Los siguientes días fueron un caos absoluto para Adán, y por añadidura, para Marisol. Muy pocas veces podían verse dado que él estaba metido de lleno en los preparativos de su viaje. Situación que, al parecer, complacía mucho a los papás de ella.
Por alguna razón que no entendía, sus papás parecían más que contentos del aparente alejamiento de Adán, y las pocas veces que el joven podía visitarla, se mostraban hoscos, y hasta groseros con él. Ni siquiera le permitían entrar a la casa, así que se quedaban conversando sentados en la acera.
El día que Adán partió rumbo a Alemania, ella tuvo que ir a escondidas al aeropuerto a despedirlo, ayudada por Fernando y Eva.
Lloró inconsolablemente, él también soltó una lágrima. Fue una despedida agridulce, y se quedó con la firme promesa de Adán, de que iba a regresar por ella y que le iba a estar enviando mensajes y correos todos los días.
El primer email llegó al día siguiente.
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Mi querida Marisol:
Por fin llegué a Berlín. El vuelo se me hizo eterno. Te platicaría de la ciudad, pero no he visto nada. Ni siquiera he salido del aeropuerto. Aquí voy a estar unas horas esperando el vuelo que me llevará a Sttutgart y de ahí, creo que es una hora por carretera hasta Karslruhe, que es donde voy a residir. Lo único que sé, por el momento, es que Karslruhe está cerca de la frontera con Francia y que hace un frío endemoniado.
Te extraño como no tienes idea. Y me siento muy mal por no haber estado contigo más tiempo antes de mi viaje. Pero te prometo que a mi regreso no habrá quien me separe de ti. Te amo. Y voy a echarle todas las ganas a esto para regresar lo más pronto posible a tu lado.
Mi querido Adán:
Te extraño como no tienes idea. No te preocupes, entiendo que tenías que preparar tu viaje y todo el papeleo. Me alegra saber que llegaste con bien y que sí vas a usar la bufanda que te tejí.
Por acá, las cosas están curiosamente tranquilas. No sé qué les pasó a mis papás contigo, pero desde que te fuiste están mucho más accesibles. No te digo que cariñosos, porque nunca lo han sido, pero ese mal humor constante que tenían desapareció por arte de magia, así que estoy bien. Estudiando mucho e intentando por todos los medios conseguir una beca porque mis papás me han hecho "sutiles" insinuaciones que mi escuela les está saliendo muy cara.
Te amo. Espero noticias tuyas.
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Mi querida Marisol:
Ya estoy en Karslruhe, me instalé en una pensión y comparto habitación con un compatriota, así que no me siento tan solo. Lo poco que he visto de la ciudad es impresionante. No es muy grande pero sí muy bella; con edificios que adorarías ver si estuvieras aquí. Fui a la escuela a hacer mis trámites de admisión y el campus del Karslruhe Institute of Technology es simplemente impresionante. Parece un palacio. Hay muchos estudiantes extranjeros aquí. Es como una Babel. Pero lo bueno de todo esto, es que cuando haces amistad con algunos, enseguida te pasan consejos de dónde comprar más barato, dónde comer, incluso dónde ir a tomar cervezas sin destripar tu economía. Todas mis clases son en alemán, por su puesto, lo bueno es que lo domino bien y no me está costando trabajo entender a los profesores. Lo que sí, es que me metí toda la carga académica posible para terminar pronto, así que tengo mucho qué estudiar y muchas tareas por cumplir. Pero sé que valdrá la pena para regresar pronto a tu lado.
Te extraño mucho, mucho, mucho. Cada cosa que veo me hace pensar “Ojalá Marisol pudiera ver esto”.
Te amo.
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Mi querido Adán:
Hoy fui a comer a la casa de Eva y Fernando. Les enseñé las fotos que me mandaste. Están impresionados, igual que yo, por lo hermoso que es el lugar donde estudias. Te mandan muchos saludos.
Te amo, te extraño, cuento los días para que nos volvamos a ver de nuevo.
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Mi querida Marisol:
Hace días que no me escribes y que no tengo noticias tuyas. ¿Estás bien?
Quiero pensar que tienes mucha tarea y que estás lidiando con los cargos y abonos, o que estás en exámenes.
Pero no puedo dejar de angustiarme. Por favor escríbeme, aunque sea un mensaje de texto diciendo “hola”. Por favor.
Te amo, te extraño, quiero saber de ti.
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Adán: Este es el último correo que te envío. Se me hace una tontería que digamos que somos novios estando un océano de por medio. Creo que no vale la pena seguir atada a alguien que ni veo ni puedo abrazar ni besar y quién sabe si algún día decida regresar. Cuídate mucho y sé feliz.
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Editado: 03.10.2020