Sin miedo a volar

Cena

— La vida a la que pretendes aorillarme no tiene sentido  — reclamé, él me pasó una toalla y comencé a secarme una vez que se normalizó mi respiración.

— Sé que no te gusta lo que está pasando pero trata de comprender. — Se sentó en el suelo con una de sus rodillas suficientemente levantada para apoyar su brazo y se recargó sobre la cama.

— Comprender qué? Que en realidad eres un hombre ambicioso que quiere una mujer que se deje manipular sin causar problemas? — alegué.

— Baja la voz — pidió — voy a explicarte lo que pasa Juliette, a los pocos días de estar en la cárcel, un reo me reconoció, había trabajado para mi padre y no tenía un buen recuerdo de él, así que junto con otros comenzaron a molestarme, me golpearon y sabía que si no hacía algo me matarían así que le ofrecí un trato, le dije que yo odiaba a mi padre tanto como él, que si me dejaban en paz cuando saliera yo me encargaría de que lo viera caer y después podríamos ayudarnos mutuamente, él salió poco antes que yo así que me estaba esperando y ahora estoy obligado a cumplir mi palabra. — Yo no esperaba escuchar eso, pero tenía sentido y que Óscar mismo me lo dijera me hizo pensar que aún había un poco de sensibilidad humana en él, solo que el miedo y el rencor lo estaban llevando hacia rumbos que tal vez ni él mismo comprendía.

— Lo que estás ganando es que te teman. 

— Es mejor así — dijo.

— Y si consigues las acciones de Eida, vas a parar? O seguirás tratándome como a una rehen.

— Pienso llegar tan lejos como me sea posible. Serás la esposa de un hombre importante, tendrás cierta libertad pero no pienso dejarte ir.

— Por qué? Si tal parece que nunca me has amado.

 — Porque ya estamos en ésto y sabes más de lo que deberías, así que será mejor que comiences a cooperar y dejes de complicarme más las cosas. Con el tiempo te acostumbrarás. 

"Claro que no" pensé mientras él salía de la habitación.

Al día siguiente fuimos a cenar con Eida y mi madre, Óscar me dió algunas sugerencias de lo que él consideraba sería una buena estrategia para plantearle el tema a Eida, ya que sabía que no era una mujer fácil de convencer y menos por un Armento.

Simulé escucharlo, pero en mi mente planeaba la forma de advertirle a ella de los planes del hombre que pretendía convertirse en mi esposo.

Abracé fuerte a mi madre al verla. A la vista parecía una simple cena familiar, solo nosotros sabíamos lo que estaba pasando.

Dirigí discretamente a Eida algunas de las frases que él me había sugerido pero sé que notó que algo más estaba sucediendo, así que mientras comía, repentinamente comenzó a quejarse de tener una molestia en el ojo.

— Creo que me cayó un poco de salsa, mierda, me arde. Juli, podrías ayudarme por favor — dijo y se levantó para ir al baño así que la seguí.

Tan pronto entramos al área de lavamanos dejó de quejarse.

— Qué fue todo eso Juli? En serio crees que yo necesito tomar un descanso para recorrer el mundo en un crucero con tu madre — preguntó molesta mirándome a los ojos, entonces le conté rápidamente en voz baja parte de lo que ocurría — Maldición, eso es más que peor que un novio celoso, es peligroso — dijo preocupada.

— No quiero que Óscar sospeche que ya lo sabes por favor — le pedí — estoy intentando planear la forma de salir de ésto.

— No tienes que hacerlo sola cariño, yo tambien pensaré en algo. Antes de salir quiero que hagas algo. — Sacó su móvil del bolsillo de su pantalón — Llama a Emilio, el quiere saber de ti.

— Pero está con Elsa, tu lo dijiste el otro día.

— Juli, tu sabes cómo es Elsa, se aprovechó de la situación, después te explico eso. Lo que importa es que él se alegrará de que escucharte, me lo pidió cuando supo que te veríamos. Anda, hazlo rápido. 

Así que entré a uno de los baños y me senté sobre la tapa del inodoro, Emilio respondió la llamada casi de inmediato. 




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