Si te lo propones

CAPÍTULO 3 - Sofía y su mundo mágico - Parte 2

Para Sofía, el mundo era un lugar lleno de posibilidades. Cada rincón de su pequeño apartamento estaba lleno de historias que solo ella podía ver. La ventana del comedor, por ejemplo, no era solo una ventana; era una puerta hacia un reino donde las nubes eran castillos y los pájaros eran príncipes voladores. Y el viejo sofá de la sala no era solo un mueble; era un barco pirata que navegaba por océanos infinitos.

Pero lo que más le gustaba era el rincón junto a su cama, donde guardaba sus tesoros: un lápiz casi gastado, una flor seca que encontró en la calle, y un trozo de tela brillante que mamá le había dado una vez. Para Sofía, esos objetos no eran simples cosas; eran reliquias mágicas que la ayudaban a soñar.

"Mamá," dijo una tarde mientras coloreaba en su cuaderno, "¿crees que las mariposas pueden volar hasta las estrellas?"

Clara dejó lo que estaba haciendo y se acercó a su hija. "¿Por qué preguntas eso?"

"Porque las mariposas son mágicas," respondió Sofía con total convicción. "Y si pueden volar tan alto aquí en la Tierra, seguro que también pueden llegar al cielo."

Clara sonrió, sintiendo un nudo en la garganta. "Tienes razón, Sofía. Las mariposas son mágicas. Y tú también lo eres."

Sofía abrió los ojos como platos. "¿Yo soy mágica?"

"Claro que sí," dijo Clara, acariciando su cabello. "Eres la persona más mágica que conozco."

Esa noche, Sofía durmió pensando en lo que su madre había dicho. Soñó que ella misma se convertía en una mariposa, volando hacia las estrellas mientras todos la observaban desde abajo, aplaudiendo




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