Sin miedo a volar

Esperanza

Y cuál Emilio podría ser? Solo conocía a uno capaz de esforzarse tanto por arruinar lo que yo amaba.

Seguramente Eida notó mi repentina molestia. 

— Lo siento — me disculpé — era una llamada de la reserva, tenía que contestar pero continuemos por favor.

— Descuida, te decía que espero que podamos conseguir alguna solución concreta, este es un problema que tarde o temprano se tenía que enfrentar y ya que Armento tiene información útil, hay que actuar pronto.

— Sí, lo sé, la verdad es que si yo pudiera compraría los dos terrenos que nos han prestado junto con el de la alcoholera para donarlos a la reserva.

— Ya lo creo, — sonrió —  el caso es que será difícil que logres eso tu sola tan pronto y la mayoría de las personas no estamos dispuestas a soltar nuestro dinero por pura buena voluntad.

— Eso ya me quedó claro — solté con ironía — así que dígame, por qué intenta ayudarme? — pregunté.

— Porque no creo que sea casualidad que la vida te haya puesto en mi camino — sonrió y admito que me dejó confundida cuando miró en la dirección donde se encontraba mi madre.

— Está bien, aunque no estoy segura de comprenderlo — intenté no darle demasiada importancia a mi intuición — volviendo al asunto del que hablabámos, qué opina de la opción de construir algo más sustentable? Despues de todo, eso es lo que ofreció el ingeniero Armento.

— Armento no puede cumplir eso, obviamente no somos ecologistas, nos dedicamos a la industria y necesitamos esa alcoholera, lo más probable es que haya intentado timarte para que accedieras y después no cumpliría nada.

— Que idiota — solté.

— Pues si, por eso te dije que habías hecho bien en negarte. Mira Juliette, voy a decirte algo, el presidente de la junta directiva lleva ausente algunas semanas y yo soy su suplente así que por eso he logrado ganar tiempo, el caso es que pronto va a regresar. Yo desprecio a Miguel más que tú y creo que es momento de que aprenda una lección. — Por fin alguien que pensaba como yo.

— Y qué sugiere? — cuestioné.

— Quiero hacer un donativo anónimo para que compren por lo menos uno de los terrenos que necesitan para que el gobierno acepte su petición, eso nos dará ventaja en lo que Felipe Estrada regresa y Armento lo ponga al tanto de la situación. Mientras tanto yo seguiré analizando la posibilidad de reubicar el proyecto de la fábrica.

— De verdad haría eso? No está poniendo en riesgo su posición? — aquella oferta me parecía increíble.

— Si es un riesgo Juli, tenemos que ser discretas, me ha costado mucho llegar a donde estoy pero es un gusto personal saber que mujeres como nosotras podemos callar la boca de hombres como Miguel Armento. Qué opinas? — Realmente me sorprendía el carácter de esa mujer.

— Pues está de más decir que estoy de acuerdo con usted y con su aportación facilitaría mucho las cosas, solo quiero aclarar algo, no sé si estoy malinterpretando cierto interés de su parte hacia mi madre.

— Supongo que no soy tan discreta después de todo. — Sonrió y entonces pude comprobar mis sospechas.

— Usted dijo que no le gusta actuar solamente por buena voluntad, entonces me pregunto si solamente ofrece ésto por molestar a Miguel Armento o tiene alguna otra intención — observó a mi madre otra vez.

— La verdad Juli, en parte si utilicé éste asunto como pretexto para volver a ver a Leticia, hace algunos meses estuve en ésta ciudad por trabajo y estaba algo estresada así que fui a sentarme a un parque para intentar relajarme y de pronto llegó una mujer acompañada por algunas jovencitas y comenzaron a bailar una danza árabe o algo así, me resultó muy relajante ver a una mujer que parecía tan libre y sensual, era tu madre, la reconocí desde el primer momento que la ví en el hospital aunque ella no lo sabe. — Me sorprendió mucho escuchar aquello.

— Wow! Eso es lindo supongo, pero espero que comprenda que su aportación no compromete a forzar algún tipo de relación entre ustedes.

— Claro que no, eso lo comprendo.

— Y no quiero desilucionarla pero mi madre tiene un historial amoroso algo complicado además de que dudo que comparta sus preferencias sexuales.

— Entiendo lo quieres decir, pero me gustaría intentar acercarme a ella si no te molesta, y créeme que eso no tiene nada que ver con el dinero que estoy ofreciendo, la causa que pretendes es buena Julliete y Armento tiene que aprender que hay cosas más importantes que sus caprichos.

— Entonces que pase lo que tenga que pasar — le dije y despues de acordar algunos puntos Eida se marchó.

Mi amigo Lalo, además de rentar sus propiedades personales, trabajaba en una inmobiliaria así que le pedí que al regresar intentara hablar con los dueños de los terrenos que el padre de Óscar pretendía adquirir para saber  exactamente la cantidad que deberíamos ofrecer.

Sin duda la propuesta de Eída me dio la esperanza de ver luz al final del túnel.

No podía terminar mi día sin reclamarle a Emilio así que lo llamé.

— Por qué te tomas la molestia de sabotear la reserva — reclamé apenas contestó la llamada.

— Porque me quitaste algo que me hacía feliz — por supuesto que no negó haber sido él — casi estamos a mano, después de todo no eres tan diferente a mí.

— No te atrevas a compararme contigo, no tienes idea de lo que estas poniendo en riesgo — exclamé.

— Si lo sé, no me siento orgulloso de eso, pero me gusta dejar claro que nadie puede tomar lo que es mío, lo siento Juliette — colgó.

No comprendí por qué se disculpó, tal vez en el fondo ni el mismo comprendía por qué actuaba de la forma en que lo hacía, aún así yo no iba a rendirme.

Óscar seguía intentando hablar conmigo pero no me atreví a responder porque sabía que lo que estaba a punto de hacer enfurecería a su padre y eso complicaría más las cosas para nosotros. Es verdad que lo extrañaba, quería escuchar su voz, perderme en sus lindos ojos, quería abrazarlo y sentir su tacto, entonces comprendí que intentar alejarme de él solo intensificaba mis sentimientos y aunque todo se complicara, éstos de ninguna manera serian pasajeros.




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