CAPÍTULO 3 - Sofía y su mundo mágico - Parte 1

"Mi mamá es como una hada. No tiene varita ni alas brillantes, pero siempre encuentra formas de hacer que las cosas malas desaparezcan. A veces, cuando me despierto temprano, la veo moviéndose por la cocina como si fuera invisible para el cansancio. Me gusta observarla desde mi cama, imaginando que tiene poderes secretos que nadie más puede ver.

"¿Qué haces, mamá?" le pregunté una mañana mientras ella cosía algo en la mesa.

"Estoy arreglando el uniforme de Mateo," respondió sin levantar la vista. "Quiero que se sienta orgulloso cuando lo use."

"¿Por qué no compras uno nuevo?" pregunté, porque para mí todo parecía tan simple. Si algo está roto, solo hay que comprarlo otra vez, ¿no?

Mamá sonrió, pero sus ojos estaban tristes. "A veces, Sofía, no podemos comprar lo que necesitamos. Pero eso no significa que no podamos crear algo hermoso con lo que tenemos."

No entendí del todo lo que quiso decir, pero decidí que ella tenía razón. Después de todo, mamá siempre tenía razón.

Esa noche, mientras dibujaba en mi cuaderno, pensé mucho en lo que había dicho. Decidí que yo también podía crear algo hermoso. Así que tomé mis lápices de colores y empecé a dibujar mariposas. No sabía por qué, pero sentía que las mariposas eran importantes. Tal vez porque Mateo había hablado de ellas esa mañana, o tal vez porque me recordaban a mamá: pequeñas, frágiles, pero capaces de volar muy alto.