Siempre hay una segunda oportunidad.

Una vieja historia.

-Así que, dime ¿cómo es que llegaste a éste estado?

-No lo sé amigo, no lo sé…

-¡Ay por favor! Los problemas de mujeres no son nada nuevo Kenny, no me digas que sólo porque ella prácticamente te dio una patada en  el culo sin querer ¿te vas a rendir?

-No Max, no sé si rendirme o arrastrarme hasta la casa de Cloe sea lo mejor que pueda hacer.

-¿Ya se te olvidó lo que hizo? Y ¿hasta cuándo piensas permanecer en cama? No estás enfermo ¿cierto?

-No.

-A propósito, ¿cómo carajos fue que empezaste a… ya sabes, salir con ella?  No me acuerdo de  cuándo fue que empezaste a volverte tan blando por las mujeres.

-Verás… ¿Recuerdas la vez que casi nos sacan de la cafetería de la secundaria?

-¿Cuál de todas? Siempre éramos muy ruidosos y casi siempre nos amenazaba la cocinera con su cuchara de palo.

-Cierto- respondo con una sonrisa melancólica-  Como sea, fue durante el séptimo grado, acabábamos de empezar el curso y recuerdo que aún éramos algo pequeños para enfrentarnos a cualquier cosa por nosotros mismos…

-Ése día fue un miércoles durante el almuerzo,  yo tenía mi turno para almorzar en el segundo turno, así que estaba de camino a la cafetería… - continúo diciéndole- justo antes de llegar a las puertas, podía escuchar el ruido que Kyle, Jeff y tú estaban haciendo, estaban peleando por algo,  de nuevo, no recuerdo qué era así que  fui por mi bandeja e hice mi camino hacia una mesa y los ignoré  aunque creo que Jeff me vio y gritó:

-¡Eh! ¡Kenny!- me saludó con la mano  y tuve que acercarme a ustedes.

-¿Qué diablos pasa ahora?- les pregunté  cansado de sus demostraciones de todos los días.

-¡¿Qué pasa?!- dice Kyle eufórico- Pasa que yo opino que Max avergüenza a sus familiares los simios, por no saber quién fue y qué hizo Lincoln.

-¡Ay por favor!- le responde Max rodando los ojos- Ni que fuera más famoso que Bob Marley.

Continuaron peleando alrededor de veinte minutos como mínimo, yo sólo me limité a comer y asentir cada vez que pedían mi opinión hasta que Jeff explotó.

-¡Lo ves! No entiende nada y no escucha nada ¿Así me pides que te ayude para tu examen de historia? ¡Eres un retrasado!

-Cálmense o nos van a echar de la cafetería por escandalosos- les dije y me puse de pie- Siempre se las arregla para aprobar, así que no te preocupes- empujé la silla hacia atrás con mis piernas y terminé chocando contra la espalda de alguien y tirándola al suelo.

Cuando la vi por primera vez, voy a aceptar que fue amor a primera vista.

Nunca me imaginé que el amor doliera tanto, cuando de verdad das el 100% y la otra persona apenas y llega al 50% es demasiado difícil mantener a flote una relación tan injusta.

-L- Lo siento. No quería lastimarte- le dije intentando ayudarla a ponerse de pie.

-No fue nada. Estoy bien- dijo sonriendo amablemente.

-¿En serio? ¿No te duele nada?

-Estoy bien pero- su mirada se fija detrás de mi- No creo que ellos no lo están tanto como yo.

Giré la vista y exactamente eso era cierto, Kyle tenía sujetado a Max del cuello de su camisa de la escuela  mientras que el otro sólo se limitaba a reír como si le acabaran de contar el chiste más gracioso del mundo.

-Olvídalos, apuesto a que la cocinera se encargará de ellos- le contesté restándole importancia a mis estúpidos amigos que me avergüenzan frente a una linda chica que acabo de conocer.

Efectivamente, la cocinera robusta y con un enorme pelo en la verruga de su nariz estaba caminando hacia ellos con una cara de pocos amigos y una cuchara de madera en sus manos.

Comenzamos a caminar por los pasillos, terminé acompañándola hasta su clase de Química.

Ella era mi prototipo de chica perfecta, la que imaginaba que quería como novia y salir y todas esas cosas que hacen las parejas.

Era refinada, bastante educada e inteligente. Es enserio, una chica con altura y cabello cobrizo, largo y ondulado podía hacerme actuar como un idiota frente a ella. Su nariz perfilada y puntiaguda, sus grandes ojos azul pálido, más como si fueran de color celeste que azul, llegando a turquesa casi, me parecían adorables. Sus labios delgados que siempre estaban de color rosa pálido fue sólo un pequeño detalle que no puedo omitir.

En ése entonces, yo no era lo que se llama un “Don Juan” que se diga pero, tan poco lo hacía tan mal. Me refiero a que, sí. Yo había sido el primero en tener novia entre mis amigos, no es un logro destacable pero es como si siempre tuviera una ventaja sobre eso.

Durante casi un mes, nos reuníamos para estudiar en la biblioteca, todos los días sin falta después de clases regresábamos juntos a casa, platicábamos de todo, recuerdo que ella era muy curiosa por el conocimiento.

Siempre llegaba una o media hora antes que yo, porque siempre estaba investigando algo. Lo más curioso es que tenía una pasión oculta por el dibujo y el diseño. Eso fue un mérito más para que me gustara tanto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.