Sólo Nosotros.

Prólogo

Prólogo

Jazmine

 

Mamá está tomando vino de nuevo, y cada vez que lo hace acaba peleando con papá, con mi tía e ignorando la existencia de mi hermana y la mía.

No la quiero, nunca la he querido. Siempre me ha hecho sentir mal, me dice que soy fea, que estoy gorda y que me visto mal. Papá me dice que no le haga caso, pero no puedo hacerlo, es mi madre y me duele lo que me dice. Es una suerte que no se las repita a Rose, ella está pequeña y la haría llorar, y no me gusta ver llorar a Rose.

—¿Por qué me miras de esa forma, niña tonta? —escupe mamá, dejando la copa de vino vacía en la encimera de la cocina—. ¿Le vas a ir con el cuento a tu padre de que estoy bebiendo?

Aparto la mirada, enfocándome en la muñeca de trapo que tengo en las manos. Mi tía me la regaló, es muy linda y me gusta jugar con ella, pero mi mamá la odia, dice que es un adefesio, igual que yo.

—¿No vas a responderme? —sigue hablando y yo no digo nada—. Eres una cobarde, Jazmine, igual que tu padre. —Se levanta y me tenso, temerosa de que venga hacia mí y me golpee como lo hizo la última vez—. Pero esto se va a acabar hoy, lo voy a desenmascarar tan pronto entre por esa puerta con la traidora.

No entiendo de lo que habla y no le busco sentido, a mamá le gusta decir disparates.

Se para a mi lado y cierro los ojos, esperando el impacto, pero nunca llega gracias a que la puerta de entrada de la casa se abre. Me levanto de inmediato y corro hacia la puerta. Ha de ser papá, llegando del trabajo, o mi tía Karen trayendo a Rose de la visita a casa de la abuela.

Al llegar al vestíbulo, veo que son ambos, y vienen sonriéndose. Mi tía, al verme, pone a Rose en el suelo y ella se tambalea antes de salir corriendo hacia mí y abrazarme por las piernas. Solo tiene dos años y se ríe de cualquier cosa, sobre todo cuando papá, la tía Karen y yo la cargamos. A mamá solo le hace muecas y llora, creo que ella también la odia.

—¡Hola, solecito! —saluda papá con el mote por el que me ha llamado desde que soy pequeña, dice que es porque, cuando nací, tenía el cabello rubio indomable, no se aplacaba con nada—. ¿Cómo estuvo tu día?

—Bien. —Me encojo de hombros. Si no contamos a mamá bebiendo vino de nuevo y que me llamó tonta cuatro veces en los últimos minutos, todo fue bien—. ¿Y tú?

—Muy bien. —Se acerca y besa mi mejilla, haciéndome cosquillas con su barba. Río—. ¿Dónde está tu madre?

Señalo al pasillo hacia la cocina y él asiente, volviéndose para mirar a mi tía. Ella lo está mirando de vuelta.

—¿Quieres hacerlo ahora? —pregunta ella y papá vuelve a asentir.

Tampoco entiendo lo que están diciendo y no pregunto. Me agacho y alzo a Rose, que cada vez está más pesada.

—¡Jaz! —grita, alargando la Z y haciendo reír a todos.

—Hola, Rose. —Froto mi nariz con la suya y me alejo cuando suelta una carcajada, salpicando baba en mi cara—. Eso es asqueroso.

Le hago cosquillas mientras camino con ella hacia la sala de estar, sintiendo a papá y a la tía Karen seguirnos. En la sala, nos encontramos a mamá sentada en un sillón, la copa de vino llena de nuevo y mirando a la pared frente a ella.

—Ha llegado la familia feliz —comenta, haciendo que frunza el ceño.

—No empieces, Karla —le dice papá.

En silencio, voy hacia el sofá, a la parte más alejada de mamá, y me siento, haciéndole morisquetas a Rose que la hacen reír.

—No la hagas reír, Jazmine, no soporto el sonido de los niños —me ordena mamá, así que dejo de hacerlo.

Papá, con la cara arrugada de molestia, entra a la sala y se para en medio, encarando a mamá.

—¿No soportas que tu hija se ría?

Miro de reojo a mamá, queriendo desaparecer.

Van a iniciar otra pelea y no me gustar estar presente, papá siempre termina yéndose y mamá pagando la rabia conmigo.

—No me vengas con sermones, Jhon, eres el que menos tiene la moral de reclamarme algo. —Bebe de su copa, mirando a mi tía y sonriendo, aun cuando está tomando—. Veo que entendiste la referencia, hermana, y por eso no te entrometiste.

La tía deja de mirar a mamá, apretando los labios.

—Bueno, ya que lo mencionas —dice papá, extendiendo una mano hacia mi tía—. Veníamos a darte la noticia de la demanda de divorcio.

—Creo que deberíamos salir, las niñas no tienen que escuchar esto —interrumpe mi tía, pero es demasiado tarde, sé lo que significa el divorcio, una de mis amigas de la escuela me contó lo que es.

—¿Ahora vas a decir que te importan las niñas? —Mamá suelta una carcajada al terminar de hablar—. A ti lo único que te ha importado toda la vida es quitarme lo que es mío.

—Levántate, Karla, y vayamos a la cocina —le ordena papá a mamá y ella lo hace, haciendo una mueca.

—Bien, como quieras.

Ella desaparece por la puerta de la cocina y, entonces, papá me mira.

—Cuida de Rose, ya volvemos.



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En el texto hay: pasado, romance, amistad

Editado: 15.02.2022

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