Sin miedo a volar

Agradable compañía

Por qué no has venido a verme? - Me preguntó Emilio en un texto cuando me faltaba poco para salir del trabajo.

Porque la enfermera siempre dice que estás dormido. Creo que no le agrado y me siento incómoda con ella cerca, por cierto no está tu madre? 

Salió fuera de la Ciudad, no quiere que pasemos mucho tiempo juntos por eso no te dijo nada pero quiero verte. Quieres ser mi enfermera ésta noche? - me pareció tentadora su propuesta porque no quería pasar un viernes por la noche bebiendo sola en mi departamento cuando una persona que se había vuelto especial para mí se encontraba a pocos metros de distancia.

Y tu enfermera asignada - pregunté.

Yo me encargo - escribió

Entonces nos vemos mas tarde - Acepté. 

Toqué la puerta al llegar a su departamento y salió la guapa enfermera, me hizo un escaneo rápido con la mirada y me dirigió una expresión de disgusto.

— Emilio tiene mi número por si necesita algo — me dijo y se marchó despues de tomar su bolso.

Me sorprendï al verlo sentado en el sofá con una camisa casual y jeans. — Por fin te quitaste la pijama — bromeé mientras ponía una botella de vino tinto sobre la mesa y despues me senté en la silla de ruedas.

— Ya se estaba volviendo parte de mi — sonrió.

— Elsa te ayudó a vestirte? — me referí a la enfermera.

— Tal vez — respondió y arrugué mi entrecejo — he subido un poco de peso y cambiarme solo no es fácil todavía — justificó y la verdad es que yo comprendía eso pero no pude evitar sentir un poco de molestia.

— Que conveniente — murmuré.

— De haber sabido que tu vendrías en pijama no hubiera hecho el esfuerzo por vestirme así — bromeó refiriéndose al vestido camisero oversize que yo llevaba puesto y le lancé un pequeño cojín.

— Te ves bien — solté y pasé saliva — me refiero a que no se nota mucho que subiste de peso — sonrió.

— Y si se notara Juli, podrías ser amiga de un hombre hombre con sobrepeso? — cuestionó para saber si yo era superficial.

— No me importa como te veas mientras no vuelvas a ser el idiota de antes — le dije y noté que escuchar eso le dio cierto alivio.

Fui a la cocina para buscar un par de copas y despues de servir un poco de vino para mi y jugo para él me senté a su lado en el sofá y comenzamos a ver un programa de comedia en la tv.

— Te piensas terminar tu sola esa botella? — preguntó al ver que me servía por cuarta vez y apagó la tv porque yo comencé a reir a carcajadas y no podía controlar mi ataque de risa.

— No hagas eso, es muy divertido — alegué.

— No me vestí así para tener que lidiar con una Juliette ebria — me dijo — ves a echarte un poco de agua en el rostro y ayúdame a salir al balcón. 

— Te vestiste así para que darle gusto a tu enfermera — refunfuñé mientras me dirigía al baño.

Despues de un poco de agua fria y dos autobofetadas recuperé un poco el juicio y volví con él. Me di cuenta de que su recuperación iba bien porque lo encontré en la silla de ruedas.

— Yo te iba a ayudar — le dije.

— Ya estoy recuperando la fuerza y la movilidad — pude percibir su satisfacción.

— Eso es algo muy bueno — dije con sinceridad aunque a decir verdad me asustó pensar que cuando él se recuperara por completo aquella agradable compañía podría esfumarse.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.