Sin miedo a volar

Otra oportunidad

Lo que en realidad pude notar fue que cuando Óscar miraba a Yairín sus ojos se iluminaban, creo que aunque en algún momento sus lindos ojos y sus miradas me conquistaron, nunca fueron tan profundas como para atravesar la expresión de disgusto que mantenía últimamente.

Aquello me hizo pensar que aún había algo de amor en él, algún deseo perdido que pudiera ayudarle a recuperar aunque fuera un poco de la linda esencia que yo estaba segura aún guardaba en algún lugar recóndito de su terco corazón y que detrás del monstruo que aparentaba ser aún había vestigios del buen hombre que una vez me pidió que no sacrificara las cosas que valían la pena.

Al terminar aquella reunión el ingeniero Estrada le pidió a Óscar que se quedara un momento más, todos los demás salimos y sé que estaba ansioso por perderme de vista pero sé quedó.

Me despedí de Yairín al salir, era una mujer muy agradable y sé que ella miraba a Óscar con cierta ternura pero no pude percibir si solo lo veía como si fuera un hermano menor o había algo más.

La verdad es que en mis planes de poner una denuncia yo no había considerado la posibilidad de que él saliera libre de ser perjudicado pero después de esa reunión donde se encontraba también el hombre que un día fue todo lo que yo despreciaba y sin embargo pudo cambiar al grado de mi corazón se alegrara tan solo con verlo, llegué a pensar que también podía exisitir en Óscar al menos la posibilidad de que se dignara a aceptar sus errores.

— Juli! — reconocí la voz de Emilio cuando me dirigía a mi oficina y al voltear me di cuenta de que me había estado esperando discretamente tras una pared, entonces me acerqué a él intentando controlar mis deseos de lanzarme a sus brazos.

— No podemos hablar aquí — le dije observando hacia la puerta de la sala de  reuniones — Óscar podría salir en cualquier momento.

— Lo sé, pero si no es ahora tal vez tendremos que esperar dias para tener otra oportunidad de hablar — me dijo.

— Adelántate y espérame en el baño de mujeres del piso de abajo, en el último cubículo. — Era una locura pero no se me ocurrió otro lugar, además ese cubículo era bastante amplio porque estaba adaptado para personas con discapacidad motriz. Él arrugó un poco su nariz en un gesto que denotaba que aquello no le resultaba la mejor idea pero accedió. 

Tosí mientras pasaba por el área de lavamanos y Emilio quitó el pasador de la puerta, tan pronto la cerré de nuevo él me tomó del brazo y me jaló suavemente hacia su cuerpo, era como si mi alma reconociera a su otra mitad, rodeé su cuello con mis brazos, él era por lo menos unos diez centímetros más alto que yo, nunca nos habíamos besado de pie así que tuvo que inclinar un poco su cabeza para poder sentir el roce de nuestros labios y sujetó mi cintura. Me perdí en sus besos por un instante pero teníamos que hablar así que nos detuvimos. 

— Te extrañé mucho — me abrazó y puso un pequeño beso sobre mi cabello.

— Yo también, me alegra que estés aquí pero tambien es muy arriesgado — le dije en voz baja.

— Lo sé, pero no voy a dejar que ustedes salgan lastimadas por algo que yo causé, Eida me contó lo que ha hecho Óscar y me duele porque no hay forma de terminar con ésto pero él tiene que parar.

— Yo tengo pruebas suficientes para poner una denuncia y testificar.

— No tienes que testificar tú, Juli, eso te pondría en un peligro mayor. Puedes poner una denuncia anónima para que comiencen a investigarlos, puedes llamar de mi teléfono — sugirió.

— No, eso no sería suficiente, ellos son astutos. Yo conozco sus horarios, sus rasgos, sus tatuajes, los nombres y rostros de las personas que mantienen privadas de su libertad en esa casa y los que siguen — soltó un impotente suspiro.

— No Juli, encontraremos otra forma, dame unos días y ya pensaré en algo. Intentaré hablar con Óscar si es necesario, sé que en el fondo no es así — en eso coincidimos.

— Lo sé, él también está en riesgo — le dije — pero es tan terco, si hablas con él solo se empeorarán las cosas y tendrá más motivos para pensar que entre tu y yo hay algo, no dejará que estemos juntos sabes y además tu tienes a Brian. Yo voy a intentar una última vez hacerlo reaccionar y si no se puede la vida dirá lo que tenga que pasar. — Mi rostro se tornó serio y lo abracé para apoyar mi cabeza en su hombro — espero que entiendas lo que estoy haciendo.

— Aún lo amas? — me preguntó — Solo quiero saberlo.

— Tal vez solo lo suficiente para creer que aún hay algo bueno en él — respondí.

— Mierda Juli, preferiría que solo tuvieras que salvar árboles y no tener que hacer ésto para intentar salvar algunas vidas — me dijo con la voz entrecortada.

—  Todo saldrá bien, ya verás — dije y cerré los ojos para no sentir tanto miedo aunque por dentro me aterraba pensar que tal vez no sería así.

Nos despedimos con un beso teniendo la esperanza de que el destino nos concediera otra oportunidad aún después de todas las que habíamos desperdiciado.

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.