Si te lo propones

CAPÍTULO 7 - La enfermedad de Sofía - Parte 1

"Todo empezó con un leve estornudo. Al principio, no le di mucha importancia. Los niños siempre tienen pequeños resfriados, especialmente en esta época del año. Pero cuando Sofía comenzó a toser durante toda la noche, supe que algo no estaba bien.

"Mamá," murmuró con voz débil desde su cama, "me duele mucho la cabeza."

Me acerqué a ella y puse mi mano sobre su frente. Estaba ardiendo. El corazón me dio un vuelco. No teníamos dinero para un médico, ni siquiera para medicinas básicas. ¿Qué iba a hacer?

"No te preocupes, mi amor," dije, tratando de sonar tranquila aunque por dentro sentía que el mundo se derrumbaba. "Voy a cuidarte. Todo estará bien."

Sabía que esa promesa era más grande de lo que podía cumplir. Pero en ese momento, no había otra opción. Tenía que ser fuerte, no solo por Sofía, sino también por Mateo, quien ya había comenzado a notar que algo andaba mal.

Esa mañana, mientras Sofía dormía inquieta, decidí buscar ayuda. Salí temprano, caminando por las calles del vecindario en busca de alguien que pudiera prestarme algo de paracetamol o recomendarme algún remedio casero. Sabía que doña Rosa podría tener algo, pero no quería abusar de su bondad tan pronto después de su generoso gesto.

Finalmente, llegué a la pequeña farmacia del barrio. El dueño, don Ramón, era un hombre mayor que conocía a todos los vecinos.

"Clara," dijo cuando me vio entrar, "¿cómo estás?"

"No muy bien," respondí, evitando mirarlo directamente. "Sofía está enferma, y no tengo dinero para comprar medicina."

Don Ramón movió la cabeza , de arriba hacia abajo, muy lentamente, como si ya supiera lo que iba a decir. "No te preocupes," dijo, entregándome un frasco de jarabe. "Esto es para ella. Y no me digas nada; ya me pagarás cuando puedas."

Las lágrimas brotaron de mis ojos antes de que pudiera detenerlas. "Gracias," logré decir, sintiendo cómo una parte del peso que llevaba en el pecho comenzaba a aligerarse.

Cuando regresé al apartamento, encontré a Mateo sentado junto a Sofía, leyéndole un cuento en voz baja. Verlos juntos me hizo recordar que, aunque el mundo parecía indiferente, siempre tendría a mis hijos para sostenerme.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.