Si te lo propones

CAPÍTULO 12 - El paquete que Doña Rosa le había dado a Mateo - Parte 2

Esa tarde, decidimos visitar a doña Rosa para agradecerle personalmente. Cuando llegamos a su puerta, nos recibió con una sonrisa cálida, como siempre lo hacía.

"Doña Rosa," dije, entregándole la carta, "queríamos hablar con usted sobre esto."

Ella sonrió, como si ya supiera de qué se trataba. "Ah, eso," dijo, encogiéndose de hombros. "No es nada especial. Solo quería ayudar."

"Pero es mucho más que eso," respondió Mateo, su voz llena de emoción. "Usted sacrificó años de su vida para ahorrar esto. No sé cómo agradecerle."

Doña Rosa negó con la cabeza, sus ojos brillando con lágrimas. "No necesitas agradecerme, hijo. Esto es lo que mi esposo y yo siempre quisimos hacer: ayudar a alguien que pueda usarlo para algo grande. Tú eres ese alguien."

Las lágrimas brotaron de mis ojos antes de que pudiera detenerlas. "Gracias," logré decir, abrazándola con fuerza. "Gracias por todo."

Doña Rosa me devolvió el abrazo, su voz suave pero firme. "No me den las gracias a mí. Denle las gracias a Dios por ponerlos en mi camino. Ahora, váyanse y usen esto para hacer algo increíble."




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