Siempre hay una segunda oportunidad.

Sentimientos rotos.

Los siguientes días tuve que acostumbrarme a estudiar en una universidad pública a la fuerza. Tengo una enorme pila de tareas para todo el fin de semana y mi mamá quiere que la ayude con las compras del supermercado por la tarde.

Annie ha estado actuando… normal, o eso creo. Si Karla se me acerca, ella también; si Karla me habla, ella también. No es como que me esté quejando pero si me van a usar para darse envidia, prefiero quedar fuera de todo. Lo sé porque con Karla es la única con la que Annie compite por mi atención, ni siquiera por Brenda, mi nueva amiga. La conocí en el club de video y fotografía.

Actualmente somos los únicos dos miembros, lo único que hacemos es ver películas para hacer críticas los martes y los jueves, tomamos fotografías los sábados por la mañana.

Hay una canción nueva que no puedo dejar de escuchar, suena en mi teléfono cuando me llega un mensaje de Max.

-Viejo ¿estás listo para mañana?

-¿Listo para qué? ¿Qué habrá mañana? ¿Acaso no tienes tareas?

-Escribes como mi madre ¬¬

-Es enserio Maxine ¿Qué hay ésta mañana?

-Annie y su banda estarán tocando en el centro comercial por la mañana ¿Irás cierto?

-Lo siento, no creo poder ir. Mi mamá quiere que la acompañe al supermercado y ya cancelé con Brenda la reunión  del club.

-Supongo que no hay opción ¿cierto?

-Nop, mamá se toma muy enserio las compras.

-Bien, supongo que te veré el lunes.

Intento regresar y concentrarme en mi tarea de pre- cálculo porque… bueno, es viernes por la tarde y se supone que después iré a casa de Annie a verla.

Al llegar a su casa, toqué el timbre y nadie abrió; Volví a tocarlo de nuevo y nada, ya me estaba preocupando y casi aporreo la puerta cuando Annie sale corriendo y me jala de la mano.

-¿Podemos ir a otra parte? Por favor.

Corrimos hasta el parque de la ciudad, me costó un poco seguirle la pista porque ni siquiera estoy en buena condición física, al llegar ella se sentó en un columpio, yo hice lo mismo a su lado.

Pasaron diez minutos así y Annie no se movía ni decía nada, me preocupé y me atreví a preguntarle:

-¿Estás bien?- ella sólo asintió sin levantar el rostro.

-No, no lo estás, dime qué sucedió- la vuelvo a cuestionar. Ella sigue sin responder, así que me levanto y me paro enfrente de ella, me pongo de cuclillas y logro ver que está llorando.

-¿Qué sucedió?- le digo de nuevo pero aterrado.

-…. Creí que yo le gustaba- susurra.

-¿Qué le gustabas?

-Los últimos días se mostró muy interesado en mí, así que pensé que yo le gustaba pero no fue así.

-No fue así… Espera, ¿de quién estamos hablando?

-De Alfred… Yo creí que le gustaba…

Algo me decía que no estaba tan equivocado al pensar mal de ese niño bonito, siempre supe que no me agradaba por algo.

-Vamos Annie, no llores- le limpio las lágrimas- no le des el gusto de que su rechazo te afecte.

-….El no me rechazó- dice levantando el rostro- es más, yo nunca me le declaré o algo así.

-Entonces, ¿cómo es que sabes que no le gustas?

-Porque hoy lo vi por casualidad, nos sentamos en una banca a platicar sobre cómo conquistar a una chica, yo pensé que se trataba de mi pero  dijo: “Me agrada hablar contigo, siempre puedo ser yo y nunca me siento nervioso o algo así. No es como con Lyzz, he estado pensando en cómo invitarla a una cita pero ahora gracias a ti, ya tengo una gran idea. Muchas gracias Annie eres una gran amiga.”

-Oh… supongo que no te ve de la misma manera- le digo.

-¡Claro que  no lo hace!- cubre su rostro con sus manos- pero yo…

Tomo las manos de Annie y la abrazo, acaricio su cabeza porque siento que al verla sufrir por alguien más, no me gusta para nada. Quisiera ir en estos momentos a jalarle el cabello al niño bonito por hacer llorar a Annie. Beso la frente de mi Annie.

-Benson… Si el te dijo que quiere a otra chica está bien, él se lo pierde porque no sabe que está dejando perder la oportunidad de estar con una chiquilla tan bonita, inteligente y risueña como tú…

Después de media hora consolándola, la obligué a sonreír y la llevé a pasear y no solté su mano en ningún momento, ella no tenía ganas de nada así que me esforcé mucho por hacerla sonreír. Al final lo logré y cuando  la dejé en su casa, ella me abrazó por un largo tiempo, besó mi mejilla y dijo:

-Muchas gracias por todo… Te quiero mucho.

-Te quiero Benson- le dije y me di la vuelta, supongo que la comprendo un poco, decirle te quiero a una persona y saber que tus sentimientos no son iguales a los suyos duele… y mucho.

Al día siguiente no pude ir  al centro comercial a verla pero supe de Max que si fue, eso me alegró mucho, el saber que ya se encontraba mejor. Me quedé en casa haciendo tareas cuando alguien toca la puerta, la abre despacio y dice:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.