Mi mente no encuentra la paz.
Intento hallarla, pero al parecer huye de mí.
He recorrido tantas culturas y religiones,
he conocido tantas personas y colores.
He leído cientos de libros y escuchado miles de consejos;
he salido con amigos, compartido con mis hijos.
He luchado por mis sueños y anhelos.
Busqué el amor pensando que me sentiría etéreo, pero no;
tal parece que la felicidad no es para mí.
Me han sobrado momentos repletos de amor y deseo,
de risas y sueños, pero nada es eterno.
Ahora la busco en mí, aunque aquí adentro todo esté muy hueco.
Aún persisto en encontrarla, como última esperanza,
aunque en mi pecho no existan más que vagos recuerdos
de lo que alguna vez fui.