando o mejor dicho corriendo. Cuando lo perdí de vista mi teléfono suena, este estaba tirado en el suelo, lo recojo y atiendo. Veo quien era, era él.

-Hola Derek.

-¡Por fin Emma! ¿Dónde demonios estas? Hace dos días no sé nada de ti. Y me encuentro que tomaste un vuelo a Argentina y no a Nueva York como me dijiste.

-Decidí cambiar mis planes.-seguí caminando, entre a la casa y me senté en el salón-. Y hacer cosas sin pensar dos veces. Como tú me dijiste necesito relajarme y eso haré. Pero para hacerlo necesito cerrar ciertas cosas en mi vida.

Del otro lado de la línea escucho un sonoro suspiro. Después Derek le habla a otra persona y sigue hablando conmigo.

-Ya me imagino donde estas. Sabes que lo podría hacer yo y tú no reabrirías vejas heridas.-solo cerré los ojos y los apreté fuertemente, porque sabía que tenía razón-. Emma sabes que te quiero mucho y no quiero que sufras otra vez, estando allí por...

No lo deje terminar porque lo interrumpo.

-Derek, yo también te quiero mucho. Me protegiste y me ayudaste desde que nos conocimos, pero hay cosas que debo hacer por mí misma y esta es una de esas. Y por favor no quiero ser seguida por tus grandulones. Quiero ir y venir sin sentirme hostigada.

-Es por tu protección.

-Lo sé, pero también es mi vida. Quiero salir de la burbuja de tu protección una vez. Prometo llamarte seguido y contarte lo que hago. Para eso tome vacaciones.

-De acuerdo.-este se ríe y yo lo imito-. Te quiero mucho pequeña, te dejo porque tengo una reunión. Cuídate, llámame al primer problema o solo para contarme tu día.

-Por supuesto. Yo también te quiero, adiós.

Después de esa breve conversación con mi mejor amigo, decidí ir a dormir un poco. Y recordé como conocí a Derek.

Lo conocí en el peor momento de mi vida. Había ido a buscar a mi hermana Dela a Nueva York, en ese entonces tenía diecinueve años, lo hice después de la muerte de nuestra madre. Cuando pude dar con la dirección donde vivía ella no me esperaba, fue una sorpresa. También lo fue la muerte de nuestra madre. No pasaron ni un par de horas y notaba a Dela muy extraña, en eso entraron unos hombres y golpearon a mi hermana y a mi hasta dejarnos inconscientes.




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