Si te lo propones

CAPÍTULO 24 - El desafío de dejar ir - Parte 1

"Habían pasado algunos años desde que Tito comenzó a estudiar en el colegio Jesuita. Durante ese tiempo, nuestra vida había mejorado poco a poco, aunque seguía siendo un constante equilibrio entre lo necesario y lo posible. Yo seguía limpiando casas y vendiendo mis artesanías, logrando apenas lo suficiente para mantenernos. No comía todos los días, pero eso no me importaba mientras supiera que mi hijo tenía lo que necesitaba.

El colegio se había convertido en su refugio. Allí desayunaba, almorzaba y merendaba, y siempre traía algo para casa. "Mamá," decía con una sonrisa inocente, "ellos dicen que es para ti." Pero yo sabía que era para él. Así que dejaba que se alimentara primero, viendo cómo crecía sano y fuerte a pesar de nuestras dificultades.

Un día, recibí una llamada del colegio. Mi corazón dio un vuelco cuando escuché la voz del director al otro lado de la línea. "Señora Clara," dijo, "necesitamos hablar con usted sobre Tito. Es urgente."

"¿Qué pasó?" pregunté, sintiendo cómo el miedo comenzaba a apoderarse de mí.

"No se preocupe," respondió rápidamente. "Es algo bueno. Ven a la reunión mañana, por favor."

Colgué el teléfono con mil preguntas en la cabeza. ¿Qué podía ser tan importante? Esa noche, mientras preparaba la ropa que usaría al día siguiente, una falda vieja que había recondicionado con cuidado, no pude evitar pensar en todas las posibilidades.

Al día siguiente, llegué al colegio temprano, con el corazón latiendo fuerte. El director me recibió en su oficina junto con el padre de la iglesia, quien había sido nuestro apoyo durante años. Ambos tenían expresiones serias, pero sus ojos brillaban con algo que no podía identificar.

"Clara," comenzó el director, "queremos compartir una noticia importante sobre Tito. Ha terminado el colegio con excelentes calificaciones y ha demostrado ser uno de los estudiantes más destacados que hemos tenido en años."

Sentí cómo mi pecho se inflaba de orgullo. Mi pequeño, quien había crecido en medio de tantas dificultades, estaba siendo reconocido por su esfuerzo y dedicación.

"Pero hay algo más," continuó el padre de la iglesia. "Gracias a una red de apoyo internacional vinculada a la iglesia, Tito ha sido seleccionado para continuar sus estudios en una universidad en España, que pertenece a los Jesuitas. Tendrá alojamiento, alimentación, libros... Todo cubierto."

Por un momento, sentí como si el mundo entero se detuviera. ¿España? ¿Mi hijo, estudiando en el extranjero? Era un sueño que nunca imaginé posible. Pero entonces, una oleada de tristeza me invadió. ¿Cómo podría dejarlo ir tan lejos?

"Gracias," murmuré, tratando de contener las lágrimas. "Es una oportunidad increíble. Pero... ¿y si él no quiere ir?"

El padre me miró con comprensión. "Eso depende de ti, Clara. Tú eres quien debe ayudarlo a ver que esto es lo mejor para su futuro."




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