Siempre hay una segunda oportunidad.

Se acabó.

Me desperté antes que mi alarma-mamá lo hiciera por mí, revisé mi celular y apenas eran las cinco y treinta. Media hora antes de tomar mi medicina nueva. Desde que fui al hospital, he estado siguiendo un nuevo tratamiento, los resultados saldrán dentro de un par de días y estoy un poco nervioso porque aún no hay fecha para mi intervención.

He estado la mayoría de mi tiempo encerrado en mi habitación, evitando a todo el mundo. Eso incluye a Annie quien lo ha tomado bastante bien, ya que tampoco a hecho algún esfuerzo por saber algo de mí.

En cierto modo, es un alivio. La última vez que hablé con ella, me dijo que estaba teniendo muchos problemas con su mamá de nuevo, así que preferiría que ella no tenga que preocuparse por otro problema.

Aunque técnicamente, el doctor Randall dijo que no es que el trasplante sea un Graaannn procedimiento, difícil o  demasiado peligroso pero sí es importante que lo hagamos, más o menos eso fue lo  que yo entendí.

Quizá no sea la gran cosa y mamá está demasiado preocupada, no la culpo pero sigo un poco molesto con ella. Pero supongo que nunca podré agradecerle por todo lo que ha hecho, sigue y seguirá haciendo por mí. No imagino una vida en la que tenga que sobrevivir una enfermedad así sin mi mamá.

Mi papá tuvo que volver a salir de viaje pero sólo será por pocos días, dijo que estaría de regreso antes de mi cumpleaños y el de Bryson. Incluso la abuela llamó para avisar que vendrá a vernos ese día.

Por otra parte, mi cansancio se ha vuelto más pesado pero es por las pastillas que debo tomar, sin embargo yo no holgazaneo porque ya esté en mi naturaleza postrarme en la cama todo el día si es posible, sino que,  a veces yo evito salir de mi habitación porque no quiero ver las miradas de compasión que me dirigen en mi propia casa. Es demasiado para mí.

La puerta se abre despacio, observo a mi mamá intentando no hacer mucho ruido pero estoy más que despierto. Ella lo nota y se sorprende.

-Oh, pensé que estabas dormido.

-Desperté hace un rato- le digo.

Mamá coloca la bandeja sobre mi escritorio y se acerca a la ventana para abrir las cortinas, luego comienza a sacar las seis pastillas que debo tomar. Vierte un poco de agua en un vaso de vidrio, se da la vuelta y me los da para que los tome.

-He estado pensando en que podríamos salir hoy. Hace un buen clima y te ves un poco pálido, te vendría bien un poco de sol.

-No quiero salir- le digo, me tomo dos pastillas de un solo trago y hago lo mismo con las otras cuatro.

-No es cuestión de que quieras o no Kenneth Alexander- dice seria.

-Las pastillas me hacen sentir muy cansado, no quiero salir por eso.

-Pero no es todo el tiempo, podrías hacer un esfuerzo y caminar por hoy.

-Pero sí lo hago. Cada vez que necesito ir al baño camino hasta ahí.

Cierra los ojos y respira profundamente, luego me mira muy seria.

-Sal de esa cama ahora mismo o te sacaré yo, además ¿Hasta cuando se lo vas a decir a Annie? ¿Por qué no vas a verla o a alguno de tus amigos? ¿Qué tal tu club de tecnología?

-No quiero hacerlo- me acuesto, le doy la espalda y me envuelvo hasta la cabeza de nuevo.

-Bien, no lo hagas pero hoy saldrás de aquí. Necesito limpiar y no puedo contigo en ésa cama diciéndome qué puedo y no debo botar- arranca las sábanas de mi cuerpo y las arroja a la cesta de la ropa sucia.

-¡Bien!- me pongo de pie, tomo lo primero que encuentro en mi armario y me dirijo al baño para darme una ducha antes de irme a donde sea.

Veinte minutos después, mamá me despide desde la puerta con una enorme sonrisa, me dice que me cuide y que no me preocupe. Pienso que más bien sólo quiere echarme de la casa para que no le cuestione su forma de limpiar y ordenar mis cosas.

Camino sin rumbo en dirección recta, en realidad ya sé hacia dónde voy pero me niego a decírmelo a mí mismo. Llego a su casa en tan sólo quince minutos, me acerco hasta la puerta y todo se escucha tranquilo, respiro profundo y me decido a tocar el timbre.

La abuela de Annie abre la puerta, está llorando como la primera vez que la vi. Al verme, me abraza muy fuerte y rompe a llorar de nuevo.

-¿Sucede algo malo?- le pregunto cuando afloja su abrazo.

-…Por favor… Dime que no es cierto- dice mirándome a los ojos.

-¿El qué no es cierto?

-¡Es tan injusto!- dice y me abraza de nuevo- Ustedes se merecen algo mejor que esto…

-¿Le sucede algo a Annie?- pregunto ya un poco asustado.

Justo en ése momento la veo bajar las escaleras, me mira directamente y sube corriendo de regreso. Logro zafarme de su abuela y la persigo hasta su habitación. Al llegar la puerta está cerrada, le hablo para que me abra pero no lo hace.

-Annie, necesito hablar contigo ¿Qué está pasando?

-¡Vete de aquí!

-Annie abre la puerta, dime qué es lo que pasó.

-¡Quiero que te vayas!- grita de nuevo con la puerta cerrada.

Continúo golpeando la puerta, hasta que su abuela sube y me explica todo.

-Ella dice que no quiere que la veas así de nuevo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.