Si te lo propones

CAPÍTULO 16 - El camino hacia la redención - Parte 2

"Ver a Clara decidida a retomar sus estudios me llenó de orgullo, pero también de preocupación. Sabía que el camino no sería fácil. Trabajar y estudiar al mismo tiempo mientras criaba a un niño pequeño sería una prueba extrema para ella. Pero también sabía que Clara tenía algo que yo no había tenido en su edad: la oportunidad de aprender de los errores del pasado.

Esa noche, después de que Clara se fue a dormir, me quedé pensando en todo lo que habíamos pasado como familia. Recordé a mi madre, cómo luchó sola durante años para sacarnos adelante. Ahora, viendo a mi propia hija enfrentar desafíos similares, entendí cuánto había cambiado nuestra dinámica familiar. Ya no estábamos solos; éramos un equipo.

A la mañana siguiente, fui al hospital con una sensación renovada de propósito. Mientras atendía a mis pacientes, pensé en cómo cada uno de ellos tenía su propia historia de lucha y resiliencia. Al igual que Clara, muchos de ellos estaban intentando reconstruir sus vidas después de caer.

"Doctor Mateo," dijo una joven paciente mientras le entregaba su receta, "gracias por no rendirse conmigo."

Sonreí, sintiendo cómo sus palabras resonaban profundamente en mí. "Nunca te rindas," respondí. "Porque el cambio comienza cuando decides intentarlo una vez más."

Sabía que esas mismas palabras aplicaban para Clara. Ella estaba intentando una vez más, y eso era lo que realmente importaba.

Con el apoyo de mi padre y mi tía Sofía, comencé a organizar mi rutina. Por las mañanas, llevaba a mi hijo a la guardería antes de ir a la universidad. Por las tardes, asistía a clases y estudiaba en la biblioteca. Por las noches, volvía a casa para cuidar de él y asegurarme de que supiera cuánto lo amaba.

Fue agotador. Hubo días en que sentí que no podía más, días en que quería rendirme. Pero cada vez que miraba a mi hijo, recordaba por qué estaba haciendo esto. Quería darle un ejemplo de fortaleza, de perseverancia, de amor incondicional.

Una noche, mientras estudiaba en la mesa de la cocina, mi hijo se acercó a mí con un dibujo en sus manos. Era una imagen de nosotros dos, con corazones brillantes alrededor.

"Mamá," dijo, señalando el dibujo, "esto somos nosotros."

Sentí cómo las lágrimas brotaban de mis ojos antes de que pudiera detenerlas. "Es hermoso, mi amor," respondí, abrazándolo con fuerza. "Gracias."

En ese momento, supe que todo el sacrificio valía la pena. No solo estaba construyendo un futuro mejor para mí, sino también para él.

Mientras Clara luchaba por retomar sus estudios, yo seguía trabajando en el hospital y participando activamente en la sociedad médica de la ciudad. Era una forma de honrar el legado de mi madre, quien siempre nos enseñó que el sacrificio no era solo renunciar a algo, sino dar todo de ti para construir un futuro mejor.

Un día, durante una reunión de la sociedad médica, me pidieron dar un discurso sobre el impacto de la educación en la medicina. Mientras subía al podio, pensé en Clara y en todo lo que estaba haciendo para superar sus propios desafíos.

"La educación," dije, mirando a la audiencia, "no es solo un medio para obtener un título. Es una herramienta para transformar vidas, para romper ciclos de pobreza y desesperanza. Pero también es un acto de amor, de sacrificio, de fe en el futuro."

Cuando terminé mi discurso, vi a Clara sentada en la última fila, con lágrimas en los ojos. Había venido a escucharme, y en ese momento supe que mis palabras no solo eran para la audiencia, sino también para ella.

Después de la reunión, Clara se acercó a mí y me abrazó con fuerza. "Gracias, papá," dijo. "Me hiciste recordar por qué estoy haciendo esto."

Le devolví el abrazo, sintiendo cómo su determinación se mezclaba con la mía. "Lo harás bien," murmuré. "Lo harás porque llevas el nombre de utu abuela, y eso es suficiente."




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.