-Alfr, se que esto es algo que no debería pedir, sin embargo no puedo hacer otra cosa.
-Dime.- Durante exactamente tres horas que estado adentro de esta sala reprimiendome para no saltar a sus labios, he tendido bastante tiempo para pensar en donde me voy a quedar.
-Lo que sucede que yo no tengo en donde alojarme y si usted tiene alguna cama disponible para alojarme, solo por esta noche no quiero que usted piense que quiero abusar de su confianza.
-Si lo que pasa que solo hay dos habitaciones disponibles esta casa tiene varias habitaciones como sabe pero hace veinte años que las camas fueron vendidas ya que mi familia no viene a Chile por temporadas muy largas.
-¿Cuáles son esas habitaciones?- Pregunte con esperanzas de que hubiera aunque sea un pedazo de lona para taparme.
-Son la de nana y la mía.
-Pensé- Por un demonio.- Oh, entonces veré si Anthony puede ayudarme.
La cara de Alfr se torno un poco oscura, por su propia suerte Dulce tenía la mirada fija en la perilla de una tallada puerta que le daría la salida de aquella sala, los pensamientos eran dispersos y se podría decir que en milesegundos trataba de encontrar una solución que no estuviera entre las que eran que durmieran juntos.
-Duerma en mi cama.
-¿Que?- Le Pregunte rápidamente fue involuntario, pero si el quiere aunque hace pocas el me halla jurado que no me tocaría le daría un hijo.
-No, es lo que usted piensa mire como ya dije aquí no hay habitaciones disponibles sin embargo yo iré a dormir con mi nana, no es problema ella entenderá ella sabe todo esto.
-Muchas gracias, solo será una noche nada más.- Diosito santo ayúdame para encontrar una habitación.
-No es problema. Si gustas puedo enseñarte la habitación no tiene muchas cosas.
-No importa después de todo solo es una noche.
Caminamos por un trayecto corto y bueno cuando dijo que no tenía muchas cosas era verdad tenia un pequeño escritorio de metal, una cama, a un lateral habían dos puertas, ah y se me olvidaba una alfombra negra esta al rededor de la hermosa cama que creo que me la llevare, parece suave y tan espaciosa que puedo darme tantas vueltas como yo quiera. Me acerque y toque las sábanas de un color turquesa oscuro tan suaves como seda, recuerdo que cuando una ves visite a mi abuela ella tenía sábanas de seda claro que muy guardadas ya que esa señora no le gustaba que tocarán sus cosas y para que sepan era pésima abuela.
-Que suaves.
-Si, son de seda las compre por que son exquisitas para dormir.
-Bueno bajas por tus maletas ya que creo que necesitas dormir con algo o lo haces desnuda.- una carcajada sensual salió de su boca como lo hace bueno yo se que que mi enamoramiento temporal me hace que mis sentidos estén aturdidos pero algunos ríen como Sam Chaplin o Jacob Kowalski, no traten de negar algo tan real como que respiran todos los días.
-No-no, yo duermo con un pijama de palta.
Dulce cállate antes de que ya no quede más dignidad en tu sistema.
-¿Una palta?, son verduras más deliciosas que hay podría comer un cajón entero solo, pero riquísimas...
-Con rebanadas de queso gauda.
-¿Como supiste?- su cara es de la que e eres un espía.
-Es una de las cosas más deliciosas que hay en este planeta y también los dulces turcos esas cosas son adictivas comes una después otra y otra, para que después solo veas el plato vacío junto a una madre enojada.
-Nunca has visto a mi madre enojada Dulce, si pudiera te golpearia con un pedazo de madera.
-Entonces me agradaria mucho, mi madre no le gustaba castigarnos.
-Entonces eres una niña malcriada.
-Oye, no estuve mucho en mi casa por los internados de Europa algo que agradezco por ellos hablo varios idiomas y se decir que más de una vez quise quedarme en Europa y odie volver a Chile.
-Yo odiaba ir a Europa y amaba venir a Chile.
-Vamos por tus cosas mejor, o mañana no podremos llegar a tiempo por las rosquillas de miel con manjar.
-Espera nunca había escuchado de ellas en donde las venden.
-Una señora las vende en la calla hace muchos años yo le compro como diez todas las semanas o más.
-Mañana yo quiero comprar muchas.
Mientras bajaba podía ver como Alfr corría hacia su nana, mientras con mi super mirada que no halla nada por ser una mujer despistada no encontró a Anthony.
-Pensé- Si ese maldito italiano no me dejo mis cosas lo metare y haré salsa italiana para los albergues de Talca.
-Señora De la Rosa, Anthony, ¿Donde se encuentra?- Mis manos tiritaban y mi corazón solo decía que mataría a alguien.
-Anthony se fue y no vuelve hasta mañana fijo que mañana vuelve por usted.
-¿No dejo nada?
-No.-Se alejo de Alfr para venir hacia mi.-¿No me diga que ese niño tiene su equipaje?
-Si, el lo tiene en su auto y pensé que estaba aquí.
-Ese niño cuando vuelva se las verá conmigo, siempre con sus travesuras que hacen que me salgan canas verdes.- se giro abruptamente hacia Alfr.- Tu le darás un pijama tuyo ya que sabes que los míos no se los presto a nadie.
-Pero Na...
-Nada de Nana, anda yo iré a ordenar mi domitorio, anda si no quieres que te golpe con la cuchara de madera.