Siempre hay una segunda oportunidad.

Hogar, dulce hogar ~3° parte~

Me desperté tarde a propósito, mi mamá ha estado limpiando la casa desde las seis de la mañana y si me veía despierto me pondría a limpiar también, así que dormí más de lo debido pero valió la pena porque me siento más que relajado y muy preparado para lo que se viene.

Papá va a ir a recoger a Bryson al aeropuerto al medio día, mamá ha estado metida en la cocina desde que papá salió de casa. Annie vendrá por la tarde, sé que está apenada pero su curiosidad es más grande así que vendrá con la excusa de jugar conmigo y darme la revancha.

Cuando finalmente me decido a bajar las escaleras, mamá está cantando muy feliz, aún no se da cuenta de mi presencia hasta que abro el refrigerador y saco una botella de jugo.

-Oh, Hola cariño ¿Qué tal dormiste?

-Como un tronco- digo mientras acerco la botella a mi boca.

-Me alegra- dice sin dejar de cocinar.

Me quedo sentado en la barra tomando mi jugo. Papá llama por teléfono y le dice a mamá que ya vienen de camino. Mi mamá se apresura a terminar de cocinar mientras que Simon molesta al Ruffus en el patio trasero.

Media hora más tarde, mi mamá no ha terminado de cocinar lo que sea que esté preparando. La puerta se abre y papá le grita desde el umbral que ya están en casa.

Mi mamá sale corriendo de la cocina y me encomienda que revise cuando la olla hierva para que no manche su cocina. Abraza a Bryson hasta que se empieza a retorcer dentro de su abrazo, momentos después de llenarlo de labial por todo el rostro lo conduce hasta la cocina.

¿Qué pretende? Ella sabe muy bien que nunca hemos sido exactamente muy unidos a pesar de ser gemelos.

Bryson me mira por varios minutos, ya se dio cuenta que estoy más deteriorado que cuando se fue. Aún no tengo todo el cabello que tenía antes y hasta he perdido todos mis kilitos de más que había ganado antes de entrar a clases.

Me está examinando detenidamente, como si estuviera buscando las palabras menos hirientes o las que menos me recuerden lo mal que me veo.

-¿Qué tal has estado?- me pregunta mirando hacia la ventana detrás de mí.

-Bien y ¿Tú?

-Supongo que bien- se encoge de hombros.

-¿Qué les parece si empezamos a comer?- pregunta mi mamá un poco nerviosa.

Todos empiezan a tomar sus respectivos lugares en la mesa. Mi papá en la parte frontal igual que mamá. Bryson y yo quedamos de frente. Simon se sienta a su lado.

-Entonces ¿Qué tal ha estado la universidad?- le  pregunta mi mamá mientras le sirve a mi  papá el guiso en el plato.

Bryson me mira primero, como si me pidiera permiso para hablar. Simplemente me limito a sonreírle a la comida que mamá me está sirviendo. No me molesta, ya no soy un chiquillo. Se supone que soy el mayor y tengo que actuar como tal pero a veces me resulta un poco difícil dar el ejemplo.

-Bastante bien, dentro de poco ya podré relacionarme aún más con el diseño. Tengo muchos profesores que son bastante creativos y el campus es impresionante….

Me perdí el hilo de la conversación, la verdad no es que no me interese como le está yendo pero estoy un poco nervioso al saber que Annie vendrá más tarde y no sé si pueda manejarlo todo al mismo tiempo.

-¿Kenny? ¿Te sucede algo?- me pregunta mi papá.

-¿Eh? Ah! Lo siento mucho ¿Qué decían?

-Yo quería…. Saber ¿Cuándo tienes la última quimioterapia?- me pregunta Bryson aún sin mirarme a los ojos.

-No estoy muy seguro- me rasco la barbilla- La señorita Lane me dijo que había progresado bastante. Así que la otra semana tengo que ir a hacerme unos exámenes de rutina para saber si es necesaria una última sesión de quimio.

Nadie dice nada aún si quieren decirme algo pero ¿Qué esperaba? No es como si mi enfermedad sea algo innombrable dentro de mi familia pero bueno, se supone que eso es una buena noticia. O algo así.

-¿Qué harás más tarde?- me vuelve a preguntar.

-Obtener mi revancha.

Después del almuerzo, continuamos sentados en la mesa escuchando a Bryson hablar sobre su vida en la universidad, ésta vez puse atención a todo lo que dice porque, no tengo nada mejor que hacer y si me levanto mamá se molestará. Hasta que mi salvación o posible destrucción llega.

El timbre suena y en seguida sé que es Annie. Me levanto antes que mamá y les grito que es para mí. Corro hasta la puerta y la abro. Ella está sonriendo como siempre. Se ha puesto un overol negro encima de una camisa holgada de color verde. Trae en sus manos un ejemplar de “Crysis 2”

Tiene vergüenza y no quiere entrar hasta que le digo:

-Vamos, Benson. Entra de una vez para que puedas patearme el culo.    

Me sigue hasta la sala, donde todos están sentados escuchando de nuevo a Bryson. Me paro frente y les digo:




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