Sin miedo a volar

El regreso

No comprendí a que se refería a mi hermano así que cuando llegó el momento fui de las primeras en hacer fila para abordar, me temblaban las manos pero me armé de valor y me acomodé en el asiento que para mi mala suerte estaba junto a la ventanilla.

<< Creo que debí haber tomado la pastilla entera para estar inconsciente durante el vuelo>> pensé y sentí un poco de alivio cuando una señora muy sonriente estaba por sentarse junto a mi.

Mientras la señora guardaba una pequeña maleta yo observé hacia afuera, tuve una sensación de miedo y rápidamente cerré la ventanilla.

— Le ofrezco $200 USD por intercambiar asiento — escuché que alguien dijo y volteé para ver de que se trataba, entonces noté que la mujer aun no se sentaba.

— Lo siento joven, no puedo aceptarlo — dijo ella observando mi cara de asombro al ver de quién se trataba.

— Por favor — suplicó.

— Conoces a éste chico o solo quiere molestar? — me preguntó la mujer.

— Sí lo conozco  — respondí confundida al ver a Óscar en el avión pero algunos pasajeros comenzaron a molestarse porque no podían pasar.

Una azafata que se acercó y se dió cuenta de lo que sucedía les dijo que no podían intercambiar así que prácticamente los obligó a sentarse en el lugar que les correspondía y pidió que no obstruyerámos el paso.

De por sí ya estaba nerviosa mi corazón se aceleró y comencé a creer que no soportaría aquel viaje, así que saqué la otra mitad de la pastilla y me la tomé.

— Estás bien hija? — preguntó la señora.

— Sí, es solo que me da miedo volar — respondí.

— Lo digo por el joven que quería sentarse junto a tí — añadió.

— La verdad no sé que hacía aquí, es amigo de mi hermano — le dije.

— Parece lindo — sonrió. 

— Lo sé, pero las cosas no siempre son como parecen — solté un pequeño suspiro al pensar que Óscar había comprado un boleto de avión solo para despedirse y no había podido hacerlo, di por hecho que al final había tenido que bajar porque al voltear hacia atrás no lo ví.

Entonces me abroché el cinturón y cerré los ojos cuando despegamos.

Conversé un poco más con la señora y le pedí que por favor me hablara al llegar si yo no despertaba. No tardé mucho en quedarme dormida. Después de un rato abrí los ojos y me dí cuenta de que era Óscar quien estaba junto a mí. 

— Pensé que habías bajado del avión — dije somnolienta.

— No podía bajarme sin haber hablado contigo.

<<Que cursi >> pensé.

—  Y cómo le hiciste para sentarte aquí?

— Le ofrecí los $200 USD a la azafata — sonrió orgulloso.

Por un momento no pude distinguir si estaba soñando o él realmente estaba ahí pero de pronto se recargó un poco sobre mi y estiró su mano para abrir la ventanilla, entonces el aroma a perfume caro que percibí me pareció muy real y el paisaje nuboso aterrador.

— Qué haces, quieres que me dé un infarto? — la cerré rápidamente.

— Eres claustrofóbica? — me preguntó.

— No, solo me aterra la idea de no estar en tierra firme.

— Pues yo si soy claustrofóbico y de verdad necesito abrir esa ventanilla para ver el exterior.

— Carajo — musité y lo único que pude hacer fue girar mi cabeza hacia el otro lado.

— Cuanto tiempo llevabas a lado mío? — le pregunté.

— Lo suficiente para saber que roncas — me sacó una sonrisa aunque al parecer aquello si era verdad. 

Sabía que quizás él se arrepentiría de haber subido a aquel avión pero me gustó que estuviera ahí, lo vi observar hacia afuera y me di cuenta de que también estaba asustado así que rodeé su brazo con el mío y me recargué sobre su hombro, sé que aquello de alguna manera fue reconfortante para ambos, el caso es que yo aún tenía mucho sueño y estaba a punto de quedarme dormida otra vez.

— July!! Despierta!! Ya llegamos — exclamó y palmeó mi hombro, hice un gran esfuerzo para abrir los ojos, me desabroché el cinturón y tomé mi bolso.

— Mis amigos vendrán a recogerme — dije y fuimos por mi maleta — tu qué harás?

— No lo sé, solo improvisé para hablar contigo pero te dormiste casi todo el camino.

— Lo siento, es la única forma de no volverme loca en pleno vuelo — tomé mi maleta y en eso sonó mi móvil, era Andrea para avisarme que tardarían un poco en llegar, se lo dije a Óscar y pasamos a una cafetería para poder tomarme un café frío que me hiciera despertar por completo.

— No puedo creer que te quedaras en ese avión — bebí un poco de café.

— Ni yo, fue un impulso o algo así, la verdad solo quería disculparme por lo que pasó anoche. No quiero que pienses que era verdad lo que dijo Emilio, yo no te ofrecí apoyo para obtener algo a cambio — parecía sincero.

— Podías haberle pedido mi número a Liam, no era necesario que te diera los datos de mi vuelo.

— Oye, July, quise quedarme en ese avión, seguramente te diste cuenta de que tampoco soy fan de volar pero ya estoy aquí y si es posible me gustaría saber un poco más de tí, tal vez puedo aprovechar para conocer la reserva. Iba en serio cuando te dije que podíamos apoyarte—. Sugirió y aunque sabía que podía arrepentirme accedí, después de todo acababa de hacer algo lindo por mí y la verdad es que ese hombre me gustaba.

Se notaba que sabía aprovechar su encanto masculino pero me prometí a misma que no dejaría que eso me doblegara tan fácilmente. Dicen que tal vez debido al abandono de mi padre biológico es que yo desconfío de los hombres, no lo sé pero he tenido malas experiencias y me gusta ser precavida.

 

 

 

 




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