Sin miedo a volar

Simular

Por fin mi corazón recordó lo que era sentir alegría al ver al hombre que tanto extrañaba a través de la videollamada, bajé casi todo el volumen y prácticamente susurraba pero era uno de los momentos más significativos de mi vida.

Emilio se sintió aliviado de que yo me encontrara bien físicamente. — Todo va a estar bien, ya verás — intentó animarme.

— Eso espero — le dije — te extraño mucho — no pude evitar que mis ojos soltaran algunas lágrimas.

— Juli, sé que no te fuiste con Óscar porque quisieras hacerlo pero antes no tuvimos tiempo para que me respondieras si estabas dispuesta a que nos esforcemos para que tu y yo podamos estar juntos, crees que puedas responderme ahora? Necesito saberlo porque yo si lo estoy — me dijo y la verdad es que desde el momento en que me preguntó la primera vez yo ya tenía una respuesta.

— Haré lo que sea necesario para salir de aquí y estar contigo — le dije.

— Yo también — aseguró — te amo más de lo que te imaginas. 

Entonces escuché que alguien tocó la puerta principal del baño de mujeres.

— Está todo bien? — reconocí la voz de Óscar.

— Ya vamos querido — respondió Eida — se me cayó la pestaña postiza. 

Entonces me apresuré a despedirme de Emilio y colgué. Al parecer Óscar intentó abrir la puerta porque se alcanzó a escuchar una pequeña discusión y una mujer entró molesta. 

Me sorprendí al ver que Eida se había tomado muy en serio su simulación y realmente irritó su ojo para que él no sospechara.

Salimos del baño y cuando nos sentamos nuevamente a la mesa noté en Óscar una expresión de disgusto.

— Lo siento, a veces me ocurren éste tipo de cosas — se disculpó Eida.

— Es verdad cariño— le dijo mi madre y sonrieron pero yo sé que mi madre también sospechaba que aquello había sido fingido — por cierto Juli, he decidido vivir con Eida, ya estoy buscando empleo como instructora, así podremos vernos más seguido y puedo ir a verte a tu nueva casa — Óscar casi se atraganta al escuchar aquello.

— No era necesario que te tomaras esa molestia, casi nunca estamos en casa — dijo él esperando hacerla retractarse de su desición.

— Entonces ella puede visitarme, o hay algún problema con eso? — cuestionó mi madre poniéndonos en aprietos porque ella aún desconocía las verdaderas intenciones de Óscar.

— Lo importante es que estaremos más cerca — dijo Eida — comprendan que a nuestra edad es fatigante viajar tanto solo para vernos de vez en cuando. Tal vez pronto sea tiempo de dejar el trabajo pesado a las nuevas generaciones, como ustedes que están llenos de energía. — Noté desprecio en la mirada que ella dirigió a Óscar pero él sintió cierta satisfación en sus palabras.

Seguimos cenando y me fue más fácil comprender que no estaba sola, pero debía ser cautelosa.

— Resiste un poco más querida — me susurró Eida al despedirnos.

Esa noche, al volver a casa intenté no discutir, decidí que para que aquello pudiera ser más soportable y menos complicado yo debería aprender a disimular, hacerles creer a Óscar y sus hombres que podía jugar el mismo juego aunque en el fondo sabía que solo tendría que hacerlo hasta encontrar la forma de arruinar sus planes y actos corruptos. 

Pude conciliar el sueño pensando en que aún habia un poco de esperanza de estar con el hombre que había vencido sus propios miedos para reconocer que me amaba.

Después de eso me volví mas "colaborativa" pero también más observadora.

 

 




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