Sin miedo a volar

Instinto maternal

No pude evadir aquella petición así que la llevé al departamento de Emilio, durante el trayecto le platiqué un poco sobre la situación en la que se encontraba él y ella me dijo que no pretendía utilizar a su hijo como medio para sacar provecho.

Lo había intentado sola sin que él supiera de la existencia del pequeño pero éste padecía cierta condición especial que limitaba su desarrollo tanto físico como mental y a ella se le estaba dificultando cuidarlo puesto que no tenía familia cercana y le habían ofrecido un nuevo empleo que le exigía más tiempo.

— Estoy desesperada Juliette, amo a mi bebé pero ésto me está superando — rodaron un par de lágrimas por su mejilla.

— Lo lamento de verdad, sé que debe ser difícil, pero estoy segura de que Emilio estará contento de saber que tiene un hijo y encontrará la forma de ayudarte — intenté consolarla.

— Sabes si está casado o sale con alguien? — me preguntó — No quiero causarle problemas — al escuchar eso yo esquivé su mirada y giré ligeramente mi cabeza mientras pensaba que responder.

— Mierda Juliette, eres tú verdad? — dedujo — siempre supe que entre ustedes dos había algo aunque lo negaran — se hizo un pequeño silencio — sabes, creo que cometí un error al venir, yo sé que fui irreverente contigo antes y seguramente no te agrado, no quiero incomodarte.

— Mira Eva, los problemas que tuvimos salen sobrando, esto se trata de un pequeño bebé que no tiene la culpa de nuestros errores. — Le dije.

— Gracias por pensar así, de verdad que la vida me ha obligado a aprender a no juzgar a los demás, yo deseo cantajear a Emilio, sé que realmente nunca estuvo interesado en mí — aclaró — pero creo que después de todo el tiene derecho a saberlo y yo necesito un poco de ayuda.

Entré al departamento y sé que mi rostro expresaba confusión pero me limité a decirle a Emilio que Eva estaba ahí. Me pidieron que estuviera presente en su conversación pero no quise, era un asunto que no me incumbía, después de todo aquella vez fui yo quien facilitò las cosas para que ellos estuvieran juntos. 

Esperé en la sala mientras ellos hablaba el balcón. Ana había salido a hacer unas compras y Elsa la enfermera me observaba con una expresión burlona mientras comía en la cocina.

"Qué carajos pasará ahora?" pensé ".

Vi a Emilio abrazar a Eva y se me retorcían los sentimientos, entonces ellos se acercaron a donde yo estaba y noté su expresión de preocupación. Noté que ella  intentaba contener su llanto y se despidió rápidamente de mí para despues dirigirse a la puerta.

— Le pediré a mi chofer que te lleve a donde necesites ir — le dije y ella aceptó así que bajé para acompañarla a la camioneta pero ya no me dijo nada más y solo se limitó a dar la dirección a donde quería que la llevaran. Cuando entré nuevamente Elsa se marchaba, supuse que Emilio se lo había pedido.

— Que le dijiste a Eva? — cuestioné al entrar otra vez al departamento y él hizo a un lado el andador para sentarse en el sofá. 

— Ella quería que le ayudara a cuidar al niño durante un par de meses, tiene una oferta de trabajo temporal muy buena en Brasil y no tiene familia cercana ni una niñera de confianza que pueda ire con ella — masajeó su frente con una de sus manos tal vez intentando procesar la noticia que acababa de recibir.

— Y no quieres por lo menos conocer a tu hijo? — levanté un poco la voz y sin querer sonó a reclamo.

— Si quiero Juli, pero mira como estoy, yo no puedo hacerme cargo. Eva me enseñó unas fotos y es un pequeño hermoso pero no quiero encariñarme con un bebé que no puedo cuidar. — Agachó la cabeza.

— No tienes idea de lo que yo daría por haber podido tener a mi bebé entre mis brazos. No puedes simplemente dejarla ir sin conocer a ese pequeño, de ser necesario yo te ayudaría cuidarlo. — Hasta yo me sorprendí por haber dicho tal cosa, yo, Juliette, la que no podia hacerse cargo de sus propios sentimientos y por descuido o por cosas del destino se me había esfumado una oportunidad de ser madre me ofrecí voluntariamente a cuidar a un bebé especial.

— Ni siquiera sé si de verdad es mi hijo, además no podría pedirte eso y mi madre ya bastante trabajo tiene conmigo — se justificó.

— Yo creo que comentes un error, tienes miedo y lo entiendo pero podrías arrepentirte si rechazas éste regalo que la vida te está dando —  Tal vez solo era aquel instinto de maternidad que no había podido experimentar lo que me impulsó a decir eso.

— Si el hijo de Eva es mío, de verdad estás dispuesta a ayudarme? No quiero que ésto nos afecte Juli — quiso estar seguro.

— Claro que sí, lo dije en serio, ya veríamos que hacer para que el pequeño esté bien — me senté a su lado, tomó mi mano y me jaló suavemente hacia él para besarme.

— Te amo Juliette, sabes que jamás te pediría que hicieras algo así.

— Yo sé que no, pero quiero hacerlo — acarició mi mejilla soltó una pequeña sonrisa, tal vez porque en realidad solo necesitaba esa pequeña motivación para decidir según lo que le pedía su corazón.

 — Llamo al chofer para que la traiga de vuelta? — le pregunté y él asintió. 

Despues de hablar con Eva fuimos con ella al lugar donde tenía al pequeño.

Tal vez éste giro en la historia les parezca drástico pero les prometo que lo comprenderán por completo al final de la historia.

 

 

 

 

 

 

 

 




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