- Siento que me falta algo, una ausencia, no puede ser – se dijo José a sí mismo, una semana antes de que inicie sus clases en la universidad.
Suena el celular – Oh… no puede ser es Sandra, ¿Qué querrá de mí? – se dijo a sí mismo. José contesta la llamada – Holaaaaaaaaaaaaaaaa… después de tiempo que no hablamos, la última vez nos vimos en el bus ¿recuerdas? – dijo Sandra alegremente en la llamada – Si, si te recuerdo, que hay de ti, que ha pasado – respondió José – no pasa nada, solo quería ver si podemos salir este fin de semana, donde sea, pero quiero salir, recordé que por la Glorieta hay juegos mecánicos, creo, no sé, pero de salir, si quiero salir, ya pues, puedes – dijo alegremente Sandra – Vale, vale, ahí nos vemos entonces, saldremos este fin de semana, no se diga más – respondió José y se despidieron en la llamada.
- Será el amor de una chica lo que me falta, no sé, pero quiero intentarlo, me quiero distraer, no quiero pensar mucho en el pasado, pero hay muchas cosas que me atormentan y me gustaría estar ahí, pero siendo otra persona – pensó.
Llegó el día de la cita, ambos se abrazaron después de mucho tiempo, José se enamoró a primera vista, pero lamentablemente, él era aún, una persona que no demostraba mucho sus sentimientos, por lo que ese día, actuó muy tranquilo, no trataba de poner interés en la persona, porque no quería que el día se ponga intenso. Caminaron hasta la Glorieta, que, por fuera, ese lugar parece más un ambiente donde viven fantasmas, pero por dentro, era otro hablar, pero su destino no era ahí, era jugar en los juegos mecánicos, un sitio alegre, donde las luces brilla por doquier, con juegos para grandes y chicos. -Hey, hey, Sandra, espera, no veo los juegos mecánicos, estás segura que era aquí – dijo José muy angustiado – Si, mira, este parece que es – respondió Sandra.
Emocionados fueron hasta aquel lugar, pero grande fue su sorpresa cuando llegaron y estaban desarmando los grandes juegos mecánicos. Ambos se quedaron consternados y caminaron sin rumbo, de repente. – Vamos a Solari – dijo alegremente José - ¿Qué hay? – pregunto Sandra – No, no, es que, mmmm, vamos a jugar a los juegos que hay ahí, y de pasada comer luego, no nos queda de otra, ¿no? – respondió José – Bueno, vamos pues, la cosa es pasarla bien, pero créeme, que, si me divertí mucho caminando, aparte que quedamos con la cara de payaso por tanto querer ir a jugar aquí – respondió Sandra. - ¿Qué estamos esperando?, Let’s go my friend – dijo alegremente José.
Y fueron ambos en un bus hasta dicho destino y se divirtieron bastante, no habrá sido su destino que tenían planeado, pero las risas nunca faltaron.
Finalmente, antes de despedirse, se decidieron tomar fotos, querían tener un gran recuerdo de dicho día y de pronto – Nos vemos en la universidad, José, ya no nos falta nada – dijo Sandra – Espera, ¿Qué me tratas de decir? – preguntó José asombrado – Nos vemos en la universidad – respondió Sandra – Pero ¿no que te ibas a otra carrera? – dijo José – Si…, pero para no perder año, también me metí en educación, ya que en el primer examen que hubo, no pude entrar, pero vi tu nombre en la lista de ingresantes y decidí estudiar otra carrera que tenga que ver con mi carrera que quería postular, así que decidí estudiar educación pero no en tu rama sino en otra rama, en ciencias sociales, intenté en el segundo examen e ingresé. Seremos cercanos porque estaremos en la misma escuela, capaz también nos topamos con alguien de la academia, así que, ahí nos vemos en la universidad – respondió Sandra alegremente. – Así se despidieron entra abrazos y a pesar de este agradable momento, José se sentía vacío.
***
Minutos antes del primer día de clases en la universidad – Hijo, despierta, se te hace tarde, toma el desayuno y ve en bus, tu papá no te va a llevar, ya vas a llegar tarde – dijo doña Mercedes muy molesta. José se alistó lo más rápido posible y llegó justo a tiempo a su primer día de clase. Así transcurrió su día, conoció a sus nuevos compañeros, pero no trato de entrar mucho en confianza aún José, tiene miedo que le traicionen. No había receso, así que de vez en cuando se encontraba con Sandra en las salidas.
José durante ese tiempo, aún no se sentía muy bien del todo, siente que algo más le falta. Se dio cuenta que en su vida escolar era muy tímido y cerrado, se vestía como un adulto, todo serio y sin vida. Él pensó que ese aspecto era algo que no le hacía sentir bien, así que decidió hacer un cambio de imagen y de personalidad, el deseo de ser alguien nuevo hizo que todo su entorno se sorprendiera, vieron al nuevo José y se quedaban viendo muy hipnotizados, pero, aun así, se sintió vacío. Decidido jugar en los juegos que hay en Solari para distraerse y olvidar esos pensamientos de vacío. En ese mismo día, conoció a Pablo. Este le acompaño a Solari para jugar, pero había algo que José no sabía, Pablo conocía todos los rincones de dicho lugar, hasta que – José, sígueme – dijo Pablo – Vale, a donde me llevas – respondió José – Descuida, aquí hay unas máquinas que detectan movimiento de la persona, es un juego de bailes, anímate a jugarlo – dijo Pablo entusiasmado – Bueno Pablo, parece que este lugar es restringido – respondió José muy asustado - Ven, sígueme, sube las escaleras – dijo Pablo. Y desde ese día algo cambió dentro de José, nunca imaginó que había más juegos en aquel lugar. Ese juego, marcó un antes y un después en su vida, que, gracias a ese juego, pudo ser más extrovertido, ya que ese juego, es un juego de baile con canciones de cada año y algo que le llamo bastante la atención a José. No paraba de bailar y hasta en su casa, colocaba vídeos de dicho juego para aprenderse nuevas coreografías, esa era su felicidad momentánea, pero, aun así, se sentía vacío.
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Editado: 31.10.2024