Sólo Mía

Epílogo II

- ¡Mamá! ¡Shawn tomó mis muñecas de nuevo! - la voz de Sienna inundó toda la casa con sus quejas. Ella y su hermano siempre me sacan canas verdes.

- ¡Shawn, Sienna! Vengan los dos.

Evan aún no llegaba de la empresa de Robert, nuestros padres nos dejaron a cargo de sus negocios y en ocasiones me quedaba trabajando en casa para cuidar mejor de mis hijos.

- Eres una mentirosa Sienna, por tu culpa mamá y papá me van a castigar.

- ¡Silencio los dos! - les dije en un medio susurro, casi grito, ya estaba enojada con ambos por todo el alboroto que hacían - Por sus peleas van a despertar a Lily.

Si.

Cuando los niños cumplieron seis años supimos que venía otro bebé en camino, la llamamos Liliana, por mi madre.

- Perdón mami - dijeron al unísono.

- Hola, hola ¿Cómo están mis niños preciosos?

Así era Evan como padre, muy consentidor pero de igual forma severo cuando la situación lo amerita.

Le conté brevemente sobre el pequeño pleito por las muñecas de Sienna. A ambos les dijo que debían respetarse, cito:

-"Ustedes son hermanos, tú Shawn debes aprender a reconocer cuando haces algo que no es correcto y tú Sienna, debes tratar de llevar las cosas en paz. No digo que seas una niña busca pleitos, pero no puedes insultar a tu hermano.

- Perdón papá.

- Y casi despiertan a su pequeña hermana. Mamá está muy enojada con ustedes así que vayan a sus habitaciones.

Después de cenar algo ligero fui a la habitación de Lily para verificar que estuviese bien, pues hace unas semanas le dio fiebre muy alta que incluso tuvo que pasar varios días en el hospital.

Por fortuna todo está en orden.

Ya en camisón lista para dormir, me quito las pantuflas pero siento unas manos rodear mi cintura y unos labios dejan besos húmedos por mi cuello.

- No sabes cuanto te deseo mi amor - susurró con voz ronca por la excitación, yo estaba igual que él.

Sus manos iban subiendo lentamente hasta llegar a mis senos, los cuales acarició de forma tortuosa para mi.

Lo demás salió sobrando, nos despojamos de todo lo que fuera ropa.

- E-Evan... sigue... - entre gemidos le pedí que no se detuviera, entraba y salía de mí lentamente, pero de repente todo cambió.

Sus embestidas aceleraron de tal forma que me lastimaban, ya no sentía placer, fue reemplazado por un intenso dolor en mi zona íntima.

- ¡Evan por favor me lastimas!

Parecía no escucharme.

Se movía más rápido y ya no soportaba más.

- Di... mi nombre - mi corazón se detuvo, reconocía esa voz, porque a pesar de doce años nunca logré olvidarla.

- Vamos princesa - acercó su rostro y pude verlo un poco mejor por la luz que entraba por la ventana - ¡Que digas mi nombre Angela!

- ¡NOOOOOO!

Desperté dando un grito tan fuerte que no solo desperté a Evan, también a los niños.

- ¿Mi amor que tienes?

- Él murió - repetí mas para mi que para cualquiera - Está muerto... no puede hacerme daño.

Entendió que me refería a Patrick, lo supe porque con su ceño fruncido  me dio un abrazo.

Los niños entraron a la habitación con cara de angustiados.

- ¿Mami tuviste una pesadilla?

- Si Sienna, pero ya pasó, así tú y tu hermano vuelvan a la cama, porque aún no se me olvida lo que hicieron - le dije en tono juguetón y sin más se fueron a dormir.

- ¿Creí que se habían ido?

- También yo - le contesté.

Solo fue una pesadilla, el resto de la noche Evan me mantuvo entre sus brazos susurrando palabras que me tranquilizaron lo suficiente como para poder dormir.

A la mañana siguiente, los niños se quedaron con mis papás y mi hermano Mark, no los habían visto desde que se fueron de vacaciones por la riviera italiana.

Yo fui a las empresas por unos minutos que se convirtieron en horas debido a tanto trabajo. Nada que no se pueda arreglar.

Fue un buen día a decir verdad.

¿Quién iba a imaginarse que después de doce años ~casi trece~ las cicatrices de lo que sufrí iban a intentar abrirse?

Nadie, pero no dejé que sucediera.

Al contrario, deseché todo aquello que me lastimaba.

Patrick se había ido hace diez años, y con él se llevó mi sufrimiento.

Mi familia es lo que me motiva más que nada, por ellos soy fuerte.

También sé que mis padres (los Kessler) donde quiera que estén, se sienten orgullosos de lo que me he convertido, lo que he logrado.

Todo por ellos.

Siempre los voy a llevar en mi corazón.

 

 

Pido disculpas porque esta parte no la había publicado en la plataforma. Seguiré con la edición del libro y espero contar con su apoyo. Gracias y besos desde Nicaragua




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