Sin miedo a volar

El vuelo correcto

Emilio estaba en la comisaría, había salido a la luz un video de él disparando al hombre de la motocicleta. Se aceptó que fue en defensa propia pero al tener antecedentes penales y ser ciudadano canadiense sería extraditado y obligado a cumplir la condena que su propio país le infringiera.

Yo no podía salir de México puesto que aún estaba pendiente mi declaración en el juicio de Óscar. Así que una vez más tuvimos que despedirnos. Ana se llevó a Brian.

— Voy a resolver ésto, solo te pido que me esperes por favor. 

— Si tu no vuelves yo iré a buscarte, aunque tenga que cruzar medio mundo en un avión. — Le prometí y en realidad estaba dispuesta a hacerlo. 

Una vez más le sentenciaron a prestar servicio comunitario pero ésta vez en un orfanato y en trabajos de limpieza, creo que todo aquello sirvió para se convirtiera en un hombre más fuerte y más perspicaz que me enamoraba más cada día aunque estuviéramos a la distancia.

El día que me presenté para dar mi declaración como testigo vi a Yairín y al ingeniero Estrada en la sala, seguramente de aquello dependía el futuro de la colaboración de Óscar en el corporativo y la forma en que aquella mujer lo miraba.

— Óscar Armento y yo fuimos amenazados y extorsionados para financiar actos ilícitos, si no pusimos una denuncia antes fue porque temíamos por el bienestar de nuestros seres queridos. Tuvimos algunos desacuerdos, sin embargo cuando él vió la oportunidad de acabar con áquel tormento no dudó en hacerlo. — Sé que en parte mentí pero ya había comprobado que en el fondo de su corazón aún era bueno y a partir de ese momento estaría bajo vigilancia constante.

Cuando salí del lugar reconocí un "Gracias" de sus labios.

Yo ya era libre para emprender el vuelo y ya sabía a donde quería ir pero primero tenía que hacer una pequeña parada. Así que esa noche viajé en autobús a mi antiguo hogar para ver a mis amigos a los cuales tanto extrañaba. 

— Debí haber dejado que el ocelote devorara a Óscar aquella vez — bromeó mi amiga Andrea aunque conociéndola tal vez hablaba en serio.

— Lo importante es que ya estás a salvo Juli — me abrazó Lalo. 

Y yo di las gracias a Dios por haberlos encontrado de nuevo, pasamos un lindo fin de semana. Visitamos la reserva e hicimos una pequeña velada con algunos de mis antiguos compañeros. Sin duda me llevaría aquello como un grato recuerdo en mi alma acompañado de la satisfacción de haber contribuido a una buena causa.

Prometí que regresaría, de ninguna manera podría olvidarme de aquel lugar. Aunque en ese momento tuve que despedirme. 

Así que finalmente ahí estaba yo, en el lugar donde todo comenzó, con una maleta pequeña, tomando la mitad de una de mis píldoras y lista para abordar un avión.

Pero ya no era la misma, la vieja Juliette se había quedado atrás, tal vez orgullosa de la mujer en que me convertí o tal vez decepcionada por las consecuencias que me atormentaron al enamorarme.

No lo sé, pero estaba segura de que finalmente tomaría el vuelo correcto que me llevaría hacia un lugar al que sí quería ir, donde me esperaba un hombre al que ansiaba ver y a quien yo realmente amaba.

Y aunque llegué somnolienta nunca estuve más contenta en mi vida que al ver a Emilio y Brian esperándome en el aeropuerto.

Los llené de besos y descubrí que podía ser tan cursi como yo quisiera, sin reprimir lo que sentía, sin tener miedo a que alguien nos quisiera separar porque aquel amor se había hecho tan fuerte que dificilmente se podría derribar.

Aún falta un capítulo pero creo que con ésto ya podrán dormir tranquilas. Gracias por su paciencia.




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