Mi corazón late fuerte. La cabeza me pesa y muevo el cuello de lado a lado mientras oigo a Jota gritar:
―¡Esto se va a descontrolar!
Me restriego la cara con las manos, me miro en el espejo y pienso: ¿de verdad lo vas hacer?
Acallo mi mente mientras el agua del lavamanos cae. Cierro el chorro y me siento en la tapa de la poceta.
―Pues nada, tú nunca has hecho esto, pero siempre hay una primera vez ―me digo a mi mismo mientras me saco los zapatos y las medias―, terminaste con tu novia y por poco te vuelves loco. Malgastaste tres años de tu vida con esa perra. ―Desabrocho todos los botones de mi camisa y dejo mi jean en el colgador―. Yo digo que no lo pienses más y lo hagas.
Y me quedo desnudo de una vez por todas.