Sin miedo a volar

Intención

— Ya no quiero dejar mi vida a la casualidad — le dije.

— Y yo no quiero forzar las cosas para que suceda lo que deseo, porque de nada me ha servido. — Por eso quiero que lo pienses bien y tu decidas. — Entonces me acerqué a él para besarle. Sus labios no eran tan carnosos como los de Óscar pero el simple roce provocaba que se erizaran los bellos de mi piel.

— En serio te enamoraste de Emilio, hija — dijo mi madre cuando nos sentamos en el sofá de mi departamento — nunca te había visto así.

— No esperaba que ésto pasara.

— Lo sé cariño, así es el amor — se sentó junto a mí y me acurruqué en su regazo como cuando era niña — pero tienes que estar segura, no quiero que despues estés como yo experimentando con una pareja tras otra para intentar averiguar quién era el correcto, tienes que ser sincera contigo misma sobre lo que sientes. Nosotras nos preocupamos por ustedes pero a final de cuentas lo que importa es que ustedes sean felices. 

— Es que siempre me ha gustado Emilio mamá, pero yo odiaba su forma de ser y después apareció Óscar y sé que teníamos algo muy especial pero ahora mis sentimientos están revueltos. 

Eida me repitió que las cosas y las personas no llegan por casualidad, que siempre hay una intención de fondo aunque parezca cruel y difícil de comprender, que si en nuestro interior hay revuelo, en nuestro entorno también lo habrá así que pensé que solo necesitaba tomar una desición y encontrar un poco de paz conmigo misma sin imaginar todo lo que tendría que pasar.

Durante mi relación con Óscar yo sentía que estaba enamorada pero no logré reunir el valor para que nuestro amor pudiera enfrentar lo que se interpusiera entre nosotros y al parecer él tampoco porque ya ni si quiera sabía si volvería a querer estar conmigo.

Sabía que intentar algo con Emilio conllevaría muchas dificultades pero por algún motivo me sentía con suficiente fuerza mental para soportarlo y en ese momento mi corazón indicaba que él era la persona con la que quería estar y con quien podía ser yo misma e incluso mejor, por más increíble que eso pareciera.

El amor puede timarnos y es impredecible para un simple mortal pero cuando te das cuenta de que una persona puede llenar tus vacíos y viceversa, como un complemento perfecto que te motiva a creer que aún entre tormentas la vida puede ser buena, que lo desagradable se puede cambiar y que si nos equivocamos podemos volver a empezar, no puedes simplemente dejarla ir.

Entonces acepté que Óscar había sido parte importante de mi vida, alguien con quien aprendí que es mejor volar acompañado, alguien por quien aún sentía algo, pero ya no estaba segura de que fuera amor. Debía esperar a que saliera de la cárcel para aclarar las cosas y si él quería volver a verme, tendría que decirle que me había enamorado de alguien más.

No se lo dije a nadie porque quería que fuera algo especial cuando Emilio hubiera avanzado un poco más su recuperación. Despues de eso solo pudimos charlar de vez en cuando en presencia de su madre a quien aun no le agradaba la idea de vernos juntos.

Pasó otro mes y por fin pudo dar sus primero pasos e ingresar a rehabilitación física y yo comencé a practicar yoga y hacer nuevas amistades.

Cierto día en el trabajo, la secretaria me dijo que una mujer buscaba a Emilio lo cual me resultó extraño.

— Dile que pase — le pedí y al ver a la mujer que entraba a la oficina presentí que no se trataba de algo bueno.

— Que sorpresa encontrarte aquí Juliette, veo que lo hiciste bien — dijo Eva Meléndez, la guapa ingeniera que estaba enamorada de Emilio durante el primer proyecto de Typipes en México.

— En que puedo ayudarte? — le pregunté y ella cerró la puerta para despues sentarse.

— En realidad busco a Emilio, pensé que él era el director — hechó un vistazo rápido a la oficina.

— No, él ya no trabaja en Typipes — sentía mucha curiosidad de saber el motivo por el cual se había tomado la molestia de ir a buscarlo.

— Podrias decirme donde puedo encontrarlo o darme su número? — Insistió.

— Él no se encuentra bien, yo puedo darle un recado de tu parte si lo necesitas — admito que sentí un poco de curiosidad.

— Es algo personal — dijo y comencé a inquietarme.

— Puedo saber de qué se trata, debo asegurarme que sea algo importante porque tiene algunos problemas legales y sus visitas están restringidas — exageré un poco.

— Tenemos un hijo — dijo y sentí mi corazón desmoronarse al escuchar aquello.




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