Sintonía de Amor

Prólogo

Dos años antes

Miré a mi alrededor mientras mi corazón latía con fuerza en el centro de mi pecho y mis manos temblaban de una manera en la que no podía controlarlas, lo que hacía que fuera evidente de que me encontraba nerviosa por estar en ese lugar. Exhalé con parsimonia y llevé mis manos hacia mi cadera, en donde se encontraba mi móvil apretado contra la cinturilla de mis jeans. No tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba sentada, pero debía ser un largo tempo pues recordaba a muchos de las personas que trabajaban ahí despedirse y saludarme antes de dirigirse hacia la salida.

Pasé la pantalla del móvil sobre la tela que revestía mis muslos para secarla, ya que estaba sudando de los nervios que sentía y la había mojado sin querer. «¡Genial!», pensé con ironía. Cuando estuvo seco, lo giré para que la pantalla quedara al frente y agaché mi cabeza para desbloquear el aparato. Mordí mi labio inferior con fuerza mientras ingresaba a la aplicación de mensajería instantánea para escribirle un mensaje a mi mejor amiga, quien era la que me había metido en esa locura de conseguir un trabajo en la radio.

Tú puedes con todo lo que te propongas, Kaia ─alabó mi mejor amiga.

─Pero…

─Inténtalo, cariño.

Yo era fan de la estación radiofónica Soul Radio y siempre estaba escuchando su programación, tanto que a veces sentía que conocía a todos los locutores y djs que trabajaban en ella. Hace una semana habían anunciado en sus redes sociales que estarían realizando una audición para buscar a su próximo talento radial y que los interesados enviaran su currículo a un correo electrónico que proporcionaba el anuncio. Era la primera vez que veía que una radio hacía eso, pues pensaba que las personas, que se convertía en locutores, se presentaban en cualquier momento y que después los llamaban cuando tenían una vacante para ellos. No obstante, yo estaba muy equivocada al respecto. «No conozco mucho lo que sucede detrás de un programa», pensé.

Yo no estaba muy convencida de ser buena para eso porque creía que para ser locutor debías tener una carrera afín a la de comunicación, lo que no era mi caso. No obstante, Sophie había insistido tanto que terminé cediendo a su locura de hacer una audición y enviado mi currículo al correo que habían proporcionado. Días después me respondieron con la fecha y hora que tenía que presentarme en la radio para la audición en persona. No tenía muchas esperanzas de que me aceptaran, pues no tenía ningún tipo de experiencia en radio y no sabía si mi voz era lo que estaban buscando para el nuevo programa que iban a lanzar en las próximas semanas, ya que yo creía que la voz era lo primordial en este tipo de cosas.

Exhalé con lentitud por la boca y cerré mis ojos por unos cuantos segundos, pues empezaba a impacientarme con tanta espera y eso solo ayudaba a aumentar mis nervios. La estación radial se encontraba a una hora caminando de mi departamento y eran casi las ocho de la noche, lo que significaba que tendría que regresar en Uber. No era muy fan de salir de noche, ya que vivíamos en una zona que era un poco peligrosa y prefería no arriesgarme de esa manera. La voz de Sophie, mi mejor amiga y compañera de departamento, vino a mi mente y gruñí entre dientes, pues sus palabras me habían presionado a hacer esa audición, la misma que tal vez no iba a obtener buenos resultados. «¿Por qué le hice caso?».

─Tienes una voz hermosa, Kaia ─dijo, mirándome fijamente─. Está es una oportunidad que no puedes desaprovechar.

─Sophie…

─Siempre has querido hacer algo que cambie el mundo y está es tu oportunidad para hacerlo ─continuó.

─No sabes eso, Sophie ─bufé─. Y puede ser que ni encaje con lo que buscan.

─No pierdes nada intentándolo, cariño.

─Pero…

─A veces nos debemos arriesgar para conseguir lo que está destinado para nosotros ─manifestó─. Lo que es para ti, siempre estará esperando por ti.

Mi mejor amiga tenía razón y no podía desperdiciar la oportunidad que la vida me estaba dando en ese instante, pues nunca iba a saber que pudo ser, si no me arriesgaba a hacerlo. Y ese era el motivo de porque me hallaba en el vestíbulo de la radio esperando a que alguien me atendiera, ya que las demás candidatas al puesto se habían marchado hace tiempo atrás y yo era la única que quedaba en el lugar, pues hasta la recepcionista se había ido a casa. No pude concertar mi cita para más temprano porque no me dieron permiso en mi trabajo, pues laboraba como camarera en una cafetería que se encontraba a unas cuantas cuadras de mi departamento. Recién me había graduado de la universidad en una licenciatura de trabajo social y hasta el momento no encontraba trabajo en mi profesión, lo que era un poco triste para mí. Sin embargo, así era la vida y el mundo.

Sacudí mi cabeza para aclararla y abrí mis ojos con parsimonia para enfocarme en el presente, parpadeé un par de veces para acostumbrarme a la luz brillante de la pantalla de mi móvil. Exhalé con brío, agarrando el aparato entre mis manos para acercarlo a mi rostro y empezar a escribirle un mensaje a mi mejor amiga. Sophie estaba más impaciente que yo y era la única que sabía lo que estaba haciendo en ese momento, pues me negué a decirle a mis padres hasta que obtuviera una respuesta de mi loca aventura.




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