Sin miedo a volar

Remordimiento

Quise llamar a Emilio pero me sentía vigilada, así que borré nuestras conversaciones.

Llamé a mi madre para decirle que me encontraba bien, al parecer Ana ya le había informado sobre lo ocurrido. 

"Cuida mucho a Brian, espero verte pronto, te quiero mucho" le envíe ese texto a mi madre con la esperanza de que comprendiera que era para Emilio y se lo enviara.

Óscar estuvo ausente los siguientes días, vi algunas cosas extrañas suceder en aquella casa, a veces encontraba gotas de sangre en la entrada escuchaba ruidos por las noches, como lejanos lloriqueos.

Óscar dijo que no era nada, que no me preocupara pero hombres armados entraban y salían del lugar y eso no era bueno, volví a tomar las píldoras para controlar mi ansiedad porque tal vez me estaba volviendo paranoica y solo así pude conciliar el sueño.

 — No me siento bien aquí Óscar — le dije mientras cenábamos cuando el por fin regresó.

— Lo sé, ya estoy consiguiendo otra casa, te encantará — respondió.

— No es la casa, es que no que no puedo estar aquí sin hacer nada.

— El lunes comenzarás a trabajar en el corporativo, iremos juntos y regresaremos juntos. 

— No confías en mi? — le pregunté aun sabiendo que lo único que pasaba por mi cabeza era escapar.

— Ya no confío en nadie princesa — me dijo.

— Por qué haces ésto Óscar? Casi no te reconozco desde aquella vez — y es que físicamente sabía que se trataba de la misma persona, incluso su cuerpo lucía más ejercitado y vigoroso pero se había vuelto preso de sus pensamientos y solo se limitaba a dar órdenes.

— No quiero hablar de eso Juliette, solo cenemos tranquilamente por favor — frunció el entrecejo y llevó un bocado a su boca.

— Por lo menos puedo saber qué es lo que realmente pasa aquí? Sé que esos sollozos no son solo mi imaginación — sospechaba que había personas privadas de su libertad en el sótano pero yo no tenía permitido entrar ahí.

— Estamos en México, ya aprendí que necesito que alguien me brinde protección y ese alguien también necesita mi ayuda de vez en cuando, es todo lo que puedo decirte.

El lunes, cuando llegamos al corporativo me llevó directamente con su padre, Armento enfureció al verme, gritó algunas palabras hirientes y entonces Óscar en un arranque de furia lo empujó contra la pared y colocó la parte de su brazo que iba del puño hacia el codo en el cuello de su padre. — Será mi esposa te guste o no, despues de todo eso es lo que tu querías — exclamó y despues de presionar con más fuerza lo soltó.

Yo sabía que Óscar la había pasado mal los últimos meses pero su forma de solucionar las cosas se estaba volviendo incluso peor que la Miguel Armento.

Sentí temor, me di cuenta de que no sería tan fácil salir de ahí o siquiera decirle que ya no sentía lo mismo por él. Él fue el primer hombre con el que quise intentar algo y aún tenía el deseo de querer estar en paz con él pero me daba la sensación de que la paz no regresaría a su corazón.

El trabajo que consiguió era muy bueno, por fin pude recuperar mi pasión por el medio ambiente al participar en proyectos de alto impacto benéfico, es lo que siempre había soñado aunque no se sentia del todo satisfactorio porque me faltaba algo, me faltaba alguien. 

Aún así aquel trabajo fue quizás lo único que me ayudó a soportar la pérdida de mi libertad y mis ansias locas de ver a Emilio.

Óscar tenía todo bajo control, desde nuestros horarios hasta los sitios donde comíamos pero a veces me encontraba a Eida y ella me platicaba sobre el hombre al que yo extrañaba.

Era difícil mantener el contacto sexual deseando que fuera otra persona, aunque su forma de tocarme en ocasiones resultaba placentera a mi cuerpo, me provocaba remordimiento.

 

 

 




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