Sin miedo a volar

Sacrificar algo

— Mientes — exclamé.

— Soy de todo menos mentiroso — refutó.

— De cualquier modo ¿qué ganas con hacer ésto? Ya déjalo ir por favor!

— No le estoy haciendo nada Juliette, ninguno de los dos saldrá lastimado, simplemente estoy trayendo a su mente el recuerdo del castigo que le daba su padre cada vez que no alcanzaba sus objetivos, estoy seguro de que entenderá el mensaje. 

— No deja de ser despreciable lo que haces.

— Tal vez no lo entiendes Juliette, Óscar quizás era la única persona en quien yo confiaba pero no es capaz de sostener su palabra y peor aún intenta deshacerse de mi.

— Has pensado que el motivo por el quiere alejarte del corporativo es por tu horrible forma de solucionar las cosas? — Su rostro se volvió inexpresivo y fijó su mirada en mí, yo estaba enojada y a la vez asustada pero comencé a darme cuenta de que en algún momento Emilio también la pasó mal por culpa nuestra, quizas sus estúpidas palabras eran solo una forma de ocultar lo que en realidad sentía.

— Si tú no fueras tan terca no te hubiera tenido que traer a la fuerza — me dijo y bajó la ventanilla para hacer una señal a uno de los hombres que esperaban afuera — hasta yo sé que existen límites.

— Miguel Armento sabía sobre su apuesta? — cuestioné.

— No, a Óscar le gusta mantener la apariencia de que va en contra de su padre aunque en el fondo le tiene miedo.

— Y qué va a pasar contigo si Armento se da cuenta de ésto?

— No lo sé, solo quiero que sepas que no lo estoy disfrutando — parecía haber cierto remordimiento en su expresión — sé que amas a Óscar pero no puedo dejar que se burle de mí y retirarme como si nada.

— Maldición Emilio! Yo voy a renunciar a mi puesto pero sácalo de ahí — dije entre sollozos al ver la desesperación de Óscar — y si cambias tus métodos puedo ayudarte a conseguir un empleo en el corporativo más adelante, conozco a alguien con más poder que Armento pero por favor para ya con ésto.

— Tu estás dispuesta a sacrificar algo con tal de que no sufra, y él qué sacrifica Juliette? Solo tiene que extender la mano y sonreir para obtener lo que quiere pero yo sentí tu rechazo desde el momento en que nos conocimos y me sigues despreciando, — entonces empujó mis manos contra mis piernas comenzó a deslizar la yema de su dedo índice por mi escote, por mi cuello hacia el borde de mi rostro y finalmente dió un pequeño pellizco a mis temblorosos labios, giré ligeramente mi cabeza esquivando su mirada y de pronto me di cuenta de que comenzó a aflojar las cuerdas de mis pies y manos — no intentes escapar, los hombres que están aya afuera solo me hacen un favor pero no son compasivos. 

Un auto se estaciónó a un lado, entonces Emilio abrió la puerta y salió, esperó a que yo bajara y uno de los hombres abrió la cajuela del otro coche. Estábamos en lo que parecía ser el estacionamiento de un edificio abandonado.

Quise correr hacia donde estaba Óscar pero Emilio me detuvo, me sujetó fuerte del brazo y le pidió al otro hombre que me sostuviera, entonces se acercó para ayudarlo a salir, lo sentaron en una silla vieja y le quitaron la mordaza. Óscar estaba débil de tanto forcejear.

— Feliz cumpleaños — le dijo Emilio. Pensaste que podías dejarme con las manos vacías y seguir como si nada? 

— Ya tienes suficiente — musitó Óscar — lo demás es solo tu estúpida ambición, no ganas nada con ésto.

— Solo quiero que recuerdes quien estuvo contigo para hacerte sentir mejor cuando eras un niño asustado al que papi castigaba encerrándolo en la cujuela del auto, que recuerdes quien te acompañó en tus estúpidas ideas y te defendía de los idiotas que querían golpearte y tú Juliette, en realidad nunca te quitaría nada que ames, así que agradécele, que ella es la única razón por la que no voy a golpearte por más que quiera hacerlo.

Yo solo escuchaba sin poder creer lo que estaba pasando y después de que él dijera aquello me pusieron una manta sobre la cabeza y me obligaron a subir al auto donde alguien me sujetaba con fuerza.

— Donde está Óscar? A donde me llevan? — pregunté.

— Tranquila, estarás bien, tu novio está en la cajuela — dijo uno denlos hombres.

Después de un corto trayecto me bajaron y escuché al vehículo alejarse, entonces descubrí mi rostro y no pude reconocer donde me encontraba pero pude ver que más adelante se detuvieron para bajar a Óscar 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.