Sin miedo a volar

Cursilería

Por la mañana nos despertamos cuando sonaron el timbre. Me lavé rápidamente la cara y salí a abrir. Ahí estaba la puntual enfermera repasándome con la mirada sin disimular. 

— Emilio ya tomó sus medicamentos preguntó? Espero que no haya bebido alcohol porque lo tiene estrictamente prohibido — dijo en un tono despectivo.

— Aún no y no bebió — mentí — escucha Elsa, tienes algún problema conmigo? Creo que no te agrado y no sé por qué.

— No, solo hago mi trabajo — fue cortante mientras separaba las píldoras.

— De acuerdo — dije y regresé a la habitación para despedirme de Emilio porque permanecer ahí resultaría incómodo. Le di un pequeño beso en los labios y despues tomé mi bolso para salir. 

— Ella puede entrar cuando quiera y si estoy dormido despiértame — escuché que le dijo antes denque yo cerrara la puerta al salir.

Fui a mi departamento para pasar un sábado solitario, o eso pensaba pero mas tarde Eida y mi madre me sorprendieron con su visita. Ya me había acostumbrado a verlas juntas, se veían contentas, eran cursis y empalagosas. 

Al día siguiente Ana regresó y nos invitó a cenar en su departamento, la enfermera se fue temprano y pasamos una linda velada, ocasionalmente Emilio me tomaba la mano o me hacía pequeñas caricias bajo la mesa, debo admitir que me sentía como una adolescente enamorada, era algo muy diferente de lo que sentía por Óscar porque cada vez se intensificaba mi necesidad de estar cerca de Emilio y eso es algo que nunca había sentido por ninguna persona.

 Comenzaba a hacer un poco de frío así que cuando terminamos de cenar Emilio me pidió que por favor le pasara un cardigan que tenía en la habitación mientras las demás limpiaban el desorden en la cocina. Le ayudé a ponérselo y no se por qué pero puse un pequeño beso en sus labios de forma espontánea y juguetona, tal vez mi madre y Eida me estaban contagiando su cursilería. Entonces me percaté del silencio que nos rodeaba y me hice consciente de lo que acababa de hacer 

— Carajo — musitó mi madre y las tres nos miraban con una expresión que no pude distinguir si era sorpresa o terror — que está pasando Juliette? — reconocí su expresión tal cual la que precedía a un castigo seguro cuando Liam y yo éramos niños.

Ana y mi madre regresaron a la mesa y se sentaron frente a nosotros.

— Juli, te pedí amablemente que tuvieran cuidado para que ésto no pasara — dijo Ana tratando de no exaltarse.

— Por qué hiciste eso? — alegó Emilio.

— Porque me preocupo por ti — le respondió.

— No sé a que están jugando pero no es buena idea — dijo mi madre.

— No estamos jugando — dijo él — yo estoy enamorado de Juliette.

— Yo sé que estás enamorado— dijo Ana — pero tambien estás en una maldita silla de ruedas y el hombre que te dejó así es el novio de Juliette.

— Óscar ya no quiere verme — les dije.

— Pero está en la cárcel cariño, no sabes que pasará cuando salga o como reaccionará si llega a verlos juntos — intervino Eida.

— Maldición, si de verdad se quieren tienen que entender que ésto puede acabar mal, por lo menos deberían esperar a ver como se comportará Óscar al salir. — Ana palmeó su frente mientras hablaba.

— Tienen razón — acepté aunque mi corazón no lo comprendía.

Entonces aquella velada no terminó tan bien como nos hibiera gustado, se esforzaron por no juzgarnos pero sé que su preocupación era sincera así que nos dejaron un rato a solas para habláramos.

— Si yo estuviera bien no dudaría en pedirte que nos fuéramos de aquí juntos Juli — acarició mi mejilla.

— Si estuvieras bien tal vez nunca me hubieras dicho que estabas enamorado de mi — agaché la mirada.

— Tal vez, el caso es que ellas tienen razón, no quiero exponerte a que algo malo pase.

— Vas a pedirme que me aleje de ti? — le pregunté.
— No, eso jamás, solo quiero que esperemos a que yo me recupere para hablar sobre lo que siento por tí.

— No eres el único que siente algo — me atreví a decir.

— Lo sé, pero quiero que estés segura porque yo lo he pensado y de verdad me gustaría tener algo serio contigo — tomó mi mano y comenzó a acariciarla — si cuando yo esté bien tu estás dispuesta a intentar algo conmigo, veremos la forma de estar juntos pero si decides que todavía amas a Óscar y solo sentiste lástima o compasión por mí lo entenderé y de todas formas estaré ahí cuando lo necesites. 

Me sentí triste pero en realidad yo tenía que empezar a decidir lo que realmente quería en lugar de dejar que la vida me llevara de aya para acà sin un rumbo fijo.

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.